Óscar Ibáñez Hernández
Académico
Una de mis canciones favoritas desde joven ha sido ‘25 or 6 to 4’ de Chicago y hasta hace poco entendí el significado de la letra, en una entrevista a su autor explica que en la madrugada de un día que se encontraba con bloqueo de escritor, empezó a describir su situación, su frustración de desvelada sin poder concretar nada. Al final, esta canción se convirtió en una de las obras maestras de la banda que recién fue incluida en el salón de la fama del Rock and Roll.
Hoy me encontraba en una situación similar de bloqueo de escritor, ya que muchos de los temas que quería abordar no contaba con las herramientas para investigarlos y documentarlos adecuadamente. Así que aproveché la coyuntura y decidí entrevistar a dos jóvenes sobre la problemática juvenil en nuestro estado.
¿Cómo responde un joven a la pregunta acerca de cuál es su principal problema en el estado de Chihuahua?
La respuesta no es fácil, se requirió un ejercicio interactivo donde se plantearon diversas posibilidades hasta que finalmente se concluyó que quizá el problema más grave es la falta de acompañamiento.
Si este fuera un ensayo literario quizá pudiéramos hablar de soledad existencial, o en una perspectiva sociológica de la anomia o despersonalización, no necesariamente a partir de la masificación sino por la velocidad y frecuencia de los cambios en el entorno, y la abundancia de la información que dejan al individuo abrumado y confundido.
La juventud es la edad de las primeras veces de todo tipo, decisiones académicas, laborales, sociales, familiares que muchas veces definen el futuro de los jóvenes y que los comprometen para toda la vida para bien o para mal, y es aquí donde la ausencia de referentes y acompañamiento en la toma de decisiones se vuelve crucial.
Se ha discutido mucho que un entorno de violencia y crimen organizado se convierte en un referente y una opción para muchos jóvenes, en ocasiones de manera involuntaria son condicionados por su entorno, nuevamente la falta de referentes positivos que les ayuden a contrastar esa perspectiva los lleva a decisiones que los afectan.
La realidad familiar actual que se caracteriza por un aumento en la cantidad de rompimientos legales o funcionales, complica el acompañamiento de los padres a los jóvenes, que se agrava, además, porque los ambientes escolares no funcionan tampoco como comunidades educativas de soporte, por la desvinculación entre maestros y alumnos implícita en los nuevos sistemas educativos.
Las alternativas para enfrentar el reto de la falta de acompañamiento a los jóvenes no son sencillas, pero se plantean algunas que surgieron del ejercicio interactivo.
La primera es que los miembros de la familia estén atentos para incorporar, o “acoplar” a los jóvenes en sus actividades diarias, ya que el acompañamiento no implica necesariamente decirle qué hacer al joven, simplemente propiciar un espacio de tranquilidad y confianza donde sus procesos de toma de decisión tengan algunos referentes básicos. La gente aprende de estar, ver, hacer junto con otros, y eso le genera un espacio adecuado para decidir.
En mi experiencia como joven y como adulto he valorado la importancia de tener familias “sustitutas” donde tú puedes refugiarte y encontrar un entorno adecuado de acompañamiento, o donde tú puedes dar refugio a jóvenes para que tengan un referente mínimo.
Es necesario que en las instituciones educativas, religiosas, deportivas, familiares y laborales se generen procesos de mentoría por ejemplo, en el trabajo las empresas podrían propiciar ejercicios empáticos que ayuden al desarrollo profesional y personal de los colaboradores, estos procesos además en las diferentes instituciones ayudarían a romper brechas generacionales, e incluso brechas en métodos de trabajo y aprendizaje.
Hay que escuchar las propuestas que plantean alternativas para resolver la problemática de los jóvenes, escuchando sus necesidades e inquietudes, y buscando opciones institucionales y de política pública que ayuden a fortalecer el acompañamiento, los procesos de mentoría y los espacios de desarrollo de los jóvenes. Este es un compromiso que como sociedad debemos asumir por el presente y el futuro de los jóvenes y de la comunidad.