Opinion

Bazán debe renunciar a la pluri

Carlos Murillo
Abogado

2018-07-07

El viernes por la tarde, el presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, René Juárez Cisneros, anunció que no asumirá la diputación federal que ha obtenido por la vía plurinominal, esto en congruencia por los terribles resultados y porque la reconstrucción del partido requiere de todo su esfuerzo.
Omar Bazán en Chihuahua debe hacer lo mismo, renunciar a la candidatura a diputado plurinominal y que en su lugar asuma la función el profesor Diógenes Bustamante Vela, un hombre de partido que tiene la experiencia y legitimidad para encabezar la bancada priista en el Congreso local y, con esto, convertirse en un auténtica oposición.
Por el contrario, si Bazán se queda -como dirigente, diputado y coordinador de la bancada-, tendría tres responsabilidades y se convertiría en un hombre orquesta tocando todos los instrumentos al mismo tiempo, un auténtico cacique en busca de la candidatura a gobernador, como lo hizo Artemio Iglesias hace más de 20 años, con la diferencia de que hoy el PRI es tercera fuerza.
Pero no hay lógica en esto, porque el PRI llega al borde del precipicio de la mano de Bazán y él se autopremia con lo poco que se ganó, la irracionalidad política es evidente. La decisión de sentarse en la curul no privilegia la institución, solamente atiende a un interés personal.
Algunos grupos al interior del PRI piden la renuncia de Omar Bazán a la diputación plurinominal y también a la dirigencia estatal, porque es el responsable del terrible resultado electoral. Pero desde mi punto de vista hay razones importantes para que Bazán renuncie a la diputación pero que se quede a cargo de la dirigencia;  la primera razón es que su ausencia provocará una lucha interna entre los grupos por ocupar la dirigencia y, con los antecedentes de canibalismo político de los últimos dos años, su ausencia provocaría otra batalla interna que no dejaría piedra sobre piedra en el PRI de Chihuahua.
La segunda razón para que Bazán no deje la dirigencia es que debe dar cuenta de las decisiones que tomó, porque esas directrices provocaron -en gran parte- que el PRI en Chihuahua se desfondara. Ya sabemos que el fracaso fue rotundo y por lo mismo necesitamos una memoria que nos diga cuáles fueron los errores para no volverlos a cometer, la lógica debe ser: perdiste, te quedas a explicar, arreglas en lo que te equivocaste y cuando pase la tormenta gestionar la transición.
Finalmente, la tercera razón es que Omar Bazán debe convertirse en el contrapeso del poder ante Javier Corral, algo que no ha logrado en el tiempo que ha sido dirigente y al contrario, la cínica cercanía de su secretario de Finanzas con Palacio ha minado la confianza del priismo chihuahuense en su legitimidad. Esta es su oportunidad de demostrar que puede ser una oposición y no salir por la puerta de atrás.
Bazán puede justificarse de muchas formas, pero la verdadera historia está en las urnas. La gente salió a votar para confirmar las premoniciones de las casas encuestadoras. Lo que no esperaba nadie es que el fenómeno AMLO alcanzara el norte del país, donde no hubo una estrategia de contención, el PRI no se pudo adaptar a esa realidad y terminó haciendo lo mismo de siempre: dejarse llevar por el cómodo autoengaño de la simulación, eso sí es responsabilidad de Bazán.
Como en todos los terremotos, los sismólogos estudian lo que sucedió hasta después, porque algunas veces no es posible predecir los efectos de un fenómeno. En política es lo mismo. Apenas, están los topos rescatando sobrevivientes entre los escombros y, como en toda sacudida, la gente se queda en shock. Algo así sucedió en los partidos tradicionales.
En el caso del PRI, la derrota fue peor de lo que se esperaba. Nadie pensaba que el derrumbe sería llegar a un mínimo histórico de apenas 221 mil votos (en el caso de la elección a senador), cuando en el 2016 sacó 400 mil y en el 2010 llegó a un máximo histórico de 600 mil. Este resultado no fue distinto en el resto del país, la derrota era inevitable, pero desfondarse de esa forma no es fortuito, requiere de un plan perdedor, con suficientes traiciones al interior y la ausencia total de estrategia.
¿Cuál es el diagnóstico político-electoral hasta ahora? Morena logró posicionarse como primera fuerza política en Chihuahua; en la elección del Senado el PRI cayó al tercer lugar, al igual que las diputaciones federales y en las locales, donde apenas ganó una y en algunas demarcaciones se fue al cuarto lugar. No es consuelo para nadie, pero el PAN tampoco pudo con el tsunami, el partido del gobernador empató con las diputaciones locales con Morena, pero perdió la mayoría y, con el eventual triunfo de Mocken en Juárez, Morena gobernará el 40 por ciento del padrón electoral del estado.
El PAN mantuvo la capital, Chihuahua, pero con un triunfo que le sabe amargo a Corral, porque Maru Campos, la alcaldesa reelecta, pertenece a una corriente distinta a la del gobernador. Además, con esto Maru se convierte en la candidata natural para la sucesión de 2021, algo que no tiene a nadie contento en Palacio. El PRI en la capital fue desplazado al tercer lugar por Morena.
El fracaso electoral del PAN en Chihuahua es una forma de manifestar el rechazo popular a la administración estatal. No hay otra forma de entenderlo. Para muestra Veracruz, donde los Yunes del PAN (padre e hijo) deseaban pasarse la estafeta, pero el efecto Morena-AMLO se les atravesó. Si en Chihuahua hubieran sido elecciones para gobernador, el PAN también esa elección habría perdido.
En Juárez Armando Cabada se propuso hacer historia y lo logró, así como ganó 200 mil votos en 2016, gracias a un fenómeno donde resultó beneficiario de las fracturas en el PRI y en el PAN, en tan sólo 15 meses perdió 85 mil votos y con eso la elección, frente a Javier González Mocken de Morena, que se aprovechó para subirse a la cresta de la ola y, hasta ahora gana por alrededor de cinco mil votos. La elección pinta para judicializarse porque el margen de votación es muy reducido, menos de dos por ciento. En Juárez, el PRI se fue al cuarto lugar por las traiciones y el autosabotaje de los candidatos y candidatas que volvieron a jugar contra la casa.
Una oportunidad para el PRI es que el mismo desgaste de 15 meses que llevó a Cabada y a Corral a perder la elección, es lo que seguramente sucederá en tres años con AMLO, lo que eventualmente le abre una ventana al PRI para volver a competir.
Este diagnóstico muestra una cara de la derrota, habrá quienes tengan otra versión, pero la mayoría coincidirá que es suficiente para que Omar Bazán renuncie a la diputación plurinominal.

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