Opinion

Corral y Reyes por la traición

Manuel Narváez/
Analista

2018-05-13

Es tan volátil el ambiente electoral que en la capital del estado se cocina una especie de autoexorcismo, como para equilibrar los cartones con miras al 2021.
A estas alturas del proceso electoral ya se visualiza quiénes van a perder. El rechazo al PRI está muy cantado y pocos dudan que alcancen algo mejor más allá del tercer lugar, al menos en el estado de Chihuahua.
Con los mismos miralejos se prefigura un bajón muy importante en los votos del PAN con respecto a los que dieron la victoria hace casi dos años. No es el caso de Morena, cuya pelota de nieve que empuja su candidato presidencial le garantizan un repunte que puede llevarlo hasta el primer lugar estatal.
Los otros ganones de la depreciación electoral PRI/PAN son los independientes de Ciudad Juárez, que apuntan a anotarse una victoria compartida con los morenistas.
No es necesario hacerle al Pitágoras ni tragarse los embustes de la encuestadora Massive Caller para saber que el uno de julio los gobiernos de Corral y Peña recibirán muchos votos de castigo, amén de sus execrables administraciones.
De las alcantarillas de la calle Vicente Guerrero y calle Aldama, en la ciudad de Chihuahua, filtran fétidos olores de una gran derrota muy anunciada. Se advierte la desesperación por asegurar ciertos espacios para determinados personajes a expensas de propios y aliados.
No es un secreto a voces porque los involucrados jamás se tomaron la molestia de desmentirlo. Lo cierto es que la alianza que tejieron Javier Corral y Reyes Baeza para derrotar a Enrique Serrano en el 2016, se retoma con miras a repetirla, más quirúrgicamente, este 2018.
El gobernador y el también exdirector del ISSSTE saben que poco o nada pueden hacer para detener los votos que se les vienen en contra; de hecho, el primero no tiene la más remota idea de lo que es mover las almas a las urnas, y el segundo vacila sin estructura por un escaño.
La estratagema II consiste en asegurar el primer lugar a la fórmula del PAN (Gustavo Madero/Rocío Reza) al Senado y la segunda para Reyes Baeza; sin embargo, el panorama que pinta es muy distinto al que este par necesitan porque es muy probable que la intención de voto del candidato presidencial tabasqueño arrastre consigo a las fórmulas al Senado y algunas diputaciones federales.
En el caso de las diputaciones federales, ante la falta de pericia y estructura partidista para operar lo que antes le salía casi a la perfección al PRI cuando tenía todo el poder, Corral y Reyes empujan con todo a Miguel Riggs en el sexto distrito, a Minerva Castillo en el octavo federal y a Mario Mata en el quinto con cabecera en Delicias.
Es clarísimo que tanto Corral Jurado y Baeza Terrazas tienen margen reducido en la operación política y poca influencia para incidir en el electorado, por eso están concentrando sus esfuerzos conjuntos en territorios muy específicos.
Lo que más les importa no es quien vaya a ganar la Presidencia de la República, de antemano ambos pierden en cualquier escenario, incluso si milagrosamente ganara El Bronco. Lo que ellos están urdiendo es la sucesión del 2021.
En ese plan maquiavélico convergen tres ingredientes esenciales para una traición: la mezquindad de Reyes, el cinismo de Marco Quezada y la ruindad de Javier Corral. El objetivo es entregarle la capital del estado a Fernando Tiscareño, no a Morena.
El grupo de la familia feliz quiere quitar del camino de una buena vez por todas a María Eugenia Campos. Sin ella y su grupo fuera, es allanarle el camino a Gustavo Madero para la candidatura al Gobierno del Estado.
Diestro en la mentira y encumbrado mercader de la justicia, el titular del Poder Ejecutivo estatal grafitea con la mano de Alejandro Domínguez la gestión de la alcaldesa de Chihuahua. Ellos saben (Javier, Reyes y Marco) que el candidato priista a la alcaldía capitalina no tiene ninguna posibilidad de ganar, pero lo usan como ariete para aflojar la imagen panista en la capital y facilitar la llegada de Tiscareño.
El plan es riesgoso y difícil de operar por las restricciones operativas y políticas ya descritas, sin embargo, es imperativo mantener muy cerrado el control de la sucesión gubernamental entre el góber y su grupito, Reyes Baeza, si es que llega al Senado y Marco Quezada, para que decidan por el lado del PRI, y enfrentar solo a un adversario real, Armando Cabada, si gana la reelección de Juárez.
PD. Qué vergüenza vivimos el pasado fin de semana cuando el Gobierno estatal y el Gobierno federal, cuales cárteles de la droga se disputaron la custodia de tres presuntos hampones de cuello blanco y movilizaron decenas de agentes, que en vez de estar conteniendo a los otros cárteles, fueron llamados a resguardar los intereses de cada grupo gobernante. Ni la copa de la Champions League es tan deseada como La Coneja y sus cómplices.

X