LA COLUMNA
de El Diario
• Pide lo que no da: franqueza, sinceridad y honestidad
• Don Eloy Vallina y su avión de 60 millones de dólares
• Protección Civil estatal existe sólo en la nómina
• Carros chuecos producirían 510 millones de pesos
Si Javier Corral sostiene que su tocayo, Javier González Mocken, “es un hombre íntegro”, y con una “trayectoria política decantada en el servicio de los demás, por qué le condiciona la relación futura a determinados atributos de los que, por cierto, carece la administración estatal.
No podemos pasar por alto esa felicitación que imprevistamente colocó el gobernador en Facebook una vez extendida la constancia de mayoría entregada al hoy alcalde electo.
Aplaude su triunfo, lo felicita, lo reconoce, pero le pone condiciones en esa forma nada diplomática que tiene Corral de tratar con quienes no son súbditos suyos.
“Estoy seguro que, si actuamos con altura de miras y mantenemos una relación franca, sincera y honesta, tendremos la oportunidad de un entendimiento y coordinación que redundará en beneficio de todos los juarenses”.
El gobernador adolece de autoridad moral para pedir franqueza, sinceridad y honestidad. Su administración ha carecido de esas tres particularidades . Como retórica da la impresión de un gesto positivo pero en el fondo incurre en la tentación de una suficiencia moral que pregona pero no aplica.
No es la mejor manera institucional de iniciar su comunicación con González Mocken. Muy pronto le ordenará a quién poner y a quién quitar de su gabinete para concederle que tiene sinceridad, franqueza y honestidad.
No cambiará Corral de la noche a la mañana. Su autoritarismo no es resfriado. González Mocken deberá resignarse a eso y avanzar en sus planes de gobierno amacizado en la buena relación que ha trabado con el presidente de la República electo.
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Acaso unos cuantos días duró achicopalado el mega empresario de la Ciudad de Chihuahua, Eloy Vallina. No es de medias tintas; así como en 2010 se dejó ir con todo para respaldar el proyecto político de Héctor “Teto” Murguía por la gubernatura, esta vez colocó la apuesta más arriba. Fue convencido por Javier Corral para apoyar a Ricardo Anaya hacia la Presidencia de la República. Hizo apariciones públicas de apoyo en mítines. Harto conocidos los resultados.
Ayer el magnate desayunó en su restaurante La Casona con algunos colegas suyos que también apostaron por el queretano Anaya: Víctor Almeida, uno de los dueños de Interceramic que fue activista de la campaña electoral blanquiazul (estuvo en Juárez un par de veces); Enrique Terrazas, un antiguo militante del mismo partido que el gobernador; y Sergio Mares Delgado, empresario inmobiliario y de supermercados.
No hubo preocupación de ninguna índole en esa mesa hasta donde alcanzamos a saber; no en el terreno político-electoral. Ellos continuaron sus negocios como los han venido llevando a cabo por décadas.
Ayer mismo nos informaron, inclusive, que Vallina concretó la compra de un super avión que acaba de ser estrenado en la pista del aeropuerto de Chihuahua, para asombro de pilotos, empresarios y todo aquel suertudo que alcanzó a observarlo (en la edición digital presentamos un par similares).
Ingresamos a la página de la empresa que promociona esas aeronaves y así describe el tipo de la adquirida por don Eloy:
“Lo que Gulfstream ofrece en el G650 es una aeronave que vuela a más de 92 por ciento de la velocidad del sonido durante miles de kilómetros con precisión de mando electrónico. Esa misma innovación de diseño creó una cabina más espaciosa, silenciosa y completamente adaptable con tecnología avanzada”.
“A una velocidad de crucero de gran alcance de Mach 0,85, el Gulfstream G650 vuela 7000 millas náuticas/12 964 kilómetros sin escalas con ocho pasajeros. De Los Ángeles a Londres, es más de 30 minutos más rápido, y de Nueva York a Tokio, casi una hora más veloz en comparación con otras aeronaves de cabina grande”.
“El G650 es, indiscutiblemente, la aeronave más grande, más rápida, más lujosa, de mayor alcance y más tecnológicamente avanzada que Gulfstream ha construido. Decir que Gulfstream avanza a toda marcha es decir poco”.
Algo así como 60 millones de dólares el costo.
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Ahora que intensos aguaceros han provocado grandes daños en la ciudad y hasta una persona ahogada, hemos querido conocer la función desarrollada al respecto por la Dirección de Protección Civil del Gobierno del Estado. Sabemos que el municipal, Efrén Matamoros, hace lo que puede pero sus alcances económicos y tecnológicos son menos que modestos.
Pasó la tromba, cada juarense sacó el agua de sus viviendas como pudo, múltiples calles quedaron convertidas en trampas mortales; algunas cuadrillas del Gobierno municipal desarrollando labores de limpieza pero de las autoridades estatales ni sus luces. Ni siquiera el subsecretario de Gobierno, Mario Dena, quien ha fungido menos que de adorno.
Por todas partes fue buscado el titular de Protección Civil en el Estado, Luis Cuauhtémoc Guerra, y no reaccionó, es hora que todavía no reacciona. Nos aseguran que se trata de un funcionario que ni chihuahuense es y por lo tanto aparece poco por su oficina. Tampoco responde llamadas telefónicas.
Esa oficina tiene también un “enlace” de Comunicación Social a cargo de otro fuereño, de Sonora, Fabián Soto, del que poco se sabía tuviera como trabajo la relación de Protección Civil con los medios informativos. Cero también.
En pocas palabras, el Gobierno del Estado cuenta con una oficina de Protección Civil que debió haber alertado a la población sobre la tromba que se vendría encima; y una vez ocurrida, participar de lleno en auxilio de la población y de la ciudad. No hizo ni lo uno ni lo otro. Es una oficina en los hechos inexistente, conocen de ella únicamente los funcionarios que cobran ahí cada quincena.
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Más de 30 mil carros chuecos representan un negocio suculento no sólo en las calles para los insaciables agentes de Tránsito, policías municipales, estatales y hasta federales que esquilman a sus propietarios, sino para las organizaciones pafas que les proveen de distintos engomados que les “permiten circular sin problemas”; una mentira.
Las organizaciones que venden los engomados traen otro super negocio entre manos que investigaremos más a detalle pero del que ya nos filtraron algunos datos. Están prometiendo la regularización de los chuecos a un costo de 17 mil pesos por unidad que, multiplicados por los 30 mil carros, nos da la estratosférica cantidad de 510 millones de pesos. Alguien quiere salir de pobre o volverse más rico.
El asunto es que en esto no hay convocatoria para agentes aduanales ni los trámites se llevan a cabo en oficinas públicas sino en los oscuros rincones de los negocios que han representado las organizaciones expendedoras de los famosos engomados rojos. ¿Será fraude, será real? Iremos a fondo.