Opinion

Trump ya empezó una guerra

Yuriria Sierra
Analista

2018-06-01

Ciudad de México.- Guerra. Finalmente, Trump atizó el fuego y provocó una guerra. Lo que parecía su anhelo más preciado. Mientras Estados Unidos asegura que sus conversaciones con Corea del Norte son positivas, y con ello se baja la presión de aquella, la otra guerra, la nuclear, que también es amenaza constante; Trump optó por lanzar un misil en materia económica. Trump encontró la manera de estallar la política y el comercio internacional. Cumplió aquella promesa hecha hace unos meses: aranceles a México, Canadá y la Unión Europea. Nos quedamos sin la exención de impuestos al acero y al aluminio. Trump nos la aplicó, pero respondimos en la misma medida.
“En estos dos productos -acero y aluminio- el comercio que tenemos con Estados Unidos es súper arbitrario en favor de ellos. Es decir, nosotros les compramos más de lo que les vendemos a ellos. Por eso es muy difícil entender en dónde está la amenaza comercial ahí. Nosotros habíamos mencionado que si Estados Unidos procedía con una medida tan difícil de procesar, México no tendría otra opción que acogerse a nuestros derechos en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y dar una respuesta equivalente...”, me dijo el jueves Juan Carlos Baker, subsecretario de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía.
Y con estos derechos mencionados bajo el brazo, respondimos: “Nadie por encima de México. Ni de su soberanía ni de su dignidad...”, dijo el canciller Luis Videgaray. Y, para demostrarlo, si nos cobran más, nosotros también. La reacción apenas justa para el gobierno de Estados Unidos, dado que Donald Trump decidió abrir otro frente, como si le hicieran falta. FAIR TRADE! (comercio justo), tuiteó el estadunidense sin decir más, con esa facilidad con la que se escribe en su red social favorita.
Junto a México, tanto Canadá como la Unión Europea reaccionaron en la misma medida. También gravarán algunos productos. Y esto permanecerá así hasta que Estados Unidos se retracte. Aunque la Unión Europea irá más allá, llevará el caso a la Organización Mundial del Comercio y elaboró una lista de 350 productos que, desde hoy, deben pagar un arancel.
Desde luego que la medida, aunque anunciada, fue sorpresiva. ¿Por qué ordenar más impuestos cuando se negocia el TLCAN? ¿Por qué sacudir de esta manera una mesa de negociación de por sí complicada? Desde el inicio de la campaña, el tema económico ha sido una de las banderas de Trump. Para él, el mundo ha sido injusto y se ha aprovechado de Estados Unidos. Déficit por aquí, por allá. En México, Canadá o China. Prometió a sus votantes que acabaría con esto. Ante el complicado panorama en la víspera de la elección intermedia, que podría quitarle a los republicanos su poder en el Congreso, Trump ha buscado la manera de acelerar la concreción de sus promesas. No ha logrado cerrar la renegociación del TLCAN por cuestión de política interna, según escribió el jueves Carlos Loret. Hace unos días, lanzó de nuevo su ya conocida estocada sobre el muro fronterizo, que le da aplausos, pero no pasa del momento de ovación de sus seguidores. Trump, con la tensión de Corea del Norte en aparente calma, se decantó por la guerra comercial para gritarle al mundo que él manda, que todo se ejecuta a su manera. Infantilismo puro para validar su tan cuestionada gestión. Aunque con todos los peligros que trae consigo para las economías del mundo.
Estados Unidos asegura que a pesar de esto, México y Canadá pueden seguir con la renegociación del Tratado que une a la región; lo que tal vez no ha medido es que los países afectados, más allá de los de América del Norte, sin querer dan forma a un frente que podría resultar contraproducente para el comercio estadunidense y, ahí sí, sus ciudadanos exigirían cuentas. Mientras tanto, sí, Trump ya empezó una guerra en la que todos los frentes saldrán, tarde o temprano, perdiendo, y perdiendo mucho.

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