Opinion

Ciudad Juárez: abandono y exigencia de cambio

Lourdes Almada Mireles
Analista

2018-07-05

Los resultados preliminares de la reciente elección muestran con elocuencia el peso que Ciudad Juárez tiene en el conjunto de la entidad. Por muchos años, diversas voces han planteado la exigencia de que se regrese a Juárez lo que por justicia le pertenece, pues hemos aportado por décadas más del 50 por ciento del producto interno bruto y recibido en cambio porcentajes menores al 20 de los ingresos totales del estado.
Esta realidad, vinculada con el centralismo extremo, se constata en la situación de pobreza y exclusión, y en una condición de desigualdad grave entre las dos ciudades más grandes del estado. Por dar sólo algunos datos, el 21 por ciento de los hogares con niñas (os) pequeños de Juárez vive con un ingreso menor a dos salarios mínimos, mientras en Chihuahua ese porcentaje es de nueve por ciento. Entre los niños (as) de 3 a 5 años, en la ciudad fronteriza asisten al preescolar el 35 por ciento, mientras en la capital lo hacen el 58. En el caso de secundaria, a pesar de tener casi el doble de la población, Juárez cuenta con una cantidad similar de adolescentes inscritos, es decir, la cobertura es prácticamente del 50 por ciento.
No hay que exponer muchos datos, basta con observar las vialidades y la obra pública de Chihuahua y compararlas con las de Juárez. Hace unos años la Red por los Derechos de la Infancia en Ciudad Juárez planteaba una demanda legítima: que los indicadores de primera infancia se igualen a los de Chihuahua, que la brecha de desigualdad se cierre.
Pero no es ahondar sobre los datos de la desigualdad y el abandono el objetivo de este artículo, sino hacer visible la fuerza de la ciudad más grande –en población y aporte económico- del estado, fuerza que se hizo presente en las urnas el pasado 1 de julio.
Con base en los datos de los resultados preliminares de la elección, para Presidente de la República, Juárez votó 51 por ciento Andrés Manuel, 21.5 Anaya y 14.3 Meade; el candidato del partido en el Gobierno del Estado logró apenas la quinta parte de los votos. En el resto del estado la diferencia fue apenas de 3 puntos porcentuales (36.9 AMLO vs 33.9 Anaya). La diferencia final en el conjunto de la entidad fue de 14 puntos (43 vs 29 por ciento respectivamente). En síntesis, la votación de Juárez representó, en esta elección, 11 puntos de diferencia.
El impacto es más claro en las elecciones a las senadurías y las diputaciones locales. En el caso de las senadurías, el voto juarense definió que dos de éstas fueran para Morena y sólo una por el Frente-PAN. Mientras en el resto del estado, el Frente-PAN obtuvo 35.1 por ciento y Morena 28.6, en Juárez los porcentajes fueron 23.7 y 46.5 por ciento (23 puntos más para Morena). Esto hizo que el resultado final fuera 36 por ciento para Morena y 30.4 para el Frente-PAN. En resumen, si la elección hubiera sido en el resto del estado, el PAN-Frente habría logrado las senadurías de Gustavo Madero y Rocío Reza, pero con el peso del voto de las y los juarenses, entra únicamente el primero y pasan, por Morena, Bertha Caraveo y Cruz Pérez Cuéllar.
En cuanto a la conformación del Congreso local, según la información disponible al momento de entregar este artículo, Morena gana los nueve distritos de Juárez y el de Cuauhtémoc, el PRI gana el de Guachochi y el PAN los otros 11. De mantenerse así los resultados, el voto juarense habría logrado que el partido en el gobierno pierda la mayoría absoluta en el Congreso.
Si quienes toman las decisiones en Chihuahua no están dispuestos a ver a Juárez, reconocerle con la justicia que requiere y garantizar la inversión y el desarrollo que merece, que lo hagan al menos por la preocupación de ganar sus votos. Tenemos ese poder. Ojalá empecemos a creérnosla y exijamos ser tratados como merecemos. Hacerlo con nuestro voto es un buen comienzo, pero no es suficiente. Hay muchas formas de acción no violenta que podemos generar para exigir respeto y justicia. Vamos por lo que es nuestro: el derecho al desarrollo y el respeto a los derechos humanos de cada habitante de esta ciudad generosa que somos.

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