Opinion

Vulnerabilidad por clima, agua y energía

Óscar Ibáñez Hernández
Académico

2018-06-09

Cada verano los habitantes del estado de Chihuahua enfrentamos condiciones críticas por el aumento de temperatura.
En esta temporada además ya tuvimos la contingencia de una onda de calor junto con condiciones de sequía, ya que estamos en un período anormalmente seco en la mayor parte del estado e incluso de sequía moderada y de sequía severa en algunas regiones, según el monitor de sequía que actualiza cada 15 días la Comisión Nacional del Agua a través del Servicio Meteorológico Nacional.
Hay dos servicios públicos que se ven particularmente impactados por esta condición climática: el servicio de agua potable y el servicio de energía eléctrica.
Ha sido tanta la demanda de energía eléctrica que ha impactado en el suministro de agua potable, ya que en las últimas dos semanas por lo menos 10 pozos de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) dejan de funcionar algunas horas cada día por falta de electricidad, junto con algunos rebombeos que disminuyen la presión en la red de distribución de agua en la ciudad.
Las autoridades de la Comisión Federal de Electricidad reconocen que tienen problemas para satisfacer toda la demanda de tal manera que fue necesario coordinarse con la JMAS para que por lo menos en los sectores de baterías o grupos de pozos y en los rebombeos se proteja el flujo eléctrico y de esta manera reducir el impacto por falta de electricidad.
Las altas temperaturas hacen necesario que los aparatos de aire acondicionado de todo tipo estén prendidos y consuman electricidad, la gran mayoría de estos aparatos funcionan evaporando agua para enfriar el aire caliente, por lo que requieren más agua y energía, al aumentar la demanda de energía; esta es insuficiente para todos los pozos y el agua no es suficiente, lo que genera más calor y más necesidad de agua y energía.
Por otra parte, cuando los equipos de bombeo están funcionando a su máxima capacidad existe la posibilidad de que la variación en el suministro de energía pueda dañar el equipo, y se tengan que hacer reparaciones de emergencia para no limitar el servicio de agua, a manera de ejemplo en San Francisco del Oro en menos de tres semanas se han tenido que sustituir cuatro bombas que se quemaron, una de un pozo y tres del cárcamo de bombeo que surte el agua a toda la población.
La contingencia se superó con apoyo de las juntas de agua de Parral y de Santa Bárbara que prestaron bombas a la junta de San Francisco del Oro mientras esta superaba la contingencia; imaginen toda una población sin agua entubada.
En las zonas donde el agua se surte a través de pipas también es necesario hacer modificaciones, ya que aumenta la demanda y por lo tanto se requieren más viajes de pipas.
El tener sistemas de agua y de suministro eléctrico que apenas son capaces de cumplir con la demanda aumenta la vulnerabilidad frente a condiciones de altas temperaturas o sequía. Existen dos maneras de afrontar esta realidad que año con año se presenta en nuestra comunidad: administrar la oferta y/o la demanda.
La oferta es limitada ya que los acuíferos de donde se extrae el agua para Juárez (y para el 80 % de las poblaciones del estado) están sobreexplotados, y la calidad disminuye paulatinamente; se podrían tener más equipos de bombeo, sin embargo, en esta ocasión la limitante fue el desabasto de energía eléctrica, ya que a pesar de que existen pozos que se pueden poner a bombear para atender la demanda, la energía no está disponible.
Trabajar en la demanda requiere innovaciones tecnológicas y capacidad técnica, implica reducir el desperdicio de agua para riego en parques, encontrar alternativas tecnológicas a los aires acondicionados “evaporativos” que reduzcan el consumo de agua, y por supuesto promover hábitos que eviten el desperdicio de agua. Por parte de los organismos operadores, es necesario aumentar la eficiencia en el uso del recurso al reducir y reparar fugas, así como regular las presiones en el sistema con nuevas tecnologías.
La vulnerabilidad también se reduce con prevención, ampliar horarios de cobertura en pipas para escuelas y zonas sin agua entubada, brigadas especiales para atención y reparación de fugas, restricciones en horarios de riego e inmuebles abandonados o subutilizados, denuncia ciudadana de fugas y desperdicio. La contingencia es real, así que tanto autoridades como ciudadanos podemos colaborar para enfrentarla juntos y reducir el riesgo derivado de la interacción entre clima, agua y energía.

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