Opinion

El dolor de los números

Carlos Irigoyen/
Analista

2018-05-03

Un Cibeles -sin acarreados ni simpatizantes de nombre o voluntarios a fuerza- fue el marco pletórico para enterarnos -una vez más- de los graves problemas, retos, fortalezas y oportunidades que representa el vivir en una frontera como Juárez.
Plan Estratégico de Juárez a través del informe Así Estamos Juárez ha dejado saber la clase de ciudad que tenemos, para bien y para mal; lo preocupante es saber si tenemos un grado de conciencia que nos permita como juarenses construir, no solo analizar sino buscar los elementos que desde nuestra propia trinchera nos permita cimentar la ciudad que necesitamos, merecemos y queremos, no la que todos los días vemos lastimada, vilipendiada y estigmatizada.
Imaginemos que dividimos la ciudad en nueve cuadrantes: noroeste (Anapra), oeste central (Eje vial Juan Gabriel hacia la sierra), suroeste (Bulevar Zaragoza hacia Casas Grandes), centro norte (De la Raza hacia el puente internacional), central (De la Raza hasta la Teófilo Borunda), centro sur (De la Teófilo a la salida a Chihuahua), sureste (Las Torres hasta las últimas maquilas, bordeando el bulevar Zaragoza), oeste central (bulevar Zaragoza hasta Ejercito y rumbo al puente Zaragoza) y noroeste (De la Ejército hasta el borde por el norte); esta división nos permitirá analizar los resultados.
Los habitantes en general midieron su felicidad en un 8.62, una calificación alta para la percepción general que tenemos de nuestro entorno que es complejo, ojalá que muchas más personas se contagiaran de esa animosidad. Hay zonas donde la felicidad está por debajo del promedio, ¿qué es lo que provoca que algunas zonas del oeste central, sureste de la ciudad, norte y noreste están muy por abajo del índice promedio de esa felicidad? Por el contrario, ¿qué factores hacen que el centro este, el suroeste o la parte central de la ciudad tengan un promedio mayor de felicidad? ¿Dinero? ¿El tipo de personalidades que viven en el sector? ¿La seguridad? ¿Los servicios que se tienen? ¿El tipo de generaciones que habitan los sectores? ¿Los parques? Urge detectar qué es lo que les provoca la felicidad para replicar ese modelo en otras zonas de la ciudad donde no hay este tipo de facilidades, es ahí donde los números no alcanzan a visualizar los factores. De igual forma la pregunta que muestra el porcentaje de personas que nunca han pensado en irse de la ciudad marca de forma avallasadora el arraigo por la ciudad, la zona del norte centro y noroeste tienen un mayor arraigo que cualesquier otra, la zona sureste señala el más bajo nivel de arraigo, 1 de cada 2 personas han tenido la intención de irse de la ciudad; habrá que analizar qué estrategias hay que emplear para paliar esta falta de identidad en esa zona de tal forma que la población aprenda a querer, construir y respetar esas zonas. El 67 por ciento de la población nunca ha pensado en irse de la ciudad pero en esa zona el pensamiento solo lo tiene el 54 por ciento de la población; es de alta migración y rotación, con el consiguiente reto del desarraigo y sus consecuencias. No es en vano que las mismas zonas de buen arraigo exhiban un alto nivel de orgullo por vivir en la ciudad con niveles de hasta 70 por ciento de la población sintiéndose orgullosa de hacerlo, solo en la misma zona sureste se identifica un 55 por ciento de orgullo. También hay que analizar las zonas centro oeste y suroeste que tienen altos niveles de intención de pertenencia en la ciudad, pero con niveles bajos de estar orgullosos de vivir en la ciudad; se cierne la imagen de una ciudad utilitaria dañando la imagen de una ciudad en la que se puede vivir. Como reflexión, ¿qué origina el orgullo y arraigo por vivir en una ciudad? ¿Qué cosas tienen unas y otras zonas que provocan reacciones tan diferentes en la percepción del ciudadano?
Los servicios de salud son mucho mejor evaluados los privados que los públicos, la trama de toda la vida; el IMSS 7.41 en 2012, 7.44 en 2013, 7.44 en 2014, 6.2 en 2015, 6.6 en 2016, 6.86 en 2017 y 7.18 en 2018; el servicio de salud pública se ha complicado y prácticamente hacia el sur se dan las evaluaciones más bajas; el norte califica en promedio como 7.82 los servicios médicos, el sur lo hace con 7.29. Hay que evaluar qué está pasando en la zona sur de la ciudad para replantear la estrategia de oferta y cumplimiento de estos servicios.
Esta fue la primera entrega, en la siguiente habremos de visualizar la vivienda y la educación.
Una felicitación a la Dra. érika Donjuán y todo su equipo de trabajo por tan espléndida labor de investigación, ojalá que sea tomado muy en cuenta para los futuros planteamientos de la élite política que quiere llegar a gobernar a la ciudad.

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