Opinion

Sábado de 'levantón', capuchas y cinco mil pesos

LA COLUMNA
de El Diario

2018-05-28

• Sábado de ‘levantón’, capuchas y cinco mil pesos

• Corral baja bandera con Anaya, opta por Galileos

• El ‘dron’ exhibe falta de arrastre tricolor

Es una historia como otras muchas pero cada que se repite provoca la misma sensación de coraje y de temor. Sábado casi madrugada del domingo. Cinco amigos salen de un antro, abordan su vehículo y casualmente un par de cuadras adelante son detenidos por dos patrullas de la Policía Federal.
Los jóvenes son interrogados y esculcados. De ilegal sólo les hallan el “tufo” a combinación alcohólica. Les advierten que los entregarán a Tránsito o a la Municipal. Los suben a las patrullas pero en lugar de llevarlos a cualquiera de dichas corporaciones toman rumbo a la periferia de la ciudad.
Es el Pockets Torres el antro para darnos una idea. De ese sector son llevados hasta Villas de Salvárcar a una casita de seguridad. Los muchachos reconocen toda la zona. Amenazan los policías con cargarlos de ‘mota’ si no les entregan 10 mil pesos. Se arreglan con cinco mil. No acabalan entre ellos. Un familiar les lleva la diferencia. Hasta ese momento les colocan capuchas en la cabeza y los regresan por el Libramiento Independencia hasta Teto’s Cars. Ahí “los avientan” casi cuando aparece el sol del domingo.
Es igual que los frutos podridos de la Municipal y los agentes de Tránsito particularmente en los retenes. Igual que los policías estatales cuando no son perseguidos por ‘Los Aztecas’.
Los federales terminan siempre por convertirse en plaga a donde llegan. Son espantosamente célebres sus correrías en Juárez; extorsiones y abusos, ahora con el agravante para los fronterizos de que andan en su ‘año de Hidalgo’. Levantan lo que se mueva. Están apurados porque en diciembre hay cambio de presidente de la República y suele ocurrir que muchos de ellos se quedan sin chamba... en Gobierno.
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Pocos momentos quedan a la campaña electoral para demostrar lealtad, fidelidad. Para Ricardo Anaya fue el domingo uno de esos instantes. Convocó a toda la clase política de su partido para reunirse en mitin en Puebla. Demostraría ‘músculo’ con cantidad y calidad.
No cumplieron los organizadores con los 10 mil que meterían a la concentración a pesar de gastar cientos de miles de pesos en refrescos, artículos utilitarios y transporte.
Tampoco pudo el panista tener a todos los gobernadores de su partido y/o a los aliados en Por México al Frente; solo hubo seis de 11. Estuvo inicialmente contemplado el perredista de Quintana Roo. Cero.
Para efectos de Chihuahua fue notoria la ausencia de Javier Corral. Prefirió estar con los Galileos de Guadalupe Acosta Naranjo que buscan una senaduría por Nayarit que trasladarse a Puebla para respaldar a Ricardo.
Podrá justificar Corral que tendrá oportunidad de asistir al cierre de la campaña presidencial. Para ese momento la suerte estará echada y servirá de poco. Anaya no únicamente no ha avanzado en las preferencias, ha retrocedido.
Corral lo sabe, pero fiel a su personalidad, posiblemente observa que su candidato presidencial no alcanzará al puntero AMLO ni sacándole a Duarte otros 200 ranchos mientras Acosta Naranjo necesita algo de empujón para alcanzar la dorada nómina legislativa.
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No mueve Enrique Rascón Pérez el dedo del renglón contra el rector de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH), Luis Alberto Fierro Ramírez. Ya consiguió que la Secretaría de la Función Pública federal haya oficializado el turno de su expediente a la Auditoría Superior de la Federación.
Desde hace meses trae el doctor Rascón al rector entre ceja y ceja. Lo acusa de corrupción por la friolera aproximada a los 70 milloncitos de pesos, cantidad manejada desde el 2012 cuando Fierro andaba en la Facultad de Filosofía y Letras.
Dicen los documentos de denuncia, 13 millones son por adjudicación directa en materiales de apoyo y capacitación, libros y cuadernos de inglés; otros 10 millones para evaluación y certificación a una empresa de Nuevo León, y casi 50 millones para la impartición de cursos y diplomados. Todo con tufo a lucro fuerte.
Este mismo mes Rascón recibió los oficios correspondientes de la Función Pública informándole que se hará cargo de la indagatoria correspondiente la Auditoría Superior (hay copia en la versión digital de La Columna).
Los asuntos fueron colocados inicialmente en manos de la Secretaría de la Función Pública del Gobierno estatal, pero todo asunto que no sea duartista ahí es sometido a un proceso indefinido de malsana hibernación. Un ejemplo rudimentario, quizá menor, pero contundente: ¿cómo permite sin la sanción correspondiente dicha instancia que un funcionario de primer nivel –el coordinador de Comunicación Social— firme contratos y demás documentos delicados asumiéndose profesionalmente licenciado sin serlo?

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Ni por error el gobernador Corral o el fiscal Peniche se molestaron en picarle al teléfono para reconocer a los jefes de la Policía Municipal de Juárez que atraparon el sábado a sicarios que durante la víspera atacaron y mataron (en algunos casos) a policías estatales y a escoltas tanto del gobernador como del propio fiscal.
Tampoco hubo boletín de prensa lanzado desde las áreas de Comunicación Social de la Fiscalía ni menos de la Comisión Estatal de Seguridad dando a conocer el hecho. Sus comunicados los reservan para autoelogios en la aprehensión de tecatos y malillas. No pasan de ahí. Los celos muerden, nublan la razón.

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La foto ‘del dron’ no miente. Si ponemos el número de mil 500 gentes quizá exageramos. Esta es aproximadamente la cantidad que entre todos los candidatos del PRI a los distintos puestos de elección popular consiguieron reunir el sábado en el Monumento a Benito Juárez. Lo denominaron “toma de protesta estructuras de campaña”. Estuvo como testigo de honor el nuevo presidente nacional del PRI, René Juárez Cisneros, y de ahí para abajo dirigencia estatal, municipal; candidatos a senadores, diputados locales, federales, síndico, alcaldía etc.
Si cada uno de ellos (as) no pudo encargarse de llevar de 150 a 300 gentes para tener una asistencia decorosa de cuatro a cinco mil gentes ¿cómo le harán el día de la jornada electoral?  ¡Qué pena! Les queda muy poco tiempo para meter la velocidad que saben les urge.

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