Opinion

Breva tras breva

Carlos Irigoyen/
Analista

2018-04-12

Se viene un periodo sumamente interesante para el desarrollo de negocios en nuestra ciudad. Al margen de todo el ambiente enrarecido por la violencia y las elecciones, lo que resta de abril y mayo hay que “agarrar aire” para aprovechar toda la cantidad de oportunidades comerciales.
30 de abril el Día del Niño, ojalá que el enfoque sea dirigido a que le estamos construyendo al infante como sociedad; la reflexión debe arrojarnos datos muy relevantes sobre los derechos de los niños así como la legislación sobre su cuidado y protección. Y es que si la reflexión se orienta a ¿qué le vamos a regalar en lo material? Estamos hipotecando el futuro integral de nuestra comunidad, el futuro de una ciudad como la nuestra pende de lo que estemos sembrando en esta generación denominada 2020, estigmatizada por ser de alto impacto tecnológico, que demerita los efectos del “secuestro emocional” y que supone el uso excesivo de los llamados “aparatos inteligentes” que en muchas ocasiones restan intelecto a quienes lo usan. Estamos caminando sobre arenas movedizas cuando privilegiamos en exceso la comodidad que brinda la tecnología a expensas de la interacción humana; nunca lo sorprendente de saber usar un aparato debe sustituir la magia del contacto humano, un requisito vital para el desarrollo de nuestra niñez.
30 de abril y 1 de mayo megapuente escolar, de esas raras veces que son coincidentes las fechas de quincena y descanso; comercios, hoteles, restaurantes, lugares de esparcimiento, alisten sus “cañones comerciales” porque “el que pega primero, pega dos veces”.
Luego el tres: Día de la Santa Cruz. Albañiles, “arquis”, “inges”, no se hagan locos que hay que ponerle singular alegría al festín en las construcciones. Se abre la oportunidad para los negocios que provean de insumos para hacer las comidas de los que trabajan en la construcción, bebidas espirituosas incluidas.
El 5 de mayo, más festejado por los norteamericanos, aunque sea un pasaje histórico de la milicia mexicana de haber vencido al ejército galo que en ese tiempo era una potencia militar, pero su inadaptabilidad al terreno y sobre todo, el coraje y valentía de civiles y militares que detuvieron las pretensiones de las tropas francesas de invadir México; "las armas nacionales se han cubierto de gloria. Las tropas francesas se portaron con valor en el combate y su jefe con soberbia, necedad y torpeza", frase célebre del general Ignacio Zaragoza.
10 de mayo, Día de las Madres. Para el mexicano el vínculo emocional más fuerte respecto a la familia, porque somos capaces de agregarle a cualquier cosa la palabra “madre” para indicar magnanimidad: “estuvo a toda… ya valió… a la… y que fluyan los detallitos, desde la más sencilla flor, la comida, el celular, hasta los regalos más costosos. El Día de la Madre genera euforia y opciones de ventas quizá solo equiparables al día de Navidad. Ya deberían de estar inundando las mentes de los consumidores para que vacíen sus bolsillos las promociones, publicidad, descuentos, ofertas, cupones para como consumidores ir haciendo el guardadito. Y cerramos, el día 15, los maestros y el 23 el estudiante.
Motivos sobran, argumentos comerciales están faltando. Qué nostalgia recordar aquellos festivales del 5 de mayo en la avenida Juárez, las interminables serenatas del 10 de mayo bajo otros estándares de seguridad donde incluso hasta te “aventabas’ un palomazo para apoyar a un desconocido o le ibas a cantar a la suegra “pa’ quedar bien”. La algarabía de la festividad del 3 de mayo con el colorido que le imprimían los albañiles a sus construcciones, Y ni qué decir del 23 de mayo, las ‘parvadas’ de alumnos que recorrían las albercas, los parques; todo aderezado con la “cooperacha” de los negocios o de los mismos estudiantes para hacer el convivio más atractivo, oportunidades de vender al por mayor. Lo digo y lo reitero: “las oportunidades son calvas y se tienen que agarrar por los pelos” pero en nuestra frontera el comercio parece estar sordo ante el ruido de las pisadas de las oportunidades. Hay una extraordinaria coyuntura para hacer crecer los negocios con base en las oportunidades comerciales. ¿Qué falta? ¿Inteligencia comercial o voluntad empresarial? Ahí están los consumidores, ¡levántense y vendan! 

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