Opinion

La mujer de hoy es cuestión de principios

Víctor Guzmán/
Académico

2018-04-24

La lucha por mejorar las condiciones de vida por parte de la mujer en nuestros días ha ido creciendo; es un esfuerzo constante que anima a las demás a visualizarse en un mejor nivel socioeconómico. Las condiciones de vida de 63 años atrás, no les permitía por lo menos trabajar, votar y menos tener las oportunidades del hombre.
El voto femenino es permitido en México en 1955, y la primera gobernadora fue Griselda Álvarez por el estado de Colima en 1979. Dando un ejemplo de igualdad y democracia en el país dominado en su gran mayoría por los hombres.
La mujer de entonces era conocedora en gran medida de la responsabilidad que le fue conferida por la misma naturaleza de ser mujer, el formar a los hijos con valores y principios, llevarlos a la escuela, alimentarlos y educarlos en todos los sentidos. El padre con la obligación de llevar el sustento diario y hacer guardar el orden como jefe de familia, era el hogar tradicional de 4 hermanos en adelante.
La pobreza y falta de alimento fueron las causas que impulsaron a la tejedora de la casa a salir en busca de mejores condiciones de vida para la familia. El sueldo de una persona era insuficiente, terminándose en cierta manera la unión familiar.
Cuando el matrimonio llegó a desintegrarse, principalmente en las ciudades, surgen las familias llamadas disfuncionales, creándose los ninis y una mayor delincuencia juvenil. Aspecto que se vive en Ciudad Juárez, según datos obtenidos por la asociación Cóndor AC.
Hoy en día los estados siguen generando políticas públicas dirigidas a empoderar a la mujer y apoyarlas en sus decisiones tendientes a validar su rol como personas productivas en todos los ramos sin excluir alguno.
El empleo ha permitido el desarrollo integral como parte de la economía, que ya no necesita demostrar sus habilidades y exige sus derechos en todos los ámbitos.
Los partidos políticos son ejemplo de equidad, en sus fórmulas de participación electoral deben incluir un porcentaje igualitario entre los dos sexos, un proceso que antes era concedido al llamado sexo fuerte. Inclusive son dos ocasiones que la mujer en México ha participado, y actualmente participa, como candidata a la Presidencia por elección popular.
Aun con leyes las vejaciones y maltratos hacia la fémina continúan, es un arraigo cultural que debe ir desapareciendo, existen lugares inhóspitos donde aún continúa la ley del hombre, con los usos y costumbres heredadas que forman parte de la vida cotidiana, haciendo de la mujer un objeto.
En Juárez se siguen escuchando historias de terror de las desaparecidas de los años 90. Y hasta la fecha se suscitan hechos de espanto que no deberíamos permitir.
Los derechos hacia la mujer y las leyes continúan armonizando y permeando como una necesidad constante, el recorrido es largo, aún vemos faltas de equidad en algunos segmentos sociales que seguramente se complementarán equitativamente.
El feminismo se ha diseminado, y fortalecido, surgiendo como movimiento político, cultural y social con la exigencia de igualdad de derechos entre mujeres y hombres. En algunos casos se ha tergiversado el concepto transformándose en “hembrismo” como contraparte al machismo. Que lleva a la mujer a una confrontación constante contra el varón.
La competencia entre hombre y mujer por saber quién llega a la cumbre más alta o tiene el sueldo más elevado, resulta irrisoria. La disputa en ese sentido no lleva a una mejora social, es todo lo contrario, no puede haber rivalidad entre dos complementos que son indispensables para la perpetuación de la especie humana y que van ligados por añadidura. 

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