Opinion

#7de7

Yuriria Sierra/
Analista

2018-04-06

Ciudad de México.- Además de las declaraciones patrimonial, de intereses y fiscal, José Antonio Meade presentó una consulta rigurosa realizada en el Servicio de Administración Tributaria, en la que se comprueba que ni él ni su esposa, Juana Cuevas, tienen una fuente de ingresos distinta a la que declaran. Incluyó, además, una revisión a registros públicos en cada estado del país, para dar certeza de que no hay propiedades sin declarar; un certificado patrimonial que avala los ingresos que ha recibido en los últimos 20 años, mientras ha sido servidor público. Todo firmado ante notario.
Le llamó #7de7 porque con esto cumple con el #3de3 impulsado por el Instituto Mexicano de la Competitividad, y marca pauta para que, a partir de hoy, los aspirantes a cualquier cargo de elección popular detallen lo que tienen y las vías por las que lo han conseguido. Meade era el único de los candidatos que no había cumplido con la iniciativa del IMCO, pero justo porque preparaba este nuevo formato.
¿De cuántos funcionarios hemos leído que tienen una casa, un departamento, un auto porque alguien se los heredó? Como si ello acabara con las dudas. Obras de arte, relojes costosos, joyas. Un amplio patrimonio, en dinero o especie, que no está debidamente transparentado.
Los ciudadanos tenemos derecho de saber, por ejemplo, cuánto gana Andrés Manuel López Obrador por concepto de regalías de los 17 libros que ha escrito, no solo saber que “algo” gana por ello. En su #3de3 AMLO asegura que no tiene propiedades ni vehículos. ¿Estamos seguros de que no hay nada a nombre de alguien más? ¿Hay garantías de que no existen prestanombres?
Los ciudadanos debemos conocer cuál es la trayectoria en el sector inmobiliario que le ha permitido a Ricardo Anaya ser dueño, a sus 39 años, de naves industriales que valen millones de pesos. También, ¿cómo le hizo para vivir sin ingresos por tres meses? ¿De cuánto eran sus ahorros? Es su obligación, en compromiso con la transparencia, decirnos cuánto ha ganado desde su entrada al escenario político, ¿cómo financió una campaña electoral cuando fue candidato a diputado teniendo 21 años? Hacer pública esta información, ¿no sería una manera para acabar, de una vez, con todas las dudas que hay sobre el origen de su patrimonio?
Los ciudadanos tenemos derecho a saber cuáles son las actividades que a Margarita Zavala le han permitido echar a andar un movimiento propio. Datos que, a la vez, avalarían la carrera que ha ejercido como abogada.
Meade les ha dejado la vara muy alta. Supo aprovechar una de sus mayores cualidades: su intachable trayectoria, para poner agenda en la campaña, para provocar una reacción que más les vale a los demás tener. Ni AMLO ni Anaya aceptaron debatir con él sobre su situación patrimonial, tal como se los propuso al inicio de esta semana. ¿Volverán a darle la vuelta? ¿Le sacarán a presentar su #7de7?
En tiempos en que en nuestro país resulta tan lastimoso hablar de transparencia y corrupción, nada sobra para abonar certezas. Cualquier ejercicio que busque redireccionar el entendimiento que los funcionarios tienen de su deber, debe ser respaldado sin importar el color de quienes tienen esa obligación con los ciudadanos que buscan gobernar. Todos tendrían que estar, desde ya, aplaudiendo y publicando sus respectivas declaraciones complementarias. La honestidad no es algo que se demuestra bajo protesta de decir verdad, es una cualidad que, lamentablemente en nuestro país, debe estar respaldada por instrumentos legales que afirmen que, en efecto, no hay un solo peso mal habido en los bolsillos de los funcionarios. Demostrar que esto es así, sobre todo ahora que estamos en campaña para renovar la Presidencia, es una manera de comenzar una nueva narrativa, una que deje atrás a ese México roto por la corrupción.

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