Opinion

Los nuevos funcionarios municipales serán...

LA COLUMNA
de El Diario

2018-07-17

• Los nuevos funcionarios municipales serán...

• Un siniestrillo personaje de la Secretaría Particular

• Aquel caso de junio del McLaren sigue vivo

• Enlaces de comunicación inservibles y cuestan mucho

El alcalde electo, Javier González Mocken, se ha resistido a soltar nombres de quienes lo acompañarán en el gabinete municipal. Tiene razón. Batalló casi 15 días para que le entregaran la constancia de mayoría y todavía andamos a horas que su contrincante, el alcalde Armando Cabada, defina si impugna el resultado electoral por aquello del pellizcón que le dio el corralismo con casi 20 mil votos declarados nulos.
Ahora sabemos que eso de los desconocidos en el servicio público no es sano ni para quien los impulsa. A Cabada le hicieron bastante daño los empresarios metidos en ese esquema. A éstos les interesan sus negocios, no comer burros en Anapra o tortas ahogadas de los juarochos en Riberas del Bravo para ser populares. Tampoco son buenos los “muy conocidos”... por sus mañas.
Esas valoraciones deberá llevarlas a cabo Mocken de manera concienzuda. Exponer ante los juarenses desde hoy los nombres de quienes manejarán la alcaldía es muy sano. Que salga desde ahora la pus que tenga que salir y que permanezcan aquellos aceptados por los fronterizos. Al fin y al cabo el origen del poder es democrático. Así fue el primero de julio.
Algo o mucha transparencia aconseja que la victoria del electo haya sido apenas por 981 votos y no aplastante. 177 mil votos contra 176 (si lo dejamos en números cerrados) no es para menospreciar al derrotado ni mucho menos al 100 por ciento de quienes acudieron a las urnas.
Bueno, en nuestro ánimo estrictamente periodístico, hemos hurgado en el incipiente equipo mockenista y estamos en posibilidades de ir dibujando ese mapa de quiénes pueden ser los nuevos jefes en la alcaldía: Efrén Gutiérrez pudiera ocupar la Secretaría Técnica; el tetista Maurilio Fuentes, la Oficialía Mayor; Patricia Beltrán, el Instituto de la Mujer; Nayo del Villar, Desarrollo Social; Manuel de Santiago, Servicios Públicos; Leonardo Fonseca, Deportes; Mauricio Martínez, Cultura; y la joya de la corona, el “banco” del Municipio, Seguridad Pública, César Omar Muñoz... por lo pronto.

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En lo oscurito, muy en las sombras, Javier Corral trabaja en un mecanismo de protección a periodistas que pretende ser el de mayor avance en la República Mexicana, aun por encima del mecanismo federal. Esa es la intención, pero...
Para conseguir ese objetivo está echando mano de sus amigos en la Ciudad de México, organizaciones nacionales e internacionales de periodistas que ningún interés genuino tienen en Chihuahua.
El proyecto ha sido tan blindado que pocos ojos lo conocen. Dicen que ni Comunicación Social lo ha visto siquiera, mucho menos ha sido tomado en cuenta. Y si no toman en cuenta a los de casa, mucho menos a los periodistas, medios de comunicación y organizaciones gremiales locales.
Es más, como se trata de un decreto del Ejecutivo, ni siquiera habrá necesidad de pasar por el Congreso. El asunto es muy delicado.
Ni perdiendo, ni estando en la lona, comprende el gobernador su situación. Corral se ha convertido en el gran censor moral y falso protector del periodismo, pasando por encima de criterios de no intervención y de respeto al auténtico ejercicio periodístico.

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Aquel tristemente célebre asunto del chihua-huita, Carlos Borruel Jr. viene más delicado de lo que parece. Es el McLaren de cuatro o cinco millones de pesos que fue reducido a yonque en una de las calles de la capital del estado.
Por un lado, están dejando el junior y su padre, el alto funcionario estatal panista del mismo nombre, la responsabilidad únicamente en los agentes de Tránsito y policías municipales que cayeron en el garlito de firmar croquis falsos, liberando de cualquier culpa a las cabezas, los que autorizaron desde arriba el arreglito.
Por el otro, está el pequeñito detalle del seguro vehicular. Nos aseguran que hay un posible gran fraude a la aseguradora que afrontó las consecuencias del choque con la manipulación realizada.
Pero además otro pequeño aspecto. Se rumora que en realidad el carro no es propiedad del angelito, sino que se encuentra arrendado a una empresa del sur del país, aspectos que deberán ser atendidos en final de novela al estilo Luis Miguel. Están embarrados los más altos niveles de la Fiscalía General del Estado, de donde depende la Dirección de Tránsito en Chihuahua que se prestó a un cochupo estilo corralista no comparable ni con el duartismo.

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Así como Protección Civil tiene como “enlace” de Comunicación Social a Fabián Soto (en tema que abordamos ayer), prácticamente todas las secretarías del Gobierno estatal cuentan con “enlaces” para el mismo efecto: divulgar las tareas de sus respectivas áreas a través de los distintos medios informativos.
Hay enlaces en la Secretaría General de Gobierno, en Obras Públicas, en Hacienda, en Salud; por supuesto en Educación; en la Fiscalía General del Estado hay varios; en Pensiones Civiles del Estado, en la Función Pública; en Ciudad Juárez hay extensiones para varias dependencias. Es un dineral impresionante el que se va en pagar a tanto funcionario.
El caso es el mismo, no hay trabajo alguno en bien de la sociedad que justifique ese gasto. Ni para la relación con los medios informativos ni menos para la comunidad. Al contrario, cuando sabemos de esas oficinas y de sus titulares es porque ocultan información, como son los casos particulares de Educación, Salud, la Fiscalía, Hacienda, y la Comisión Estatal de Seguridad Pública.
Por si fuera poco, todas esas áreas carecen de sintonía entre sí porque son estructuralmente autónomas. No dependen de la Coordinación General de Comunicación Social aunque algunos nombramientos sean autorizados desde ahí o desde la Secretaría Particular de Corral, donde despacha un personaje siniestrillo como lo es José Luévano, que con frecuencia asume las funciones que no desarrolla el jefe del área, Antonio Pinedo.
Bien lo ha dicho el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, cortará todas las oficinas de comunicación en la Presidencia de la República porque gastan mucho y no redundan en beneficio alguno. Javier Corral la ha pasado prometiendo austeridad sobre todo en esa área, pero es una de las múltiples promesas que no sólo ha incumplido sino que las ha engordado al nivel o más que su antecesor.
Un ejemplo nada más. La revista Cambio 16 en su última edición (“lanza Estado distintivo de calidad Chihuahua market”) aparece en su versión digital sin un solo compartido. Ni sus editores ni los funcionarios le dan like ni por error. Un desperdicio multimillonario. Tenemos la imagen correspondiente en La Columna digital.
Todo el gasto de Comunicación Social ha sido un desperdicio. Ni electoralmente le ha servido a Javier Corral.

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