Opinion

Ni luto ni respeto por policías asesinados

LA COLUMNA
de El Diario

2018-04-15

• Se le acaba el gas a Corral, mitin sin músculo
• Una semana de Cabada fuera por esguince

Perturbados, los espectadores beisboleros en Cuauhtémoc corrían para protegerse de la balacera que terminó con la vida de un policía estatal. Desgarradora la escena del uniformado agonizando en medio de la carretera, solo, moviendo apenas los brazos momentos antes de perecer. Su compañero herido a un costado del vehículo oficial.
Conmueve la estampa a cualquiera: caídos en su labor, atacados con mejor armamento, los policías parecen abandonados a su suerte.
El sábado mientras en Palacio se preparaban los discursos y la logística del mitin electorero de Javier Corral, afuera, en varios puntos del territorio chihuahuense, se desataban los ataques en contra de la Policía Estatal.
No eran las nueve de la mañana de ese día cuando dos mandos (comandante y subcomandante), eran asesinados en Valle de Zaragoza, donde los atacantes se dieron el lujo de quemar la camioneta en la que viajaban los agentes. Después otro ataque en Jiménez. Cerró la jornada uno más en Cuauhtémoc, en la salida a Rubio, donde las balas interrumpieron la jornada beisbolera.
Domingo por la mañana apareció Peniche en impecable blanco, a lado del gobernador Corral, ambos rodeados de escoltas, en la Plaza del Ángel del Chihuahua. Nada de luto, caras largas ni respeto por los caídos. Ni una palabra del ataque.
La realidad del nuevo amanecer es que el sol no sale igual para todos.

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Antes del sábado eran ya tres ataques a la Estatal durante abril; luego en un solo día otros tres que muestran lo endeble de la corporación y la nula aplicación de protocolos de seguridad.
La ferocidad de la embestida contra la corporación no ha despertado al mandamás de la Comisión Estatal de Seguridad Óscar Aparicio Avendaño, que aparece armado en la escena de los hechos cuando el peligro se ha ido, solamente para la foto.
“El Bonito”, como le apodan, peleado con el fiscal César Augusto Peniche, que cuando fue delegado de la PGR hizo fama de buscar su comodidad y de estar más acomodado hacia el PRI. La cereza del pastel, Javier Corral, mandatario que busca el reflector y el aplauso.
Son ellos quienes han dejado a su suerte a los agentes que se convirtieron en el objetivo de un grupo criminal enfurecido por el presunto arreglo de “El Bonito” de trabajar para proteger a uno de los cárteles que se pelean Chihuahua. En una manta en Chihuahua, colocada antes de las balaceras, se acusa a Aparicio de apoyar a “Los Chapos”.
La respuesta oficial a cualquier expresión violenta es que se trata de la reacción ante la exitosísima pelea que da el gobierno a los narcos.
No sabemos si llorar o reír con zonas del estado en las que no se puede acceder sin permiso de los jefes del narcotráfico, con funcionarios que “ponen” periodistas y les entregan grabaciones ilegales, con ataques a una sola corporación que ni en los tiempos de la peor violencia en la entidad se tenía, con un gobernador enfrentado con el Ejército, con la Federación, con sus excompañeros de lucha y con su propio partido.

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Pian pianito se le acaba la fuerza del discurso -su músculo principal-, al gobernador.
En el mitin de ayer, eran entre cuatro mil y cinco mil los asistentes a la Plaza del Ángel, muchos menos (en miles) que en la concentración que tuvo en el mismo sitio tres meses antes, exactamente el 14 de enero.
Disminuyó también la concurrencia en el presídium, la campaña no anda en burro y no quisieron arriesgarse los diputados locales panistas que van por la reelección. Tampoco estaban su fiel negociador Gustavo Madero -en campaña por el Senado-, ni Emilio Álvarez Icaza, Rocío Reza, todos candidatos por el PAN y sus aliados para el Congreso…
Copiaron las formas del PRI, las de acarrear gente para llenar la plaza, de “invitar” amablemente a la burocracia a ir en apoyo de su líder, de regalar y uniformar -ahora de blanco- a los asistentes con gorras, sombrillas, playeras y banderas #JusticiaparaChihuahua el hasthag.
Se le pidió a la gente levantarse para entonar el himno nacional, luego la transmisión de un video que muestra las bondades del político y su movilización, después, loas desde la iglesia, el empresariado, la sociedad civil “acorralada”, es decir, a los modos de Corral, y luego las aleccionadoras palabras del gobernador, que antes fue recibido cual ídolo de multitudes. Imágenes que más recuerdan regímenes de otros tiempos que los de un autodenominado demócrata.
Juan Carlos Sapién, que habló a nombre de los empresarios juarenses, es sobrino político del exgobernador Pancho Barrio -el padrino de Corral-, pues está casado con una hija de Federico Barrio. Así la pluralidad y el alcance del panista, que sigue creyendo que gobernar es enfrentarse con quien sea y dar discursos ramplones.

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Tenemos la imagen en la versión digital del independiente alcalde, Armando Cabada Alvídrez, usando una muleta. No tenemos el dato preciso todavía pero hemos sabido que sufrió una lesión en alguna subida o bajada de escalones en los presidiums.
Aparentemente no fue nada del otro mundo pero será ese el motivo por el que quedará una semana fuera de circulación. Deberá ser objeto de una intervención médica menor de esas que requieren al menos la semana de reposo absoluto.
Alguno de sus colaboradores informó extraoficialmente a La Columna que este lunes Cabada solicitará una licencia sin goce de sueldo para proceder a la atención respectiva.
Más le vale al edil que los médicos hagan buen trabajo, mayo y junio son de intensa campaña electoral en busca de la reelección.

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