LA COLUMNA
de El Diario
• Jaime Bermúdez; el Corral de hoy es el Barrio de ayer
• El Semanario de Pinedo y el conflicto de intereses
• Cierran campañas entre temor de violencia política
Así como ahora el ahijado Javier Corral a tontas y a locas decomisa casas, ranchos y ganado supuesta propiedad del exgobernador César Duarte Jáquez, en el pasado el padrino Francisco “Pancho” Barrio hizo lo propio con los exalcaldes Manuel Quevedo y Jaime Bermúdez.
Brotó el tema de inmediato apenas fue conocido la tarde del lunes el fallecimiento de Bermúdez Cuarón. Barrio fue su empleado hasta que tomó rumbo al PAN impulsado por falta de entendimiento con su patrón y porque fueron propicias las condiciones de antipriismo prevalecientes en aquella época sobre todo en el norte del país.
Barrio ganó en 1983 la Presidencia Municipal de Juárez. No dejó testimonio que valga la pena resaltar sobre su desempeño político y/o administrativo. De cinco hacia abajo. Quería la gubernatura. La disputó en 1986, llamado el ‘verano caliente’. Perdió frente a su hoy aliado, Fernando Baeza. Denunció lo que años más tarde sería nombrado como “fraude patriótico”.
Superaron Barrio y el PAN aquel trauma del 86 y regresaron en 1992 para lograr la gubernatura en lo que fue catalogado a nivel nacional como el período de concertacesión entre aquellos próceres blanquiazules llamados Luis H. Álvarez, Diego Fernández de Cevallos; el tricolor Carlos Salinas de Gortari, y otros ‘apóstoles’ de similar estilo neoliberalista.
“Pancho” llegó cargado de pólvora a Palacio de Gobierno. Bastaron algunos meses para someter a proceso legal a casi una veintena de exalcaldes priistas por supuesta corrupción. Algunos fueron a dar a la cárcel. Todos terminaron absueltos. Se peleó con los sindicatos de maestros... y puso la mira sobre su expatrón Bermúdez. A la malagueña le expropió más de 700 hectáreas por “causa de utilidad pública” en lo que se llamaba Lote Bravo.
Cada metro de terreno fue regresado a su dueño por jueces federales, incluidas aquellas superficies que luego debieron ser negociadas con las familias llevadas ahí al momento de la expropiación.
Imprevisión, falta de cuidado en las formas y en el fondo. Pensó Barrio que con sólo creer que aquella tierra de Bermúdez había sido obtenida irregularmente así debía ser despojada. “Pancho” y su partido fueron derrotados por completo en aquellas elecciones intermedias, 1995. La historia ha quedado escrita, como quedará finalmente la del ahijado Corral.
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“Nos negamos a sucumbir ante las adversidades”. Así dice la revista Semanario en lo que presenta como su último editorial. “Cerramos pero sin renunciar a nuestro compromiso de servir e informar a los chihuahuenses”.
Es relevante el tema porque Semanario es propiedad del coordinador de Comunicación Social del Gobierno del Estado, Jesús Antonio Pinedo Cornejo. Muchos años, si no es que todavía, mantuvo sociedad con el gobernador, Javier Corral.
Nunca de los nuncas salió Semanario del piso como para llamarse en plural un medio que “informara” a los “chihuahuenses”, incluida la etapa cuando entre las plumas opinativas podía hallarse ahí al propio Corral. Cuando mucho algunos ejemplares en Sanborns de Paseo Triunfo y en alguna mesita en la antesala de Comunicación Social del Gobierno estatal (incluida la administración duartista). Dice Semanario que “se despide” pero que “nuevos tiempos significan nuevos retos... hemos salido avantes antes... lo hicimos en el pasado y lo habremos de hacer de nuevo”. Se transformará, dice, en una publicación mensual y en un diario digital.
No dice para cuándo ni cómo será el regreso. Obliga aquí la transparencia por lo menos elemental puesto que si en los casi dos años que lleva Pinedo al frente de Comunicación nadie supo cómo fueron los acuerdos monetarios del Gobierno con Semanario, en el futuro deberá quedar claro dicho aspecto... o ¿sólo piensan cambiar de nombre y razón social para evitar los incómodos conflictos de interés? No dudamos ni tantito. Se pintan solos en el ‘nuevo amanecer’ para eso.
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No sin tensión extraordinaria cierran hoy al fin las campañas electorales. Juárez ha quedado entre los grandes centros poblacionales que viven el enigma del resultado electoral por un equipo fuerte de candidatos independientes encabezados por quien busca la reelección en la Presidencia Municipal, Armando Cabada, pero también por varios nominados de Morena que lideran Andrés Manuel López Obrador y Javier González Mocken, esperanzados en la sorpresa no para uno solo sino para ambos.
Ese ‘detalle’ de la expectativa con el esperado triunfo paralelo del “vota parejo” morenista entre los adheridos a ese proyecto ha permanecido en la mente de todos los actores políticos, líderes sociales y políticos, como también el temor a que la violencia atraviese la entraña de la política local.
No hay candidato(a) que no aborde el tema con la suficiente seriedad. Han temido en general que las campañas y/o los candidatos(as) puedan ser alcanzados por la tremenda violencia e inseguridad de las últimas semanas. Afortunadamente hasta hoy no ha pasado del miedo (entre ellos, porque la ciudad registró ayer la enésima matanza, con todo y detención en Michoacán de varios líderes Aztecas de la “vieja escuela”).
Ya ocurrió en otras partes del país la violencia política; en distintas zonas del estado también, ¿porqué no en Juárez? si la inseguridad ha subido por igual y rebasado estadísticas de la ciudad de Chihuahua, por ejemplo. Los principales candidatos han externado en distintos foros su preocupación al respecto.
Hubo guerra sucia al por mayor, intercambios fuertes y directos; particularmente desde el PAN y algunos actores de Morena que no se detuvieron en gastos para buscar el debilitamiento del independiente. Normal en una campaña electoral pero de riesgo potencial cuando se dice que de uno u otro bando ha existido el interés por desestabilizar precisamente la elección a través de alianzas con grupos del crimen organizado.
Esperemos quede todo sólo en estrés. Ayer cerró González Mocken; hoy harán lo propio Armando Cabada y Adriana Terrazas.
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Sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas, como en la canción de Pedro Navajas, así también se está cumpliendo el pronóstico de José Antonio Meade por golpear en su segundo lugar al panista Ricardo Anaya.
Cuatro encuestas, cuatro. Consulta Mitofsky, Berumen y Asociados, Massive Caller y Pop Group consignan que el priista menos priista de todo el país, anda muy cerca de Anaya. Y como hoy es el último día para difundir números no podemos dejar de mencionarlo.
Unos lo ponen a menos de dos puntos, otros a tres, otros a cinco, pero la tendencia es al cruce con el panista, lo que de confirmarse en las urnas, sería una verdadera hombrada de Meade cargando en sus espaldas la pesada losa del PRI y del presidente Peña Nieto.
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