LA COLUMNA
de El Diario
• Colofón de indignidad en el corralismo
• Posibles motivos del relevo en la Guarnición
• Acaparan Corral, Peniche y Aparicio a escoltas
El Partido Verde se presume como una institución política defensora de la vida en toda la extensión de la palabra; particularmente aparecen en campañas protectoras del medio ambiente, los recursos naturales... y en defensa de los animales. Muchos de sus seguidores le huyen inclusive a la carne roja.
Demagogia pura, al menos en México. Los líderes aztecas son la antítesis de los principios partidarios. En Chihuahua no es la excepción. María Ávila y su marido, Alejandro Gloria, son la mejor muestra de que en la práctica las ideologías “verdes” no significan más que accesorio engañabobos.
Vengamos a Ciudad Juárez. El sábado fue descubierto feliz de la vida en la Plaza Alberto Balderas el candidato verde por el cuarto distrito, Héctor Vitela Ramírez (foto en versión digital de La Columna).
Vitela aplaudió de principio a fin al oriundo de Navarra, Guillermo Hermoso de Mendoza. Casi saltó de su dura banca de cemento cuando el torero se hizo de rabo y dos orejas a costa de “Gordo”, un novillo que hizo lucir bastante bien al hijo de Pablo Hermoso. Otras dos orejas fueron de la víctima “Canano”.
Ni gestos hizo Vitela cuando los ayudantes entregaron al torero de 18 años de edad esas extremidades una vez muertos los animales. Aplaudió a rabiar de principio a fin desde su posición en primera barrera de sombra, muy lejos de los espacios de sol, a donde ubican a la “pelusa” caguamera. Los contrastes en la realidad le ganan al discurso.
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Vaya colofón de indignidad el sufrido por Julio César Jiménez Castro al concluir su vida laboral en el Tribunal Superior de Justicia (TSJ). Casi 30 años perdidos en un abrir y cerrar de ojos por su falta de carácter y firmeza para enfrentar con hombría profesional la perversión político-electoral del gobernador, Javier Corral Jurado, cuyo PH de la malignidad puede ser olfateado a kilómetros.
El “decano” fue uno de la decena de magistrados que el domingo no disfrutó los cortes de carne y los buenos vinos de La Cebolla Roja de los que dieron cuenta otros 20 miembros del pleno del TSJ para abordar la grave crisis que sufre esta institución, cómo superarla, y sobre todo, cómo definir al que será relevo de Jiménez Castro tanto en el Tribunal como en el Consejo de la Judicatura.
“El tapete de Corral”, llaman sus propios homólogos magistrados y magistradas al cesado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Se ganó el mote por tapadera y sicario jurídico del gobernador. Solo ejecutó órdenes del mandatario y/o de sus asesores en la Secretaría de Gobierno y la Consejería Jurídica. Deplorable el papel.
Lo peor, el domingo quedó prácticamente pactado el acuerdo entre los comensales de La Cebolla para que el sucesor sea quien convocó a la comida, el magistrado Pablo Héctor González, personaje que paso a paso construyó la caída del hoy desafortunado y reforzó en Palacio de Gobierno la idea de que solo él puede levantar las ruinas del Poder Judicial chihuahuense.
Así va escrita la historia, con todo y la nueva vida otorgada ayer al corralista Consejo de la Judicatura por la diferencia de un solo voto en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
No disolvieron el tal Consejo como lo propuso el ministro ponente Arturo Zaldívar en una acción maquiavelada nacionalmente entre fuerzas de la Suprema Corte y agentes del corralismo, pero sí le dieron una bajada a la espuma de la dictadura que pretendió imponer el gobernador al Poder Judicial chihuahuense.
Impensable que el proyecto de Zaldívar haya sido modificado sustancialmente por sus compañeros(as) ministros pero así fue.
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Dolió como sal en herida la mención aquí de Rocío Sáenz, Lilia Merodio y Adriana Terrazas, en actividades abiertamente electorales sin haberse puesto el semáforo en verde para el arranque respectivo.
Aclaramos: directamente ellas no se dolieron de la publicación; operadores de todas sí. Argumentaron que ellas anduvieron apoyando a otros candidatos y por lo tanto su activismo no fue para sus propias campañas. Inclusive nos pidieron revisar bien la foto de Sáenz que, efectivamente, respaldó la campaña de Meade pero no en Juárez. ¿Entonces dónde sería y con cargo a quién? Tarea por hacer para La Columna.
El intento de engaño es más que claro. Ellas empezaron campañas anticipadas puesto que ya son formalmente candidatas registradas en sus partidos y en los órganos electorales correspondientes. Pueden por supuesto interpretar la ley a conveniencia, pero la realidad es esa.
No dejarán de ser candidatas si aparecen con Trump haciendo campaña para su reelección. Por ironías no quedamos.
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Apenas lo abordamos ayer aquí. Policías estatales abandonados a su suerte por sus jefes el fiscal general y el gobernador del estado. Así cayeron ejecutados insólitamente los dos ministeriales ayer mientras comían burritos entre la Ciudad de Chihuahua y Aldama, un área plenamente conurbada.
La famosa “alerta roja” decretada desde que fueron acribillados hace casi un mes en Juárez dos elementos de la Fiscalía norte ha sido efectiva solo para el gobernador, el fiscal general y el comisionado estatal de Seguridad Pública que tienen acaparados a todos los agentes como escoltas mientras el resto de personal y agentes han quedado a la buena de Dios.
Es la calamidad total en las corporaciones estatales.
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Sorpresivamente fue sacado de la guarnición militar en Juárez el general, Bernardo Ramírez García. Rebasó acaso por dos meses el año en esta frontera. Sus antecesores promediaron al menos dos años. Unos dicen que sus jefes en la Secretaría de la Defensa Nacional prefirieron relevarlo por las diferencias irreconciliables con el gobernador Corral y de repente hasta con el independiente alcalde, Armando Cabada (recordamos por ejemplo los fracasos en las campañas de desarme); otros dicen que fue promovido por el último golpe dado al narcotráfico con cerca de 120 kilos de cocaína decomisados en el Precos de Samalayuca. La discreción castrense no permite saber más. Llega en su lugar desde Tlaxcala el general, Fernando Gómez.