LA COLUMNA
de El Diario
• Los cuatro ejecutados y el instructor ‘muleteado’
• Alba le hizo la vida de cuadritos a Ofelia
• Nevárez con vicegobernadora en hora de trabajo
• Osorio Chong, nadie sabe para quién trabaja
"Empezaron a agredirme con golpes en la cabeza y a insultarme, diciéndome que era un pinche policía marrano mata gente. Después me metieron a una sala, ahí me empezó a preguntar un ministerial: cómo estuvo el pedo comandante. Ya estás bien muleteado. Te pusieron tus jefes y tu sabes bien cómo se camella aquí...”.
La narración es del exinstructor de la Academia de Policía Municipal, José Luis Arreola Rodríguez. Fue entregado a la Policía Estatal el 18 de mayo de 2015 por sus entonces jefes de la Municipal, César Omar Muñoz Morales y Jesús Antonio Reyes Ramírez. Estaba acusado de participar en la masacre de cuatro jovencitos ocurrida el 24 de abril de 2012: Jesús Efraín Rodríguez, de 17 años; Alejandro Martínez, de 16; José Villanueva, de 18; y Verónica Cerros Olivas, de 22. Otros tres municipales supuestamente involucrados renunciaron; nada se volvió a saber de ellos.
En tres años de juicio no pudo ser comprobada la participación de Arreola hasta que fue dejado libre el pasado de 9 de junio por un tribunal de enjuiciamiento presidido por la famosa jueza, Catalina Ruiz Pacheco.
El exinstructor alegó siempre su inocencia pero el “sabes bien cómo se camella aquí” que le soltaron los ministeriales durante su detención tenía relación con trabajos de escolta desarrollados durante la víspera para el exjefe de la Policía Preventiva, Julián Leyzaola, a quien sus sucesores trataron de acabar, literalmente. No sería entonces Arreola más que un chivo expiatorio en los asesinatos de los cuatros jóvenes que en estas condiciones permanece por completo impune.
El lunes acudió Arreola a la Policía Municipal buscando su reinstalación puesto que fue absuelto, pero es tantísima la podredumbre en la historia que se ve remota la justicia, para él, y para las familias de las víctimas.
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Alba Cardona le hizo la vida de cuadritos a Ofelia Mijares hasta que la tronó. De plano prefirió renunciar la administradora del Parque Central antes que seguir bajo la batería de fuego grillo a que fue sometida por su jefa inmediata, la subsecretaria de Desarrollo Social.
Mijares dio motivo, por supuesto, pero nada comparado con otras áreas del Gobierno estatal asentadas en Juárez donde el trabajo es prácticamente inexistente. Al menos el Parque Central fue sujeto de remozamiento porque de plano ya era un asco y por lo tanto de pena para los juarenses.
Doña Ofelia, de las antiguas panistas, activista, adoradora de su dios Javier Corral, no hizo química con Cardona porque si bien se trata de azuladas ambas, la primera se dedicaba sólo a su chamba, en ocasiones con omisiones propias del trajín y hasta de la edad, pero la segunda... ¡Santo Criiiisto redentor! La grilla tosca, silvestre.
Esa renuncia-expulsión no le cayó nada bien al gobernador del estado, Javier Corral, pero ocupado como anda en su infructuoso activismo electoral nunca reparó en las broncas de Alba hacia doña Ofelia. Nos aseguran que por la misma puerta que salió Mijares muy pronto hará lo propio Cardona.
Sería ese el tercer cambio en la subsecretaría, y ninguno ‘natural’, si la expresión es permitida. El primer subsecretario fue un amigazo del alma del titular del área a nivel estatal, Víctor Quintana y del propio Corral. Fue Hugo Almada, al que le armaron todo un teatro sus propios excolaboradores y hasta parece que inhabilitado políticamente lo dejaron por algún tiempo.
Implacable la grilla estomacal del nuevo amanecer; peor sin líder que jale rienda y ponga orden.
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Massive Caller ha sido ubicada como encuestadora cargada hacia la frontera azul; durante esta campaña particularmente colocada en el frente anayista de Por México al Frente. Tiene sus defensores que hablan de independencia y solvencia profesional a lo largo de su intervención en la presente y otras contiendas electorales.
Esta vez Massive efectivamente durante algunas semanas por allá de principios de año mostraba a Ricardo Anaya algo pegado a López Obrador, entre cinco y ocho puntos, en especial antes que salieran las bombas de los Barreiro y el supuesto lavado de millones y millones por parte de dichos empresarios y el candidato presidencial azul.
Es el caso que en su último reporte al 20 de junio muestra un despegue importante en favor del tabasqueño AMLO. Concede 43 por ciento al de Macuspana, 27 por ciento a Ricardo Anaya, 15 a José Antonio Meade y ni cinco a Jaime Rodríguez “El Bronco”.
Suponiendo pues sin conceder que una empresa pro azul le otorgue una ventaja superior a los 12 puntos a Andrés Manuel, a unos agónicos días de la jornada comicial, significa que sus opositores están muy pero muy cerca de morder el polvo.
Ni hablemos de encuestadoras como Reforma o Mitofsky que mantienen la diferencia en casi dos a uno a favor del candidato de Morena, una tendencia en lo que suele llamarse técnicamente irreversible. Ya que le pongan la banda presidencial y nos ahorramos muchos millones el primero de julio. Mejor no, hay millones que sueñan con el milagro del “gran chasco”, de la “derrota de las encuestas”.
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Comensales de La Borrega apetitosa (el puro nombre estimula el hambre) sufrieron ayer un leve arrebato de enojo y un poquito de indignación. Tampoco era para un desplante de furia.
Se trata del recaudador de rentas en Juárez, Sergio Nevárez. Con toda la tranquilidad del mundo desayunando a las frescas de las diez de la mañana mientras rendía cuentas a la vicegobernadora, Lety Corral Jurado. En su oficina la gente y el trabajo esperando.
No deja la vicegobernadora de hacer sentir su fuerza y su presencia en los asuntos del PAN y del Gobierno estatal. Fue obvio que ayer no estuvo tratando asuntos personales o de antiguas amistades con Nevárez; nada más y nada menos la esposa de este, Martha Anaya Carrillo, es la candidata a diputada federal suplente del PAN por el cuarto distrito electoral federal.
Ahora, ese tipo de conductas ni en apoyo político se traducen. El blanquiazul y la inmensa mayoría de sus candidatos andan rozando el suelo entre las preferencias de la ciudadanía.
No nos explicamos entonces porqué siguen igual. Pinta el corralismo para un vergonzoso debut e inmediata despedida.
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Resulta que el ganador principal de la visita de Miguel Ángel Osorio a Juárez fue el delegado estatal del Infonavit, Enrique Medina Reyes. Lo encontró a la hora de la comida en el Great American, se tomaron la selfie y platicaron buen rato. Nadie sabe para quién trabaja. En el mismo lugar comería el exsecretario de Gobernación con los candidatos tricolores a los distintos cargos de elección. De ahí en fuera los eventos presididos por el expresidenciable fueron normales, sin la asistencia del dirigente estatal, Omar Bazán, que regresó ya muy tarde de la Ciudad de México, a donde debió acudir a reunión extraordinaria de la dirigencia nacional de su partido.
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