Opinion

Ciudad gris, ciudad impermeable

Alma A. Rodríguez
Académica

2018-07-15

Algunos fenómenos naturales como la tromba del viernes pasado nos suelen recordar los problemas más graves que tenemos como ciudad: las inundaciones, los deslaves, la caída de anuncios, los choques, los congestionamientos, las pérdidas materiales y las lesiones producto de algunos de los anteriores o del agua en movimiento. Todas ellas, son algunas de las manifestaciones de lo que en realidad son deficiencias de fondo en la planeación y en la gestión de los sistemas urbanos.
Los ecosistemas mantienen su equilibrio mediante el cumplimiento de ciertos ciclos, el del agua, si recordamos el esquema más simple ilustrado en los libros de texto, tiene varias etapas, entre ellas se encuentran la infiltración del agua de lluvia y la escorrentía del resto que no se logró filtrar. Esto se da de manera natural en las zonas no urbanizadas, sin embargo, cuando se altera un ecosistema para dar paso a una ciudad, las condiciones se modifican.
Estas modificaciones están relacionadas principalmente con el tipo de superficie o recubrimiento que existe en las ciudades, superficies que en su mayoría son cubiertas con materiales no permeables, es decir, que no permiten la infiltración de agua a través de ellos. Estos materiales son principalmente el asfalto y el concreto, los cuales encontramos en la gran mayoría de las calles de la ciudad.
Si bien esta relación del agua y el pavimento se ha interpretado casi siempre como negativa en términos de que el agua genera daños al pavimento, desde una visión más amplia e integral, en realidad podríamos decir que es al revés, el pavimento modifica y hace más complejo y peligroso el paso del agua por la ciudad, desfavoreciendo el cumplimiento del ciclo de la misma y desencadenando todo lo descrito en el primer párrafo. Al recubrir con pavimento y concreto prácticamente todo el espacio público (calles y espacios abiertos), y además, dejando muy poca área verde (y permeable), lo que se genera es una potencial alberca.
Si bien los sistemas de drenaje, colectores y vasos de captación son infraestructura importante y necesaria para el control de las inundaciones, no debería ser la única estrategia, pues queda incompleta. Un sistema integral debería considerar estos dos elementos del ciclo: la infiltración y las escorrentías desde lo más básico, buscando generar áreas para que sea posible la primera, y mecanismos en el diseño del espacio público, el cual incluye las calles, para dirigir y bajar la velocidad de las escorrentías dentro de la ciudad.
El diseño vial actual de muchas ciudades mexicanas, incluyendo esta, tiene como característica principal estar fundamentadas en una visión únicamente de tránsito, buscando una supuesta eficiencia en el desplazamiento de la mayor cantidad de vehículos, a la mayor velocidad posible. Esta visión, además de obsoleta en el mismo campo de la movilidad, ha generado un espacio vial completamente gris, con dimensiones en muchas ocasiones sobradas para la circulación, dejando fuera de su diseño cualquier tipo de zona verde o permeable, y, además, en su mayoría generando vías completamente rectas, libres de cualquier obstáculo, logrando con ello un escenario perfecto para el caos con la mínima presencia de lluvia.
Como alternativa a este modelo vial obsoleto y monofuncional han surgido diversas estrategias que más allá de buscar solucionar sólo la cuestión del tránsito vehicular, pretenden integrar temas ambientales y sociales, tales como las calles completas, promovidas por la Sedatu, donde se integran espacios para todos los tipos de movilidad; las calles compartidas que buscan generar espacios de socialización y estancia; y la infraestructura verde, que además de amortiguar varios problemas ambientales como el de la captación e infiltración del agua, genera espacios potenciales para la participación comunitaria, favoreciendo además, la integración de espacios mejor diseñados, que además de solucionar problemas, mejoren el paisaje urbano de nuestra ciudad.
Para dejar de ver el agua de lluvia como enemigo, y empezar a ver los beneficios que puede otorgar a la ciudad, debemos empezar a optar por alternativas de planeación y de diseño urbano innovadoras y sobretodo integrales.

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