LA COLUMNA
de El Diario
• Oportunidad a ‘El Peje’, lección a los derrotados
• Otra ganadora debe ser Ciudad Juárez
• Golpe a la egolatría, soberbia y desplantes de Corral
Que se agarren los partidos opositores a Morena. El electo presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, fue actor principal entre quienes desde la izquierda definida ganaron el gobierno de la Ciudad de México hace 20 años y hasta ahora no la han soltado.
Dos décadas lleva la capital de la República bajo control de la izquierda; de ese tiempo, cinco años fue jefe de gobierno precisamente López Obrador. “Pobremente” cuatro a uno, arriba Morena del PRI dijo de las tendencias electorales el tabasqueño a José Antonio Meade durante el tercero y último debate en Mérida, Yucatán. Explicó así que sabe cómo conseguir y retener electores a base de resultados gubernamentales.
La victoria es arrolladora para el tabasqueño; aplastante es la derrota para los grandes partidos “de la alternancia”, PRI y PAN, así como para el venido a menos partido del sol azteca, PRD, que terminará fundiéndose en Morena.
Lo mismo ocurrirá con el Verde y con el Panal o Nueva Alianza pegados al PRI en su última bocanada de oxígeno. También colgados de un hilo con Morena el Partido del Trabajo y Encuentro Social, los que formaron la coalición “Juntos Haremos Historia”.
La realidad se impuso. Finalmente no soportaron ni un minuto más los mexicanos el familiar rostro antidemocrático y de corrupción presentado por quienes manejaron el Gobierno federal y muchas de las entidades federativas durante las últimas décadas.
López Obrador y sus aliados pueden durar mucho tiempo al frente del gobierno con sólo aplicar una mínima parte del esfuerzo que priistas y panistas regatearon en el ejercicio del poder público.
Una reinvención completa necesitarán los derrotados si desean volver a las urnas con posibilidades de triunfo. No es el ejercicio de la política inversión privada, es afanosa tarea para el bien común. Cuando lo recuerden PAN, PRI, PRD, etc., pueden pensar de nuevo en gobernar.
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Debe ir bien a Ciudad Juárez tras la jornada de ayer tanto por el resultado electoral en la Presidencia de la República como por el estatal para diputados y senadores; desde luego, por lo que resulte en la Presidencia Municipal.
Los candidatos electos y sus dirigencias partidarias, sumados los independientes con sus respectivos liderazgos, confirman ahora que la fuerza ciudadana juarense es todopoderosa y transforma sus gobiernos cuando decide ejercer su derecho democrático, el voto. Piden, exigen, una administración pública efectiva y honesta por los impuestos que pagan.
Lo anterior debió ser comprendido a cabalidad durante la elección de 2016, independientemente de lo mucho que se habló sobre negocios bajo cuerda y maniobras diversas que movieron fuerzas impensables.
López Obrador estuvo en Juárez varias veces durante su campaña; sabía de su fuerza electoral y de pasada conoció su rezago tremendo. Sus monopolios. Sus injusticias. Deberá poner la atención que la necesidad requiere.
Senadores y diputados, locales y federales, deberán trabajar intensamente por los intereses de la ciudad si quieren refrendos futuros para ellos y/o para sus partidos. No quedan en condición de haber ganado y desaparecerse, como siempre.
El presidente municipal enfrenta el reto tremendo de una limpia casi completa en la administración. Los números cerrados hablan por si solos. Casi a la media noche en el cierre de edición no se perfilaba victoria clara ni para el independiente, Armando Cabada, ni para el de Morena, Javier González Mocken. Quien al final de cuentas sea ratificado en el despacho principal de la Alcaldía se obliga a la transformación plena de la administración. Es el mensaje.
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De poco sirvieron los arrebatos, caravanas y las peleas del gobernador Javier Corral. La realidad le pega en el rostro con un escenario nuevo en el que ya sin mayoría en el Congreso local tiene como única salida la negociación, que no es su fuerte, o la confrontación pegada al discurso inagotable de víctima (el saqueo a las arcas chihuahuenses, la responsabilidad de la Federación, el manto de corrupción…).
Con un nuevo presidente, que fue objeto de sus dardos en toda la campaña, el gobernador tiene además que rascarle a la humildad para poder entablar un diálogo más que necesario para la entidad, sobre todo para fortalecer la nula coordinación en materia de seguridad pública y para no castigar la entrega de recursos.
Habrá que ver si seguirán siendo la pereza de gobernar con paseos a ferias y palenques, los ataques a los medios y desayunos conciliadores la impronta de Corral.
De momento, ha amenazado que seguirá la pelea contra el presidente Peña para la extradición de César Duarte, la joya de la corona de la operación titulada ‘Justicia para Chihuahua’.
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En la ola Morena se subieron varios que, cómodos, prefirieron colgarse la popularidad de AMLO que hacer campaña.
Se les olvida que la popularidad del tabasqueño es todo menos gratuita: tres campañas presidenciales, incontables visitas a cada uno de los municipios del país… Pensaron varios que con las siglas Morena y la necesaria foto a lado de AMLO se hacía campaña, olvidándose de las enseñanzas del líder.
Dos botones de muestra: la candidata a la Sindicatura de Juárez, Leticia Ortega, reconocida académica de la UACJ, con estudios en la Universidad de Manchester en el Reino Unido. Luego de no quedarse con la nominación a la senaduría, Ortega Máynez aceptó el premio de consolación de pelear por la Sindicatura (posición muy venida a menos por las escasas facultades que tiene y más si se considera la actuación del personaje en funciones).
La candidata optó por nadar de muertito, aparecer en contados eventos de otros candidatos y publicar fake news en su cuenta de Facebook. Poco, poquitito trabajo de calle y, menos aun, propuestas para el electorado.
El mismo caminito recorrió la candidata al Senado, Bertha Caraveo. Su escasa presencia y posicionamiento (con menos de 300 mil pesos gastados) y el poco trabajo de equipo hecho con su compañero de fórmula, el expanista, exemecista Cruz Pérez Cuéllar, muestran que, al igual que Ortega, la candidata prefirió hacer una campaña pobre en recurso, ideas, propuestas y cómodamente aprovechar el empuje del candidato presidencial.
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Mientras el Centro Histórico de Juárez se mantiene como fallido proyecto de inversión y restauración, los regidores Eduardo Fernández del PAN y Jaqueline Armendáriz, independiente, se dan con todo.
En sesión de Comisión de Gobernación, Fernández Sigala acusó a Armendáriz de “protagónica, caprichosa y con ganas de figurar”, debido a que la regidora convocó desde la Comisión de Planeación para avanzar en el reglamento del Fideicomiso del Centro Histórico.
Al panista nada le pareció la convocatoria ya que la reglamentación nueva corresponde a su comisión y se armó la bronca.
Mientras se pelean los regidores, el Estado voltea a otro lado para no invertirle al primer cuadro de la ciudad y se cancelan los proyectos. El Centro –escenario y testigo de momentos fundacionales de la República- permanece abandonado, sucio y a merced de la delincuencia.