Opinion

Soledad o reconocimiento

Víctor Guzmán/
Académico

2018-04-10

Las esperanzas desaparecen cuando los recuerdos terminan.
Se comienza a envejecer a los 30 años –algunos científicos afirman que desde los 26–, dentro de ese proceso natural por el que todos pasamos, quizá en contra de la voluntad de no pocas personas. Se lucha por retardar la apariencia física de la edad con todo tipo de químicos y productos milagro, al igual que tratamientos costosos, pese que a final de cuentas los años siguen su curso.
Los adultos mayores son personas de 60 o 65 años de edad en adelante que generalmente viven solos, puesto que los hijos han partido. Es una etapa que se debe cubrir con diversas actividades físicas y mentales para evitar el deterioro cognitivo, la demencia senil y la depresión u otras enfermedades.
El Consejo Nacional de Población indica que para el 2030 la población del Estado de Chihuahua rebasará los 4 millones de habitantes; de ellos 425 mil serán adultos mayores, esto equivale al doble de la población de personas sexagenarias actualmente.
Los años no son un impedimento para trabajar, vemos a cientos de personas de edad avanzada laborando por necesidad económica en centros comerciales de empacadores y parqueros, entre las actividades más vistas.
La preocupación será que en el 2030 no haya la suficiente cantidad de estacionamientos o centros comerciales para trabajar, haciendo la comparativa con la actualidad si se continúa bajo el mismo esquema de empleos en esta edad.
Es importante eficientar los procesos de retiro por edad a través de las pensiones y jubilaciones para que haya la menor cantidad de personas en el desamparo, por ello la importancia de poseer un empleo formal que ofrezca las prestaciones de ley.
Evidentemente no estamos preparados con la suficiente infraestructura física para albergar a la mayor cantidad de personas que se requiera. Un sistema de pensiones que ofrezca una certidumbre de respaldo económico para una vida digna a la persona que ya concluyó su tiempo productivo.
La realidad es otra, en la ciudad existen centros de apoyo al adulto mayor que ofrecen los servicios de estancia y albergue y trabajan con limitaciones en la mayoría de los casos. Desempeñan labores geriátricas y lúdicas con diversos talleres para reactivar física y mentalmente a los beneficiarios, entre otras múltiples acciones positivas.
De continuar con esta misma dinámica de atención al adulto mayor, en el futuro muy próximo solo será una aspirina tratando de curar un cáncer.
La organización civil Fraternidad Luz y Amor AC desarrolla funciones como albergue de adultos mayores desde 1984. Actualmente atiende a 28 adultos mayores que van desde los 65 a los 96 años.
La directora de la Asociación, María Luz Kortright expresa que: “el promedio de vida ha aumentado, anteriormente era de 60 años, en la actualidad es de 80”. Manifiesta que las principales causas por las que la gente interna a sus familiares es porque los hijos trabajan y no tienen tiempo de atenderlos, y por el avance de enfermedades como el Alzheimer y la demencia senil, circunstancia en la que los adultos mayores no pueden ni deben permanecer solos.
La activista social manifiesta que la diabetes, hipertensión y el colesterol son las enfermedades recurrentes con las que llegan los adultos a su centro de atención.
El envejecimiento poblacional esta próximo, y en general no estamos preparados, seguramente, como es costumbre, se trabajará sobre la marcha con errores y aciertos.
Para aquellos que desean una vida longeva acompañados de su familia, deberán ir tejiendo los lazos familiares enarbolados con los valores tradicionales de amor y respeto mezclados con los principios de cordura, e ir sembrando la semilla de unión consanguínea. Los niños y adolescentes serán los que determinen si están dispuestos a continuar con la compañía de sus progenitores una vez que las fuerzas y la memoria lleguen a fallar a sus padres.

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