Opinion

Mitos y políticas públicas

Armando Sepúlveda Sáenz
Analista

2018-07-12

En nuestro país ha resultado común metamorfosear los hechos y construir falsas verdades o mitos, sobre todo en la era de los gobiernos emanados de la Revolución Mexicana. Esto se correspondía con el propósito de crear una mística, construir una identidad nacional. Se acuñó el “milagro mexicano” que atendía a las políticas públicas principalmente económicas que conformaban el “desarrollo estabilizador”. Visto retrospectivamente, parecía milagroso después de un largo período que se caracterizó por inflaciones promedio de 11 por ciento, y en lapso breve de referencia se redujo a 5 por ciento. Claro se estabilizo la desigualdad y se incrementaron las ganancias de la “burguesía nacional”. Este período se caracterizó por una política industrial de sustitución de importaciones, control de éstas, tipo de cambio fijo, precios controlados, política fiscal cuasi irresponsable  y en consecuencia se mantenía estabilidad relativa de la inflación. El crecimiento del PIB fue de los más altos registrados en la historia.Sin embargo, la tasa de crecimiento de la población era superior al 3 por ciento. Así que el PIB per cápita crecía poco y se acumulaba en las clases medias y altas.
La canasta de bienes de consumo era poco diversa, los importados eran muy caros y casi extraños; los bienes manufacturados en México de baja calidad y caros. De modo que no se puede afirmar que el modelo generaba desarrollo, sino solamente crecimiento.
Las políticas económicas requerían de un arreglo político en donde la Presidencia era prácticamente omnímoda, pues controlaba todas las fuerzas políticas en todos los sectores; el Banco de México era un organismo de gobierno, las elecciones eran controladas desde gobernación y tenían cabida los partidos autorizados, y el papel del Poder Judicial era de palero del gobierno.
Cuando el candidato hoy electo y virtual presidente, menciona como deseable el desarrollo estabilizador, suscita además de perplejidad, la reflexión sobre una práctica imposibilidad política, económica y social.
Las condiciones referidas arriba distan de estar presentes en la actualidad. Es claro que la abundante mayoría política del movimiento que su líder encabeza, le proporciona la posibilidad de construir una mayoría calificada para modificar la Constitución. Y seguramente lo hará para facilitar instrumentar algunas contrarreformas estructurales y facilitar la implantación de nuevas políticas públicas. Se puede ajustar la Constitución por  ejemplo, para revertir algunas de las medidas operativas que se instrumentaron mediante la reforma educativa. Pero es poco menos que inviable dar marcha atrás a las libertades y derechos pues nuestro marco jurídico está inserto en el sistema jurídico internacional. El Estado Mexicano ha suscrito multiplicidad de tratados internacionales que amparan las libertades y derechos personales y colectivos. Los agentes económicos y sociales están acostumbrados a seguir esas reglas. Dar marcha atrás a la libre concurrencia, organización y expresión de todo tipo de entidades empresariales y de trabajadores. Sus libertades son incluso parte de la capacidad de negociación. Piénsese en los medios de comunicación; las empresas periodísticas o los concesionarios privados de radio y televisión. Son líderes de opinión, disfrutan de la libertad de opinión.
La sociedad civil organizada, cada vez más numerosa y sólida, también se ampara en las libertades y derechos codificados en el derecho internacional.
México dejó oficialmente el proteccionismo, con la incorporación a lo que actualmente es la Organización Mundial de Comercio y el Estado suscribió decenas de tratados de libre comercio con países y agrupaciones. El modelo de sustitución de importaciones de viejo cuño, ya no es factible. ¿Tipo de cambio fijo? Si bien fue un elemento básico en el modelo de sustitución de importaciones en la actualidad sería una anomalía mayúscula. Ahora los flujos de inversión financiera son nada desdeñables, decenas de miles de millones de dólares van y vienen.  Las perturbación del mecanismo delicado de ajustes dinámicos en la economía monetaria, distorsionaría dando al traste con los ajustes de precios. El actual sistema de flotación del tipo de cambio permite ajustar rápidamente lo choques externos en los mercados financieros dándole eficacia a la intervención del Banco de México.
El antiguo modelo de desarrollo estabilizador, únicamente es estabilidad de precios o de bajo nivel inflacionario, sin lograr objetivos de desarrollo o de bienestar compartido. Su denominación no casa con los hechos, y en la actualidad es una entelequia, un fantasma sin posibilidad de corporeidad. Espero se trate sólo de una metáfora, una mera ocurrencia.

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