Oscar Ibáñez Hernández/
Académico
Las condiciones del entorno desértico de Ciudad Juárez, aunadas a su urbanización diseñada para dar la espalda al río, a los arroyos y cauces, hacen que el contacto con la vida silvestre sea muy raro. Sin embargo, la resiliencia de la naturaleza permite que en la ciudad existan humedales, estanques y cuerpos de agua que favorecen la presencia de algunas especies que nos reconectan con el medio ambiente.
Recientemente estuve por razones de trabajo y académicas en San Antonio, Texas, así que por las mañanas tuve la oportunidad de recorrer algunos tramos a la vera del río San Antonio, conocido mundialmente como “Riverwalk”, que consiste fundamentalmente en una canalización y equipamiento urbano del río que atraviesa la ciudad, y que además aprovecha un meandro en la zona centro para conectar gran parte de la infraestructura urbana de la misma.
Caminar por la orilla del río en la zona centro es una experiencia extraordinaria, ya que se alcanza a percibir una infraestructura turística y comercial en dos niveles, uno que tiene un ambiente de río y vegetación con un microclima y aislamiento del resto de la ciudad que parece un pueblo mágico con todas las comodidades de una gran urbe, y otra clásica del centro de San Antonio con sus calles, plazas y edificios históricos que están a nivel, donde pareciera que no existe el río.
En su momento, la urbanización del Riverwalk se diseñó como la respuesta local para detonar el desarrollo económico en un entorno de crisis nacional. Hoy es un referente a nivel mundial que sigue cumpliendo su objetivo de desarrollo comercial y turístico, y ahora además con los parques lineales en su trayecto fuera del centro de la ciudad, cumple como infraestructura urbana, deportiva, recreativa y cultural, además de cumplir funciones en el control de inundaciones.
De regreso en nuestra ciudad, retomé algunas iniciativas de varios juarenses que han pensado durante varios años en desarrollar nuestro sistema de acequias, como alguna versión de rescate urbano que no solo brinde oportunidades económicas a la comunidad, sino que además mejore la calidad de vida y el medio ambiente en general.
El Río Bravo se ha convertido en una referencia política y territorial, en el imaginario colectivo existe más como un obstáculo que puede ahogar y matar tanto sueños como personas, en lugar de que se le perciba como una fuente de riqueza, convivencia y calidad de vida como es el caso en la mayoría de los ríos del mundo.
A pesar de que nuestro río es mucho más grande que el Río San Antonio, la infraestructura de presas y su utilización temporal para riego lo han desaparecido. Cada temporada de riego circula una cantidad muy importante de agua a través de la ciudad por la Acequia Madre y algunos ramales importantes, sin embargo, en lugar de aprovechar esta bendición de cinco meses del año, la ocultamos y la llenamos de basura el resto del tiempo en que no circula agua.
Cada vez que puedo, salgo a caminar por la mañana y recorro un tramo de la Acequia “Arandas” que está en Campos Elíseos, voy a saludar a los patos, a las ardillas y a los pájaros que siempre disfrutan de ese lugar lleno de agua y vida acuática que a veces ni siquiera percibimos, pero escondido entre dos bardas de fraccionamientos cerrados.
Cada temporada de riego, se limpian las acequias y se generan senderos que permiten su utilización; existen tramos que pueden ser aprovechados y rescatados en diferentes puntos de la ciudad, por supuesto el Club Campestre que disfruta la Acequia Madre que atraviesa el campo de golf, y sus segmentos residenciales aledaños.
Los grupos de scouts, corredores, ciclistas y vecinos de los tramos, incluyendo grupos de la tercera edad, pueden ser los principales usuarios, así como negocios que pueden usar su traspatio para convertir en pequeños oasis sus servicios para disfrute de los juarenses.
La infraestructura de acequias es una oportunidad perdida para la ciudad, frente al abandono de las autoridades, debe ser retomada primero por los ciudadanos y de esta manera a través de iniciativas e inversiones particulares de grupos, vecinos y empresas empezar su rescate, por lo pronto hay que usar todos los senderos posibles de aquí a septiembre, y aprovechar para ir a saludar a los patos.