Opinion

La Gómez Morín: responsabilidad de todos

Samuel F. Velarde/
Académico

2018-04-16

A raíz del atropellamiento de tres jóvenes hace unos días por un conductor ebrio, joven también, en el afamado y peligroso bulevar Manuel Gómez Morín, algunos ciudadanos reflexionaron sobre ese desafortunado accidente.
Paradójicamente la vía donde han sucedido varios accidentes y crímenes, lleva el  nombre de un importante personaje de la historia moderna de México, don Manuel Gómez Morín, chihuahuense nacido en Batopilas, que fue rector de la UNAM y en 1939 fundó el Partido Acción Nacional (PAN), datos que pocos jóvenes que se embriagan en ese bulevar, meseros que trabajan ahí, agentes de Tránsito que “vigilan”,  lo saben.  Cosas de la vida.
Sin embargo, el bulevar que inicialmente se amplió para darle mejor vialidad al funcionamiento del Parque Industrial Bermúdez allá por los 80, se fue transformando en el bulevar donde se establecieron los llamados “antros”, desplazando a casas habitación de fraccionamientos como El Crucero, Fuentes del Valle y Campestre. Por supuesto sin ninguna planeación al respecto, de hecho las banquetas peatonales de tal arteria vial son estrechas y por lo general se estacionan automóviles en ellas, dejando al peatón en un total estado de indefensión, pero aquí ¿quiénes son los culpables de esa mala planeación?
En la ciudad de Monterrey los antros digamos “decentes”, se ubican en el barrio Antiguo, un barrio que se acondicionó para que ahí se establecieran diferentes bares, pero es un barrio donde se accede a pie, es decir no existe un riesgo inminente de que sucedan accidentes imprudenciales. En Santiago de Chile igualmente la zona de antros se localiza en el barrio Bellavista, que en sus tiempos fue un barrio de clase media alta con una adecuación urbana que inhibe en cierta forma eventualidades riesgosas.
La Gómez Morín sin embargo, es un bulevar donde no se tenía pensado este tipo de establecimientos, así que lo que ha sucedido hasta la fecha es producto de una mala planeación e irresponsabilidad tanto de la ciudadanía como de las autoridades. Por supuesto que las actitudes humanas son preponderantes para todo lo desafortunado que se ha presentado en ese lugar. Entonces la situación es ¿qué hacer? Es obvio que “la Gómez”, como se conoce coloquialmente, continuará presentando peligros mientras no se diseñen acciones al respecto.
Así pues, ¿qué políticas públicas implementar ahí? ¿Cómo proteger al consumidor de alcohol que cada fin de semana gasta miles y miles de pesos y que al menos merece seguridad?
Necesariamente el consumidor debe exigir seguridad, si yo voy a dejar 500  o 300 pesos cada fin de semana, qué seguridad debo pedir como cliente, eso deberían de pensar los que acuden frecuentemente a tal espacio de diversión. Pero también las autoridades y los empresarios ¿qué deben hacer? ¿Qué responsabilidades deben de asumir?
Asimismo los jóvenes que acuden ahí, ¿cómo respetar al automovilista? Me ha tocado observar  que los jóvenes tal vez pasados de copas o de manera estúpidamente retadora se le atraviesan al automovilista, indudablemente que la responsabilidad también es de ellos.
Sin asumir una posición moraloide que no es el caso, más bien evitar accidentes que no deberían darse,  hay que implementar acciones pertinentes en ese bulevar para que nadie salga perjudicado. Pues si en antaño Juárez se destacaba por la calle Mariscal como el lugar de la “perdición”, no es necesario que la Gómez Morín se convierta en una vía letal, donde la irracionalidad del individuo sea la causa de lo malo de lo que ahí pueda suceder continuamente.

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