Opinion

Reverendo hipócrita

Sergio Sarmiento
Periodista

2018-06-19

Ciudad de México.- Andrés Manuel López Obrador ha llamado "reverendos hipócritas" y "corruptos tecnócratas" a quienes defienden la reforma educativa. "Estos corruptos tecnócratas piensan que la gente se nos va a echar encima, porque nos hicieron creer que era una verdadera reforma educativa. ¿Qué es lo que dicen estos corruptos? ¿Y los niños? ¿Por qué no les importan los niños? ¡Pobres niños! Son unos reverendos hipócritas". 
Confieso que yo soy uno de esos reverendos hipócritas que defienden la reforma educativa. No pienso que la gente se le vaya a echar encima a López Obrador por cancelarla ni que su promesa le vaya a costar votos. Los electores están respaldando a López Obrador por razones que no tienen nada que ver con sus propuestas. El tabasqueño se está beneficiando del hartazgo generalizado con la clase política. 
Pero precisamente porque Andrés Manuel está encaminado al triunfo, es importante aclarar y cuestionar las políticas que busca aplicar. Algunas son positivas, como implantar una mayor austeridad en el gasto público, pero la cancelación de la reforma educativa sería una tragedia. 
La reforma tiene, efectivamente, un marcado carácter administrativo y laboral, pero por buenas razones. En el viejo sistema priista el sindicato de maestros tomó el control de la educación pública en un grado inaceptable. Las plazas magisteriales se entregaban al sindicato en propiedad y los líderes las vendían o las entregaban a sus allegados. Los nuevos maestros no eran seleccionados por sus conocimientos sino por su relación con los líderes. Solo los graduados de las escuelas normales tenían derecho a ser docentes. En lugares como Oaxaca y Guerrero las normales, particularmente las rurales, son fundamentalmente centros de adoctrinamiento político y carecen de rigor académico. 
Los maestros nunca eran evaluados, sin importar las deficiencias en su trabajo. En Oaxaca los ascensos e incentivos no se daban a los mejores sino a los que acudían a más manifestaciones y plantones. Miles de comisionados del sindicato recibían sueldos como maestros sin nunca presentarse a clases. Los líderes acumulaban plazas para recibir ingresos muy elevados. Elba Esther Gordillo, antes enemiga y hoy aliada de López Obrador, recibía enormes cantidades de dinero del sindicato para gastos personales.  
López Obrador está impulsando un proyecto que busca devolver el control de la educación al SNTE y la CNTE. En educación superior, su apuesta es masificar antes que mejorar. El candidato dio ya una muestra al crear la Universidad de la Ciudad de México, una institución que elige a sus estudiantes por sorteo y no por capacidades y que ha tenido un pésimo historial para graduar estudiantes, a pesar de su bajo nivel de exigencia. Andrés Manuel promete para el país un sistema en el que cualquiera pueda ingresar a las universidades sin importar su capacidad.  
Hay buenas razones para defender la reforma educativa y profundizarla antes que cancelarla. También la hay para buscar un sistema de educación superior de calidad y no de cantidad. Los universitarios sufren ya para encontrar empleo y los que consiguen pagan sueldos muy bajos.  
Es válido defender la reforma educativa y la educación de calidad, pero López Obrador dice que quienes lo hacen son hipócritas y corruptos. ¿Es éste el nivel de diálogo que ofrecerá en su gobierno a los que piensan diferente? 

26 millones
Rodrigo Galván de las Heras, de De las Heras Demotecnia, apunta que López Obrador está en camino de obtener 26 millones de votos, 7 millones más que Peña Nieto en 2012. Andrés Manuel, de hecho, recibiría el mayor número de votos de cualquier presidente en la historia de México. 

X