Opinion

Una perra vida

Víctor Guzmán
Académico

2018-07-03

La contaminación en la ciudad, ha subido de tono debido a la exagerada cantidad de automóviles que circulan a diario, y algunos en mal estado mecánico; además, del gran número de calles no pavimentadas provocando un esparcimiento de todo tipo de partículas que llegan hasta el rincón más recóndito. Son diminutos fragmentos que no alcanzamos a distinguir, pero que se encuentran por doquier, también en los alimentos que consumimos a diario.
Además de la contaminación de automóviles, de esas partículas de un número no exacto, y de animales que pululan y defecan en las calles, sobre todo perros y gatos, brotan las enfermedades en la población. Es común ver jaurías de perros en las calles, acechando a los peatones, o sólo esperando un sobrante de cualquier alimento.
Son dos problemáticas que van de la mano, la primera por las toneladas de heces fecales que diariamente son esparcidas por doquier, y la segunda, la falta de pavimentación que provoca una diseminación de estos contaminantes con mayor facilidad.
Un animal sin dueño trae consecuencias, por no tener un control de un veterinario, esparce las pulgas en cualquier lugar que se encuentre, contagia a otros canes con parásitos intestinales, además de sus necesidades fisiológicas de dos a tres veces a diario, inclusive puede traer consecuencias al subsuelo.
Otro problema es la provocación de percances viales, al tratar de esquivarlos. La muerte de estos en la vía pública, ejerce más fuente de contaminación y provoca además del olor nauseabundo, la creación de moscas y gusanos. Hay personas que tiran animales muertos en la calle envueltos en bolsa de plástico o directamente, sin medir las consecuencias.
María Luisa Carrillo, directora de la Asociación Protectora de Animales, Aprodea A.C., estima que en la ciudad existen de 150 a 200 mil perros callejeros, ella les llama “animales de gente irresponsable”.  Considera que hay una falta de cultura en el cuidado doméstico. No sólo es darles de comer, los cuidados son varios y mensualmente, como desparasitarlos, bañarlos, y 30 minutos de atención diaria que lleven ejercicio físico y cariño.
Afirma que las principales enfermedades que contraen estos animales callejeros son: sarna, garrapatas y moquillo. Señala que “una persona que es mordida, debe verificar con el dueño del animal si tiene las respectivas vacunas, de lo contrario la inyección contra el tétano será inevitable”.
La activista aconseja enterrar a los animales poniendo cal sobre el cuerpo, y así evitar los malos olores.
Otro padecimiento relacionado con las jaurías perrunas en la frontera es la Rickettsiosis, enfermedad trasmitida por microorganismos que viven en piojos, parásitos, garrapatas y pulgas. Una mordedura de una garrapata a una persona puede provocar la muerte; ya se han registrado casos en la ciudad.
La posibilidad de ser picado por una pulga es alta, sin la necesidad de tener mascotas en casa, debido a la gran cantidad de animales deambulando por todos lados y derramando dichos parásitos.
La Ley de Bienestar Animal del estado de Chihuahua señala los derechos y obligaciones como dueños de mascotas; si no hay consciencia social para erradicar este deterioro de salud, de la cual somos parte, se deberá concientizar por medio del bolsillo o acciones más estrictas, en ese sentido.
Esto es un problema de salud pública muy grave que va en aumento, no se ve cómo se pueda parar, habiendo otros casos de contaminación, como lo son la del agua, suelo, radioactiva, acústica, lumínica, entre otras.

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