Opinion

Juárez, estado libre y soberano

Carlos Murillo/
Abogado

2018-05-26

Adriana Terrazas Porras ha despertado a los caballos indomables con su propuesta política: que Juárez sea un estado libre y soberano. Una idea poderosa. La iniciativa, se trata de una causa legítima que ha sacudido el polvo las campañas tradicionales.
En datos duros, dejar de ser municipio y convertirnos en una entidad federativa, nos permitirá saltar de 4,500 millones de pesos de presupuesto a 25,000 millones de pesos en automático, además, tendremos autonomía para ejercer ese presupuesto, sin necesidad de esperar a que nos den permiso de nada.
Eso sería lo justo, porque Juárez, con apenas el 39 por ciento de la población, genera el 52 por ciento del total de empleos del estado. Entonces, es justo que tenga la mitad del presupuesto y, por el contrario, los gobiernos estatales le regresan a la frontera una miseria.
Para muestra, Javier Corral que en el 2017 solamente le dio el cinco por ciento de los 65 mil millones de pesos del presupuesto estatal. Según El Diario de Juárez, en los primeros 18 meses de su gestión, Corral invirtió en Juárez 18 millones de pesos y paradójicamente aquí se genera la mayor parte de la riqueza del estado, ¿quién cree que es esto justo?
Con este arranque, la elección se convirtió en un plebiscito donde los juarenses dirán si quieren o no que Juárez sea el estado 33 de la República Mexicana. Así de simple. La iniciativa de un estado libre y soberano marcó la agenda de los candidatos porque todos hablan de esto y, hasta ahora, nadie tiene una mejor idea.
La viabilidad jurídica está demostrada, el artículo 73 de la Constitución lo permite si se cumplen con dos requisitos elementales, el primero es que el territorio que solicite convertirse en estado tenga más de 120 mil habitantes. Como cualquier reforma constitucional tiene un procedimiento previsto por la Constitución y en los últimos 20 años hubo más de 300 reformas.
Juárez no sería el primer territorio en convertirse en estado, Quintana Roo y Baja California lograron elevar su categoría a Entidades Federativas en 1974 y hace apenas un año, la Ciudad de México también lo hizo.
Es más factible que Juárez se convierta en un estado libre y soberano a que se tapen todos los baches de la ciudad. Algunos detractores dicen que es una locura, pero una locura sería quedarnos como estamos. La situación de Juárez es insostenible, tiene más del doble de personas en pobreza, sin educación y sin salud, en comparación con la ciudad de Chihuahua que disfruta de las mieles del poder.
Aún con esta realidad, Adriana Terrazas ha dicho que esto no es un acto de división sino de justicia para los juarenses. Cuando Juárez sea estado no habrá barreras ni muros, habrá libre tránsito como lo hay hoy a Durango, Sonora o Coahuila. Lo que sí tendremos será el presupuesto justo que nos merecemos.
Además, nuestra historia lo confirma, Juárez debió ser un estado autónomo desde hace por lo menos 100 años. Pero nunca es tarde. La Antigua Paso del Norte fue fundado por Fray García de San Francisco, a petición de los indios mansos, para que los dejaran de molestar porque los confundían con los apaches.
Durante los primeros 100 años, Paso del Norte fue gobernado por indígenas. Por el contrario, las ciudades importantes del centro y sur de Chihuahua fueron fundadas y gobernadas por españoles que tenían un interés económico de explotación, tanto en las minas como en los campos favorecidos por las corrientes del agua, junto a una férrea convicción de colonización religiosa.
Desde su historia, Juárez y el resto de Chihuahua han estado separados por su forma de vida. Esto se resume en los dos polos: liberales y conservadores. Agua y aceite. Una rivalidad en la que Juárez siempre pierde, porque el poder político y por lo tanto el poder de decisión, está allá y no aquí.
Pero el dinero del estado, los empleos y la inversión se producen aquí, no allá. Deberíamos tener el control político también. Pero, como buenos delincuentes de cuello blanco nos quitan el dinero con la ley de ingresos, que es un robo en despoblado.
Lo han hecho en los últimos 100 años. Antes pensábamos que Juárez era tan grande y fuerte que no se la acabarían nunca. Pero nos equivocamos, sí se la acabaron. Juárez no da más, su presupuesto representa un paliativo frente a las necesidades y el dinero se lo siguen llevando.
Una anécdota refleja esta realidad, don Federico De la Vega le pidió al gobernador los recursos para fundar una Universidad Pública y Óscar Flores le contestó “Juárez es solo bares, congales y prostitutas”, a lo que don Federico le contestó: “Si Juárez es un prostíbulo, entonces usted es la madrota”.
La realidad es el mejor argumento. En Juárez trabajamos todos los días para mantener al resto de Chihuahua -principalmente a la capital- desde hace más de cincuenta años. Las injusticias presupuestales han llegado a los límites de lo absurdo, no hay ninguna razón para seguir soportando que se lleven nuestro dinero para hacer magnas obras en la capital.
En resumen, sí es factible, es nuestro derecho, es legítimo, es viable económica y jurídicamente, lo que hace falta es ir juntos por un estado libre y soberano, esta misión es de los juarenses y trasciende personas, partidos y candidatos. No podemos permitir que nos dividan.
Escuché un discurso de Adriana Terrazas que transcribo una textualmente para concluir:
“Cada medicina sin entregar, cada escuela que cierra, cada policía que se llevan a otro municipio, cada bache, cada parque sin arreglar, cada lámpara sin prender, cada calle sin pavimentar, cada delito que se comete, cada mujer asesinada, cada carencia que viven los juarenses, cada oportunidad que se nos va de ser una mejor ciudad, son resultado de una sola causa: la tragedia presupuestal.
“El problema se resume en que Juárez pone los impuestos, los empleos y la inversión, pero también pone los pobres y los muertos. Pero venimos a decirles que esto se acabó”.
Todo mi respaldo a esta iniciativa, por nuestros hijos: Juárez, estado libre y soberano.

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