Opinion

Historia de habilidades y también de traiciones

LA COLUMNA
de El Diario

2018-07-07

• Historia de habilidades y también de traiciones

• Juárez y Cuauhtémoc, ahora bastiones de Morena

• Escuela Gutiérrez Casas de aprendices de espías

La habilidad del abogado, Javier González Mocken, ha resultado sinceramente impresionante. Nada que se le acomodaron los astros ni chucherías similares. Su trabajo ha sido impecable hasta ahora; y vale decirlo, ayudado por el factor Andrés Manuel López Obrador pero de manera bastante relativa.
Ni para qué nombrar a ‘Morenos’ que levantan hoy el brazo de ganador a Mocken como Juan Carlos Loera, Pedro Torres y Lety Ortega. Sabe el abogado que si bien no puede comprobar una traición abierta de ellos a su campaña por lo menos sí la aislaron por completo. ¿O cómo está eso de que Leticia obtuvo decenas de miles de votos más como candidata a síndica que los alcanzados por Mocken?
Pero no nos detengamos en nimiedades silvestres y hasta toscas. Mocken desplegó actividad muy fina hacia el PRI, de donde jaló a bandadas enteras de operadores electorales, y sobre todo del PAN, cuya explicación damos más adelante.
A las pruebas nos remitimos, una externa al PAN como Vicky Caraveo obtuvo algo así como 70 mil votos en el 2016; un “militante”, “activista”, “panista de toda la vida”, como Ramón Galindo, no llegó esta vez ni a los 50 mil votos. Entre 20 y 40 mil votos azules fueron a parar a la cuenta bancaria electoral de “Super Mocken”.
A Corral no le quedó otra que dejarse querer por quien está perfilado para llegar en octubre al relevo de la silla principal en Malecón y Francisco Villa. Su trabajo ha sido menos cero en Juárez como para brindar un plus al partido, así que prefirió lo traición.
Operó el gobernador lo conducente para dejar a Galindo en calzones a través de su secretario general de Gobierno, César Jáuregui y un contacto femenino por parte de Morena que hace rato puso distancia del PAN. Conocemos los detalles pero no estamos autorizados por las fuentes respectivas a divulgarlos.
Pobres seguidores galindistas. ¡Que despierten! Su líder Ramón ya debe ser jubilado porque ahora carga dos bultos, la nueva traición del gobernador y el rechazo lapidario de los juarenses.

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Ahí tenemos que el corredor Cuauhtémoc-Gómez Farías-Guerrero se lo agenció también Morena casi completito, en una operación dirigida básicamente por los Leos padre e hijo, Oscar y Pablo Andrés; y desde luego por el ahora ganador de la diputación federal en el distrito correspondiente, el séptimo, Heraclio “El Yako” Rodríguez, líder campesino de El Barzón.
Ese distrito está conformado por una friolera de 19 municipios, Cuauhtémoc el mayor, ganado por más de 10 mil por votos por Heraclio, uno de los muchos dolores de cabeza a los que ahora se enfrenta Javier Corral.
Aquella región dio a Morena también una diputación local para sumar 10 de mayoría a dicho partido contra 11 que pintan para el PAN y sólo una del Revolucionario Institucional.
En resumen, entre Juárez y la región de Cuauhtémoc con su séptimo distrito, dieron a Morena el grueso de su victoria en el estado.

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El secretario de Finanzas del PRI estatal montó en ira contra los filtradores que vinieron a La Columna con la noticia sobre el despido masivo de personal en dicho partido a partir del jueves.
Ayer, sin decir agua va, Ricardo Rodríguez Lugo cortó también el aire acondicionado y puso tabla-roca en las puertas de varias oficinas que fungieron como coordinaciones de campaña de los ahora excandidatos Mónica Meléndez, Minerva Castillo y José Reyes Baeza. Se quedaron encerrados incluso algunos afectos personales del personal susodichos (as).
La derrota es peor cuando los supuestos aliados exhiben su verdadero rostro de enemigo. Rodríguez Lugo en realidad trabaja para el panista Palacio de Gobierno, no para el Revolucionario Institucional. Lo hemos demostrado.
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Ni con Ajax, ni con cloro podrá ser retirada la mancha indeleble que está dejando Ricardo Humberto Gándara Hernández en la Asamblea Municipal Electoral de Juárez. Marchó sobre ruedas todo el proceso previo y durante la jornada electoral; también hasta el inicio del conteo de actas de aquellas urnas que los miembros de la asamblea decidieron abrir.
El problema, grave, surgió cuando fue descubierto Gándara operando como jefe plenipotenciario entre el mundo de gente laborando en el órgano electoral juarense. Imposible esconder varias características.
Es marido de la secretaria de la Función Pública del Gobierno del Estado, Stefany Olmos. No importaría el dato si el gobernador Javier Corral no se hubiera empeñado en convertirlo en funcionario de primer nivel en el Instituto Chihuahuense de Transparencia. Primer detalle.
Una vez que Rodolfo Leyva, expresidente del Ichitaip, se negó pública y rotundamente a admitir las pretensiones del gobernador, Gándara fue a parar a la nómina del Instituto Estatal Electoral como “asesor” del consejero izquierdista Alonso Bassanetti.
Hoy que El Diario descubrió a Gándara, Bassanetti negó a Gándara más de tres veces pero debió salir al paso el presidente del Instituto Electoral, Arturo Meráz, para acreditarlo como parte de su equipo.
Con eso no queda duda que la intención es cometer fraude, o ya se consumó. No hay más explicación que esa para la operación de Gándara en la asamblea municipal. ¿Por qué no fue un funcionario de la estructura normal del instituto quien desarrollara ese trabajo... o hasta un consejero de la asamblea estatal? Hay trampa organizada desde el despacho del gobernador Corral.

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Muy rudimentarios los muchachos de Gutiérrez Casas como aspirantes a espías. Ahora que el penoso incidente no pasó a mayores y quedó en lo meramente anecdotario, debemos dejar constancia sobre lo que hubo atrás de esa maniobra.
Ya se ha dicho que es reprobable la detención y las formas durante la detención, pero si los Gutiérrez Casas querían espiar al alcalde Armando Cabada debieron utilizar métodos si no profesionales, al menos más sutiles. Enviaron a un estudiante integrante de la familia haciéndose pasar como periodista.
Quedó comprobado que los chicos andaban de halcones de los Gutiérrez Casas y por lo tanto sus objetivos no eran nada periodísticos ni mucho menos estudiantiles como papi los pretendió hacer pasar. Aquí es donde no sabemos con precisión los intereses a los que fueron a servir.
Jorge Gutiérrez Casas explotó en coraje por la detención y aventó cacayacas privadas y públicas porque si bien uno de los detenidos es su sobrino, él mismo permanece fiel al equipo de Héctor “Teto” Murguía. El papá de Gutiérrez Jr. es el visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Carlos Gutiérrez Casas, quien vale decir tiene infinidad de casos pendientes de protección a periodistas en riesgo y nomás no ha movido un dedo, como sí lo ha hecho ahora con su heredero. Y también está el tío del muchacho, Luis Gutiérrez Casas, operador en cuartel de campaña del casi alcalde de Juárez, Javier González Mocken.
A cualquiera de esos intereses sirvieron los chicos aprendices de espías. Son todos estos datos los que dan contexto al escenario de detención. Al menos les hubieran dado gafete de derechohumanistas por un voto libre, o de periodistas de algún medio informativo internacional ignoto, menos penosa cualquiera de ambas opciones que la mentira vil.

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