Opinion

Se busca alcalde para Juárez

Francisco Ortiz Bello/
Analista

2018-05-26

Las campañas locales han dado inicio con el primer segundo del pasado jueves 24. Esto significó la salida de poco más de 350 candidatos y candidatas a las calles de la ciudad. Bueno, en teoría eso debería de ser, porque de muchos de ellos aún no se sabe nada transcurridos ya los primeros tres días de campañas.
Al igual que en el caso de las candidaturas federales a diputados y senadores, aún hay candidatos y partidos que piensan que se puede ganar una elección sin hacer campaña. Entendiendo “hacer campaña” como la acción de planear una estrategia político-electoral, armar una estructura y equipo de trabajo, así como invertir los recursos financieros necesarios para tal objetivo.
Toda campaña política, para cualquier cargo de elección popular, requiere de cuatro elementos básicos fundamentales: candidato, estrategia, propuesta y dinero. Se requieren forzosamente los cuatro. Con uno que falte de antemano el resultado se puede prever: el fracaso.
En Chihuahua están en juego 879 cargos de elección popular en el ámbito local, más 12 de orden federal. En Ciudad Juárez son casi 250 candidatos para 31 cargos locales y 7 federales. De ese tamaño es la elección inédita que viviremos el domingo 1 de julio.
Todos los cargos a elegir el primer domingo de julio próximo son importantes, porque representan el mandato de los juarenses hacia quienes nos representarán en diversas instancias de gobierno o legislativas. Sin embargo, el que mayor trascendencia tiene, por su impacto directo con la población fronteriza, es el de presidente municipal.
Y no es que actualmente el alcalde de nuestra ciudad, hablando del cargo, tenga un gran peso político, como no lo tiene ningún alcalde en este país merced a un artículo 115 constitucional que los condena, a todos, solo a cambiar lámparas, limpiar calles, parques y jardines, recoger basura y vigilar la seguridad. Esas son todas las facultades que la Carta Magna les confiere hoy a los presidentes municipales. ¡Pésimo!
A diferencia de nuestra vecina ciudad de El Paso, Texas, en donde el condado -equivalente a municipio- tiene facultades para la toma de decisiones directas en temas de educación, seguridad, administración y procuración de justicia, economía y leyes ¡enorme diferencia!
Sin embargo, y pese a esa drástica diferencia, en México los alcaldes juegan un papel preponderante en la vida cotidiana de las ciudades. O deberían de jugarlo.
Son la autoridad electa de gobierno de primer contacto con el ciudadano. Son quienes representan, administran y ejecutan los recursos de toda una comunidad y, en ese sentido, pese a las enormes limitaciones que les impone el marco jurídico que regula sus funciones, se convierten pues en los líderes naturales de una comunidad. O deberían de serlo.
Ciudad Juárez enfrenta un brutal rezago en muchos temas. Más de 25 años de abandono en infraestructura urbana, en infraestructura pluvial, en desarrollo social, en combate a la pobreza, en políticas públicas de educación, en condiciones propicias para el desarrollo industrial y económico, no se pueden combatir -y menos erradicar- en tres años. Por eso, cuando surgen las críticas y señalamientos a la actual administración municipal, responsabilizándola de décadas de atraso y rezago, no puedo menos que desestimar tales acusaciones y remitirme a las últimas ocho o diez administraciones municipales.
Si en tres años que dura un gobierno municipal completo, es imposible abatir un rezago tan grande como el que padece Juárez, en año y medio que lleva la actual administración independiente ¡mucho menos!
Sí, ya sé que habrá quienes pensarán que este artículo se trata de una defensa o apología al gobierno independiente que encabeza Armando Cabada Alvídrez, hoy con licencia para buscar la reelección. Se equivocan rotundamente quienes así lo piensen. Se trata solo de decir las cosas como son y de poner la situación en un contexto amplio y mejor informado.
Ni Cabada es el responsable de que las luminarias en la ciudad no funcionen bien, ni de que el transporte urbano sea pésimo, caro, inseguro e ineficiente, ni de que las calles de esta frontera se conviertan en lagunas cada vez que llueve o de que más de la mitad de sus calles no tengan pavimento o de que las que lo tienen, estén en pésimas condiciones. No es el culpable de nada de eso.
Por el contrario, y ateniéndonos a un estricto informe estadístico, lo realizado en todos esos rubros por la actual administración municipal, supera por mucho lo realizado por otras administraciones en períodos completos de gobierno. Aun así, aunque se hayan roto récords de obra realizada, en programas de gobierno o en índices delictivos, es tanto el rezago que apenas se alcanza a ver una ligera mejoría para los ciudadanos, lo cual de ninguna manera quiere decir que no se haya trabajado.
Para quienes pudieran pensar que estas líneas son una alabanza oficiosa a Armando Cabada, no hay tal. Por el contrario, esta colaboración editorial lleva la clara intención de hacer reflexionar a quienes la lean, sobre lo que ha ocurrido en nuestra ciudad los últimos 20 años, y la imperiosa necesidad de cambiar el rumbo, de mejorar las cosas. Lo bueno y lo malo.
Y es necesario hacer reflexión porque últimamente se ha dicho mucho sobre el alcalde Cabada. Bueno y malo. Pero ¿qué necesita Juárez por los próximos tres años? Sería muy difícil y complejo hacer un listado de pendientes adecuadamente priorizados sobre lo que necesita la ciudad, porque son demasiados los rezagos y atrasos. Pero hay algo que engloba todo. Que pudiera significar la diferencia entre una buena gestión y una magnífica. Liderazgo.
Sí, en efecto, Juárez necesita un líder que tenga muy clara la problemática de la ciudad, y que tenga las capacidades y habilidades de liderazgo para encabezar una gran campaña de recuperación de la ciudad. Que pueda hablar con todos los niveles de gobierno, con todos los sectores sociales, empresariales, académicos y religiosos, para ponerse al frente de todo un gran proyecto de recuperación de la ciudad.
Un verdadero líder que no tenga filias ni fobias, ni hacia partidos políticos ni hacia sectores sociales, que no dependa de una vergonzosa subordinación a intereses ajenos a los de los juarenses, a los del pueblo, que pueda seguir las directrices marcadas por la sociedad, por la comunidad, y no por unos cuantos dirigentes de las cúpulas partidistas.
Aquí no se trata de ver quién trae la propuesta más vistosa o llamativa. Ni el tren ligero de González Mocken, ni la independencia política que plantea Adriana Terrazas, ni las 500 calles pavimentadas de Cabada, ni las ofertas rapeadas de Galindo, ni cualquier otra propuesta de otros candidatos, por sí solas, van a lograr una mejoría sustantiva para la ciudad, para los juarenses, debido al brutal rezago que tenemos desde hace décadas.
Se requiere pues un liderazgo, hombre o mujer, que comprenda esa condición extraordinaria de rezago, de atraso, y que cuente con las habilidades y capacidades suficientes para convocar a la sociedad por una lado, y a todos los órdenes y niveles de gobierno, por otro, a sumarse a un proyecto de largo alcance, de largo plazo. Que pueda planear el desarrollo y crecimiento de la ciudad por los próximos 30 años mínimo y que, para ello, su único compromiso sea la ciudadanía, los rezagos más lacerantes de las colonias con menos recursos, y no sus oscuras subordinaciones a líderes y dirigentes partidistas.
La sociedad ya está harta de ser víctima de unos y otros. Verdes, rojos, azules, amarillos, todos han demostrado una enorme insensibilidad e inconsistencia a la hora de gobernar. Por eso ahora, quien pueda presentar más que un proyecto campañero, todo un concepto de sumatoria y convocatoria amplias, plurales, honestas, se convertirá en el líder que Juárez necesita, que Juárez busca. Se busca presidente municipal para Juárez.

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