Opinion

Velocidad, planeación y omisiones

Sergio Pacheco González/
Analista

2018-04-09

Recientes hechos vinculados con el uso de vialidades y el traslado de personas y mercancías, han ocupado la atención de los medios de información y han derivado, entre otras acciones, en la disminución de la velocidad permitida en los bulevares Juan Pablo II y Manuel Gómez Morín. En el primero, al concluir los trabajos de reparación que atinadamente de manera preventiva realizó la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS), se decidió reducir la velocidad en el tramo Pérez Serna-Francisco Villarreal de 80 a 60 kilómetros por hora, a fin de preservar el colector atendido. En el segundo, un incidente vial en el que se conjugaron diversos factores derivó en graves lesiones a cuatro personas, así como en la detención y sujeción a proceso del responsable, derivando también en la reducción de la velocidad a 50 kilómetros por hora. Observemos esto desde otra óptica.
Una de las características de este municipio fronterizo es la dinámica desigual que ha vivido en los ámbitos económico, social y cultural. En lo económico, por ejemplo, Juárez contaba en 2016, de acuerdo con datos del Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP, Radiografía Socioeconómica, 2017), con 321 establecimientos activos de la industria manufacturera, maquiladora y de servicios de exportación, distribuidos en 38 zonas y parques industriales, lo que representaba 66.05 por ciento de los existentes en el estado de Chihuahua.
Su trayectoria exitosa en el sector industrial ha tenido efectos positivos en el crecimiento y expansión de diversos servicios no gubernamentales y comercios, como se puede observar en el crecimiento de tiendas de autoservicio, como Smart, la que cuenta, se indica en su página web, con 34 de ellas en esta localidad, expandiendo sus operaciones a otras entidades como Tamaulipas y Nuevo León.
Entre otros de los efectos de su crecimiento económico, se ha señalado su crecimiento poblacional y la expansión de la denominada mancha urbana, con la creciente demanda de todo tipo de servicios, entre ellos vialidades y transporte público.
En este sentido, desafíos como el planteado por el crecimiento de la población en el municipio, 430.7 por ciento entre 1960 y 2015, han demandado el desarrollo de la planificación urbana, situación que fue identificada y que pretendió ser atendida con la creación en 1995, del IMIP, el que “surge como un modelo innovador para superar la discontinuidad en los procesos de planeación y para ponderar a éste como un instrumento indispensable para lograr el desarrollo integral del municipio de Juárez; evitar las acciones y obras improvisadas y para revertir los rezagos acumulados y la falta de visión a largo plazo”. (http://www.imip.org.mx/Home/Antecedentes).
Sometido a diversas presiones en sus casi 23 años de existencia, el IMIP ha desarrollado importantes aportaciones al desarrollo urbano local, como también se ha visto limitado en diversos momentos para cumplir con su misión: "Proveer los planes y proyectos que Juarez [sic] requiere para su desarrollo sustentable y el fortalecimiento de su identidad, con bases científicas y de participación ciudadana".
A esta labor abonan dos actividades de reciente cuño en el IMIP. El Seminario Permanente La Ciudad Posible, que se encuentra en su segunda edición y la Maestría en Gobierno Urbano y Ciudad, cuya convocatoria a su primera generación se encuentra abierta.
Esto es relevante si se toma en cuenta la necesidad de conciliar en el desarrollo urbano las dimensiones espacial y social, lo que implica la adecuación y usos del territorio, con base en los intereses y necesidades de la ciudadanía. Y es precisamente la desvinculación entre estas dimensiones, la que permite entender de mejor manera lo que sucede en las vialidades referidas.
En Juan Pablo II, se aprecia el interés por agilizar el transporte de mercancías y personas. En este caso, si la vibración y el peso de los vehículos es detonante de afectaciones al colector, las medidas preventivas tendrían como primer objetivo los transportes de carga, situación que afectaría directamente a la industria de exportación.
Por otra parte, concentrar en una vialidad de intenso tráfico múltiples negocios donde se concentran consumidores de viandas y alcohol, no parece ser la mejor decisión. En Tijuana, por ejemplo, la actividad nocturna se desarrolla en el centro de la ciudad, en una zona donde se prohíbe la circulación vehicular con la finalidad de brindar seguridad a quienes acuden a divertirse.
Así, en un caso, disminuir la velocidad es una medida contraria a las razones que motivaron la creación de esa vialidad; en el otro, no se atienden las omisiones de origen. 

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