Opinion

Una confesión insólita de policías miedosos

LA COLUMNA
de El Diario

2018-05-09

• Funciona apretón de tuercas a PRI fronterizo
• Los ‘juniors salvajes’ ahora en Corte de El Paso

Los testimonios son escalofriantes e indignantes a la vez. Antes de adentrarse en el poblado de Zaragoza para matar civiles, quemar casas, negocios y vehículos, los sicarios llegaron a la comandancia de la Policía Estatal advirtiendo a los agentes ahí acuartelados que no intervinieran.
Quedará el domingo seis de mayo como día imborrable para los habitantes de ese poblado y otras rancherías cercanas de Gómez Farías. Los miembros del crimen organizado arrasaron con todo a su paso. Entre los ocho civiles masacrados, una mujer.
Más increíble todavía, buscaban eliminar a un candidato a la Alcaldía por el PRD. Los policías arrinconados, negados por pánico o complicidad, a cumplir su función más elemental, proteger a la ciudadanía. No fue, como otras ocasiones en la misma zona, un ataque entre bandas del crimen, fue una embestida contra la población pacífica. Doble vergüenza para los policías.
Eran 15 policías y 150 sicarios, dijo el martes el jefe de la Policía Estatal, Óscar Aparicio Avendaño. Sorprendentemente reveló que él mismo dio la orden de que “no salieran hasta que tuvieran apoyo... Hubiéramos tenido muertes de policías también”. A ojos del sentido común, preferible el riesgo de enfrentar a los delincuentes que la deshonrosa cobardía. Prefirieron lo segundo el jefe policiaco y los agentes.
Lo dijimos el martes en este espacio sobre el mismo tema, poco podemos esperar de la tropa si el jefe máximo anda concentrado en asuntos ajenos al gobierno. Javier Corral abandonó aquella región a sabiendas de la catastrófica operación del crimen organizado.
Hizo un intento por frenar la violencia al inicio de la administración. Tomó la Policía Estatal el control de las policías municipales pero de inmediato olvidó todo, incluidos a sus agentes allá, de los cuales no sabemos si pasaron a formar parte del crimen o simplemente también olvidaron por conveniencia su tarea primordial de proteger a la sociedad y sus bienes.
No puede el gobernador con el cargo, es la conclusión. Así como sus agentes dejaron camino libre a la delincuencia para que acabaran con la vida de ocho personas, así Corral ha dejado en la indefensión a los chihuahuenses todos.
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No dio la impresión de un PRI acabado ni cosa semejante. Funcionan los apretones de tuercas… José Antonio Meade, el candidato presidencial tricolor, sacó a sus correligionarios de todos los rincones y los jaló en cantidades más que decentes a todos los eventos que tuvo ayer en esta frontera.
Tuvo a todos los candidatos del estado pegándoles senda amonestada para que se pongan las pilas y se convenzan que deben ganar; también fue cubierta la expectativa en la comida con los empresarios.
El interés tiene pies. Más de 400 de ellos se arremolinaron en uno de los salones Del Real Inn. En la mesa principal con el candidato, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Martín Alonso; Mario Fuentes, Miguel Zaragoza, Rómulo Escobar, Jorge Bermúdez, Adriana Fuentes, Valentín Fuentes, Pedro Zaragoza... La batería pesada.
René Franco, el coordinador de Meade en esta frontera, se encargó de meter casi dos mil mujeres en terrenos ofrecidos por “Teto” Murguía, La Cité. Tuvo el auxilio de la senadora Lilia Merodio y por supuesto del dirigente estatal tricolor, Omar Bazán, igual que en el cierre del día con el Gimnasio del Bachilleres también a reventar mientras, valga el contraste, en un diminuto auditorio de la UACH el candidato panista a senador, Gustavo Madero, recibía el apoyo del rector Luis Alberto Fierro con unos 30 estudiantes. Contaditos uno por uno.
Debe partir hoy el candidato tricolor muy feliz y contento hacia Sinaloa. Varias giras más como la juarense y puede pegar la remontada a Anaya y a “El Peje”.
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Otra vergüenza mayor relacionada con el nuevo amanecer o como ahora diga su nuevo slogan. La familia del joven Sebastián Díaz debió llevar a El Paso el proceso legal contra los “juniors salvajes” que el 23 de marzo del año le propinaran una golpiza al muchacho en el interior del antro Silver Fox.
Esa madrugada no metieron las manos guardias, ni policías municipales ni guarros pertenecientes a la Policía Estatal. Llegó la denuncia a la Fiscalía General y a los juzgados del fuero común, fueron movidas todas las influencias habidas y por haber hasta el despacho del gobernador Corral, y el caso fue convertido en un batidillo donde lo menos que se hizo fue justicia.
Ahora en las cortes de El Paso resuenan de nuevo los nombres de René Pinoncelly García, Óscar Valencia Aguayo, Sebastián Zapata Pozo, Diego Cantú Peraldi y José Andrés Contreras. Ellos participaron en la golpiza que casi costó la vida a Sebastián.
Un día antes de esa madrugada “los presuntos agresores planearon atacar a Perry Wolfe, amigo de la víctima, quien también estaba en la fiesta”, indican alegatos contenidos en la demanda civil iniciada el martes en el país vecino.
La familia de Díaz ha calculado en un millón de dólares los daños y lesiones. Fue interpuesta la demanda también allá porque la mayoría de los jóvenes o son ciudadanos estadounidenses o desarrollan allá sus principales actividades académicas.
Casi un año cumple el peregrinaje legal y médico encabezado particularmente por la señora madre de Sebastián. Cuenta con muchos detalles sobre las maniobras llevadas a cabo entre los influyentes padres de los juniors con políticos y autoridades ministeriales y judiciales juarenses para evitar responder por la agresión que casi le arrebata la vida a su hijo.
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Ya le habíamos concedido el beneficio de la duda a su temperamento, firmeza y experiencia profesional. Hoy lo regresamos a stand bye.
Jorge Espinoza Cortez, el nuevo jefe de la Consejería Jurídica del Gobierno del Estado, se quedó nomás mirando la llegada del santón abogado panista, Fernando Gómez Mont, para hacerse cargo del caso Alejandro “La Coneja” Gutiérrez.
Espinoza había presumido la obtención de un amparo para evitar que el exsecretario general del PRI fuera sacado de una prisión de Chihuahua donde lo mantiene a piedra y lodo el régimen del gobernador, Javier Corral.
Pero luego llegó la contraorden de un Tribunal Colegiado que permite la salida de “La Coneja”. No le gustó al gobernador Corral y mandó por Gómez Mont que cobra por honorarios cifras superiores a los seis dígitos.
Espinoza nomás debió taparse ojos y oídos, preparar el expediente y entregarlo al exsecretario de Gobernación en tiempos de Felipe Calderón. Ni los dientes pudo enseñar el juarense.

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