Opinion

El calor a los 70

Cecilia Ester Castañeda
Escritora

2018-06-13

No necesito decirlo: hace mucho calor, conviene mantenernos hidratados, protegernos del sol y cuidar en especial a los más vulnerables a las temperaturas extremas. Por ejemplo, los niños pequeños, adultos mayores y mascotas no deben permanecer solos en vehículos cerrados.
La lista de medidas paliativas del calor incluye baños frecuentes, clima artificial, limitar las actividades físicas al aire libre, usar ropa fresca y de colores claros, evitar estar en exteriores de 12 a 5 pm… Es una simple cuestión de sentido común, de información.
Solo que ni el sentido común ni la información son atributos universales. Se adquieren poco a poco, con la experiencia, la observación y la voluntad. De otra manera no se explicarían los perros amarrados bajo el sol, los padres que suben a sus bebés a los automóviles sin haber ventilado primero el vehículo, ni los peligrosos desaciertos como el que tuve yo hace tiempo con mi suegra cuando decidí cruzar a pie con ella el puente Libre.
Me avergüenza mencionar su edad. Solo diré que la consideraba una persona fuerte y ágil. No protestó ante la idea, no pareció tener dificultades durante el ascenso ni se amedrentó por la distancia hasta el Coliseo. Pero, ya del lado americano, sí se quejó por el sol. Entonces me di cuenta de mi imprudencia: esa mujer independiente, activa y sana era un adulto mayor.
Así como con los años no se toleran igual las desveladas ni los alimentos pesados, con el tiempo el cuerpo responde de diferente manera al calor y el frío. Las personas de la tercera edad van perdiendo paulatinamente su capacidad para regular la temperatura corporal, dicen los especialistas, sudando menos en condiciones calurosas. Asimismo, agregan, factores generalmente más asociados con los adultos mayores, como los problemas crónicos de salud, los medicamentos o el sobrepeso, los vuelven vulnerables cuando sube el termómetro.
Tomando en cuenta que la población mayor de 60 años va en aumento, es hora de incluir cada vez más sus necesidades en las políticas públicas y en las prácticas y actitudes cotidianas.
En algo tan obvio como las altas temperaturas muchas medidas de prevención en los espacios comunes están relacionadas con la infraestructura utilizada por todos. Los parques, los toldos, los árboles -no sueño con atomizadores fijos de agua-, las banquetas uniformes y sin obstáculos, las bancas bajo sombra, los cruces peatonales con pendientes accesibles, los camiones de fácil ascenso y las barras de sujeción sirven a la comunidad entera.
No obstante, al considerar que, según datos de la Radiografía Socioeconómica del Municipio de Juárez 2016, el 54.5 por ciento de las personas mayores de 60 años presenta dificultades para caminar o moverse, resultan primordiales para facilitar la movilidad de este segmento poblacional en temporada de calor. A falta de un transporte incluyente, por lo menos sería buena idea que un mayor número de ubers o de taxis brindaran servicio para sillas de ruedas.
En el hogar se presentan desafíos relacionados con la pérdida de fuerza y agilidad. Si batalla para ponerse los calcetines, ¿cómo va una persona a tener fuerzas para abrir ventanas, mover abanicos o guardar cobijas? Evidentemente, la atención de los adultos mayores no debe limitarse a compañía esporádica esperando ser atendidos como hijo favorito. Es necesario adoptar el papel de supervisor de la vivienda y el estado físico y financiero de la persona.
En particular, hablando del calor, resulta clave revisar la higiene. El deterioro normal de los sentidos dificulta la percepción de la temperatura, la sed, el mal olor o incluso las manchas en la ropa, dicen expertos. Si aparte está luchándose con el aburrimiento y el miedo a caerse en la regadera -por no decir la depresión o el Alzheimer-, el resultado puede empeorar los efectos del calor debido a la falta de baño. Una silla y una barra en la regadera pueden marcar toda la diferencia para alguien que desee conservar su dignidad.
Sobre todo, hace falta entender, llegará el día cuando esa persona ya no sea tan autosuficiente. Aunque lo parezca.
Fe de erratas: Por un error de mi parte en un artículo previo mencioné que la Biblioteca Arturo Tolentino tiene un acervo de mil 500 libros. La biblioteca cuenta con 11 mil 500 libros.

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