Opinion

El capoteo

Carlos Irigoyen
Analista

2018-06-07

La tarde del domingo se vio una función que en ocasiones tuvo auténticas embestidas de toros de miura, con la bravura y la prestancia de los astados que tienen un portento físico, con mucha presencia. El debate o intercambio de exabruptos fue sin duda el tema de la semana, ha marcado un antes y un después para los candidatos. Los aspirantes llegaron con toda la intención de manifestar sus propuestas, y de paso, sacar la escoba para barrer a sus contrincantes; con o sin argumentos, válidos o no, la idea era demostrar que A es mejor que B. Interesantes algunos dichos folclóricos. Galindo sorpresivamente puso la frase, “aunque Mocken se vista de Morena, priista se queda”, ante tal embestida el lic. González tuvo que hacer una tafallera y afirmó “nadie puede decir que soy corrupto”. Eran los primeros lances, algo de lo que vendría mas adelante, ataques entre los cuatro contendientes más mediáticos.
¿Qué tal cuando se lanzaron diminutivos los candidatos? Una forma de tratar de denostar uno al otro en un ambiente ya de por sí caldeado por el exceso de calor dentro del teatro, animado por las constantes puyas de uno y otro candidato, vaya; estimulado hasta por alguien que en la apoteosis del interés por lo que estaba oyendo y viendo decidió jugar ¡solitario! Así las cosas, Armando dirían otros… Frase fuerte la del independiente, “juntos logramos lo más difícil; sacar a los partidos políticos del poder”; ante tal aseveración los demás candidatos hicieron gala de unas verónicas para sacarse de encima el embiste y darle relace a su interlocución; unos con mucha prestancia, otros apretados y lo mas increíble, algunos atropellados en la argumentación. Afuera, los seguidores seguían el debate con atención aun  cuando las condiciones climáticas eran sumamente adversas. La arremetida de los priistas fue con mucha convicción: “los juarenses apostaron por un cambio, pero el cambio resultó un fracaso”.  Ahí tuvieron que ejecutar chicuelinas, gaoneras y navarras los diferentes contendientes. Hasta afirmaron: “tengo las manos limpias”, “ser un gobierno amigo y no para los amigos” o “hacerse de la vista gorda genera mucha corrupción”.
La moderación no templaba, sólo reprimía, agradecía o callaba al candidato cuando era necesario, el formato repetitivo y timorato no iba más allá de un conjunto de preguntas con respuestas, muy acartonado para oír siete escenarios diferentes; una auténtica faena donde no había ganas de provocar, era sólo darle trámite. ¿Realmente el formato podía dar pie al debate de ideas? Fueron dos horas para que hablaran de seguridad pública, corrupción y obra pública; algunos muy flojos en la argumentación, a otros les sobraron gritos y lo irreconocible, en estos niveles de expresión de ideas llama la atención que más de uno de los candidatos tartamudeó al momento de exponer sus ideas, el sentimiento atropelló a las palabras.
Del debate poco, pero muy poco; acusaciones, frases folclóricas, imprecisiones, caras de enojo, desprecios. Y… ¿quién ganó? No es establecer un ganador, es evaluar quién salió mejor plantado de este ejercicio ciudadano que le faltó mucho para destacar como fuente de información valiosa, oportuna y útil para que el ciudadano tenga más argumentos para elegir con mayor claridad quien habrá de gobernar la ciudad. Todos los candidatos practicaron sus mejores lances, pero quedaron a deber.
¿Qué conclusiones puede sacar usted estimado lector? Ante la diarrea verbal que por momentos existió, el debate se convirtió en una faena ríspida, rígida, pocos lances estéticos, pero sí muchos tratando de salvar las situaciones. Hay muchos temas más en los tinteros, ojalá y existiera otro intercambio de ideas, privilegiando la retórica y los argumentos, no las descalificaciones y acusaciones.
Lo destacable es que por hoy tenemos diversas corrientes para poder seleccionar la que más sea acorde a nuestra forma de ver la vida política, el llamado es la cordura para respetar a nuestros contendientes porque algunos se ven con mucho resentimiento; no se les olvide que el gran objetivo se llama Juárez.
Hay temas pendientes, las estrategias de seguridad pública, las de infraestructura, la económica incluso con los efectos que se pueden sentir por la negociación del TLC, su impacto en la frontera, ¿cómo resolver el calentamiento social cada vez más agudo en nuestra frontera? El tema de la sustentabilidad de nuestra ciudad, en especial el que se refiere al uso del agua. El reto del transporte, el tráfico insoportable en algunas horas del día en algunas avenidas, la falta de una cultura vial, el renglón de la salud pública; hay muchos retos y se ha hablado de ellos poco a nivel general y más reducido en forma particular.
Es hora de enfocar a las respuestas que demanda la ciudadanía, quedan sólo pocos días para decidir y lo que menos queremos hacer los juarenses es adoptar la estrategia de elegir al que consideremos menos malo para gobernar.

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