Elvira Maycotte
Escritora
Declaro no ser experta en análisis político, por lo que no intentaré realizar alguno. Sin embargo, sí deseo hacer manifiesto mi interés en la política porque tengo la plena convicción de que todo lo que se negocia en las altas esferas, tarde que temprano repercute en mi cotidianidad, y en la suya.
El pasado 1 de julio se consolidó un proyecto político que, para mi gusto, inició hace casi dos décadas. He leído columnas de prestigiados columnistas que dan cuenta de las razones por las que Andrés Manuel López Obrador asumirá la Presidencia de la República y coincido con muchas de ellas; en buena medida, se resumen en la falta de atención a los grandes rezagos que tenemos en nuestro país, principalmente de naturaleza social como la marginación, la exclusión y segregación; la pobreza en sí, es un problema que está presente en mayor o menor medida en todas las ciudades y áreas rurales de México.
De alguna manera a lo largo de algunos años he estado al tanto de las políticas en cuanto a materia urbana se refiere, principalmente las relativas a suelo urbano y vivienda, así que, en congruencia con mi convicción de que la manifestación de las políticas públicas es lo que habremos de experimentar en la materialidad de nuestra vida cotidiana, la primera inquietud que acudió a mí fue indagar sobre la persona que estará a cargo de Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), que para mi entender, junto con la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), son las que tienen mayor incidencia en la forma que las ciudades adoptan y la organización social de las comunidades que en ella viven, tema por demás importante si consideramos que el 75 por ciento de los mexicanos residimos en áreas urbanas.
Me encontré con una grata noticia: quien estará al frente de la Sedatu es Román Meyer Falcón, Arquitecto de profesión con Maestría en Gestión Urbana, un perfil muy distinto a la titular actual, Rosario Robles, de nula preparación en el tema. Llamó mi atención que ha desarrollado proyectos de impacto social en el ámbito del espacio público, prevención del delito, movilidad, integración de comunidades y, por supuesto, políticas públicas. Me agradó saber que conoce sobre los temas que son inherentes en esta secretaría y que reconoce su importancia al declarar que “la política agraria, territorial y urbana es una de las más importantes para el desarrollo del país”.
Para plantear las líneas que habrá de seguir en los próximos años, hace unos días presentó la propuesta llamada Amlópolis, que está contenida, de acuerdo con Meyer Falcón, en un texto simplificado y de fácil lectura, sin tecnicismos, que da cuenta de la política pública de desarrollo territorial. Gira alrededor de siete ejes puntuales: desarrollo social, política metropolitana, desarrollo urbano, suelo, vivienda, movilidad y política agraria.
Al hacer referencia a algunas de las problemáticas, en Meyer Falcón se percibe a un futuro secretario consciente de las problemáticas y dispuesto a resolverlas: visualiza la planeación bajo una perspectiva territorial, regional, metropolitana y urbana a largo plazo, como una de las estrategias para aminorar la distancia entre el desarrollo de las diversas regiones del país. Reconoce que las políticas de vivienda implementadas a partir del año 2000 han sido exitosas en cuanto a la colocación de hipotecas, mas no en los efectos que produjeron: su localización, alejada de equipamientos y servicios públicos, además de un abandono de más de 4.5 millones de viviendas en todo el país, fenómeno que las ha convertido en focos rojos por la inseguridad que generan. Optará por el apoyo a la autoconstrucción, el mejoramiento de las viviendas y la certeza jurídica de la propiedad, y ofrece poner a la persona y a las comunidades en el centro de sus objetivos.
Su quehacer, y bien lo sabe él, deberá estar íntimamente vinculado con la Sedesol, con una agenda de justicia social, así como con la Semarnat, pues de nadie es desconocido que además de lo social, los recursos naturales son otro de los temas importantes en los que converge lo urbano.
Los juarenses debemos estar muy atentos y participar en los espacios que tengamos a nuestra disposición en lo que al desarrollo urbano se refiere, pues nuestra ciudad ha sido dañada profunda y creo que hasta irremediablemente por las políticas de suelo y vivienda de los últimos tres lustros. Ya nos toca ver la nuestra, con nuevos horizontes de esperanza.