Opinion

Porqué Juárez es una pieza tan codiciada

LA COLUMNA
de El Diario

2018-03-31

La madre de todas las batallas será Juárez sin duda. No está en juego únicamente un municipio, con sus nueve distritos locales y cuatro federales. Está en juego una senaduría, la Presidencia de la República, y futureando, la gubernatura dentro de tres años. No es exceso ni superlativismo esta aseveración. Examinemos la radiografía con ojos de cirujano.
Los candidatos presidenciales saben lo anterior. Andrés Manuel no se anda por las ramas y echa el resto en esta ciudad para iniciar su campaña. Trata de catapultar a sus candidatos en una forma desesperada. Es consciente que Armando Cabada tiene el grueso de las preferencias y que su arrastre nacional servirá poco si el electorado no prende: incluso pasó por encima de las facciosas corrientes locales morenas para imponer a Cruz Pérez Cuéllar en busca de votos azules.
Juárez es clave, con el 43.50 por ciento del electorado estatal, es un bocado apetitoso para los partidos. Por ello no se detienen ante nada. Resucitan muertos de tres días como Javier González Mocken, Ramón Galindo Noriega, o la misma Adriana Terrazas, en busca del milagro que soporte con votos un impulso nacional dominado por “El Peje”, contrastante con una realidad política local que no sabe aún de esos niveles de simpatía morenista.
En ese análisis, ¿qué pasará con el independiente munícipe? ¿A quién le venderá su amor a la Presidencia y a la senaduría?: ¿Al PAN? ¿Al PRI? ¿A Morena? Porque si alguien tiene un colchón suficiente de popularidad para negociar es Armando Cabada. Nadie tiene ese reducto de aprobación, con un Corral en el suelo y Peña Nieto en el inframundo de la percepción ciudadana -la peor calificación de los últimos cinco sexenios-.
Todos los candidatos deberán cargar con la pesada losa de sus administraciones, salvo Cabada que ha sabido, con sus altibajos y prietitos en el arroz -bendita independencia- salir adelante.
Un dato adicional: ninguno de los partidos viene de un proceso de legitimación ciudadana como el independiente aspirante al Ayuntamiento, con sus nueve independientes candidatos a la diputación local y sus cuatro independientes candidatos a la diputación federal: todos los demás postulados surgen de procesos centralizados de decisión: los dedos de sus dioses los colocaron en sus candidaturas, no sin grandes dificultades internas que terminaron con fracturas y deslindes, que socavan aún más sus posibilidades de arranque.

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El estado de Chihuahua tiene un padrón electoral de dos millones 774 mil 027 electores al 23 de marzo de 2018. De ellos, un millón 206 mil 934 residen en Juárez, que tiene en porcentajes el 43.50 por ciento de los electores, más menos, en espera del listado definitivo las cifras poco cambiarán.
Juárez es llave que abre el cerrojo estatal y aceita el federal. Es estratégico obtener la mayor cantidad de sufragios. En ello influirá sin duda el voto nacional.
De acuerdo con Mitofsky, en una encuesta levantada hace apenas dos semanas, López arranca con 29.5 de preferencias; Anaya con 21.2; Meade con 16.4 y Zavala con 4.8, en un resultado donde hay un 55 por ciento de rechazo a contestar y un 28.1 por ciento de electores que no declaran preferencia: es decir, pese a las distancias, no se puede predecir un resultado, más aun cuando el 25 por ciento dice que podría cambiar de opinión.
El voto duro de López es del 19 por ciento, Anaya del 11 por ciento y Meade del 10 por ciento; es decir, la base que afirma con seguridad en la encuesta que bajo ningún motivo modificará su intención de voto.
Una moneda en el aire entonces: en 2006 López tenía seis puntos sobre Calderón. Peña en 2012 tenía 20 sobre López.
Sí hay incertidumbre, y en ese contexto, el voto local es clave. Por ello Juárez retoma importancia. El problema -o la solución- para los partidos es que hay un independiente gobernando.

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Cabada venía de un ejercicio periodístico ininterrumpido en la televisión. Su nivel de penetración en el electorado era -y sigue siendo- muy alto.
Ganó con la votación histórica más elevada, con 209 mil votos (48.9 por ciento) sobre 107 mil de “Teto” Murguía (25 por ciento). En la lejanía del sufragio en aquel 2016, Victoria Caraveo del PAN con 62 mil (14 por ciento) y Juan Carlos Loera, de Morena, con 18 mil (4.2 por ciento), con una participación ciudadana de 41.56 por ciento.
Hoy la percepción acerca del gobierno de Cabada la retrata el Plan Estratégico de Juárez: tiene un envidiable 7.19, muy por encima de Corral que esta reprobado con un 4.94 y un distante, pero muy distante, Peña Nieto (Mitofsky, 2017-2018), con un ¡2.1!
Ninguno de los presidentes de la República había llegado con esas calificaciones a febrero del año de las elecciones. Salinas tenía un siete, Zedillo un seis igual que Fox. Calderón tenía un cinco, pero ¿un dos? Nadie.
De ese tamaño es la losa que debe cargar Adriana Terrazas.

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Javier González Mocken inaugurado como morenista no la tiene fácil. Ser abanderado de un partido que es puntero a nivel nacional, no le garantiza el triunfo. Más aún cuando carga su propia lápida.
Ha sido gente del sistema de toda la vida. No hay un momento en que se haya despegado del sueldo oficial desde 1972 a la fecha. Lo mismo ha sido la nómina municipal, que la estatal o la federal. Incluso la UACJ. Era un soldado del PRI -subsecretario de Educación con Duarte-, que lo llevó a ser presidente municipal con la licencia-renuncia de Enrique Serrano, donde por cierto, tuvo que cargar con una aceptación muy baja apenas del 4.63. Su ventaja es la capacidad en el manejo de la estructura territorial y la confianza que le tiene el grueso del priismo fronterizo ahora de su lado.

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Enfrente de él estará Adriana Terrazas, también una mujer del sistema. “Servidora pública” de toda la vida. Ha sido regidora y simultáneamente diputada federal y senadora: cuando Lilia Merodio pide licencia, se va al Senado y cuando ella regresa, vuelve a San Lázaro, sin problema alguno. Benditas suplencias.
Fue defenestrada del Ayuntamiento en 2014 cuando una grabación puso en evidencia una operación política con recursos municipales. De ello, no pasó nada. Eran los tiempos fuertes del duartismo y del alcalde Serrano.
Sin empacho se fue con él a coordinarle la campaña. Y hoy busca ser alcaldesa, en una situación verdaderamente cuesta arriba.

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Galindo es otro de los contendientes. Ya fue alcalde en 1995. Ganó de panzazo, solo con dos mil votos de diferencia frente a Carlos Morales (130 mil 552 vs 128 mil 931). Y eso que eran los tiempos de gloria de Pancho Barrio gobernador. Fue una desgracia para esta frontera.
Ese triunfo pírrico le permitió hacerse de la candidatura al gobierno de Chihuahua, que perdió sonorosamente frente al hoy senador Patricio Martínez.
Ramón reapareció en escena en el 2000 con un sainete que le valió una suspensión cuando perdió la candidatura al Senado. En 2014 vuelve a aparecer en el directivo estatal. Buscaba la presidencia frente a Héctor Ortiz y Mario Vázquez, que lo dejaron en la lona. Javier Corral prefirió dar su apoyo a Vázquez. Dos años después lo encontramos como subsecretario del Gobierno del Estado en la zona norte, donde los escándalos no lo han abandonado. Ahí está el altercado en la línea express y su carro con placas texanas.
Poco tiene que hacer el hijo de don Hedeberto (que en paz descanse), más aún con las deplorables calificaciones de su jefe, que lo hunden momento a momento, sin descanso -reporte publicidad Comisión Nacional de los Derechos Humanos dixit-.

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En todo este contexto, el valor de compra del sufragio juarense aumenta como espuma. El bitcoin de la política estatal. No podrán “El Peje”, ni Meade, ni Anaya, por si solos sacar adelante los triunfos electorales. Requieren auxilio en los distritos y municipios. Así lo exige el alto nivel de competitividad.
¿Qué va a hacer Armando con su alforja panzona de votos? Si va por “El Peje”, podría darse un balazo en el pie pero eventualmente contar con un aliado sin igual en Los Pinos. Con el PAN ni a la esquina, el pleito está cantado -2021-.
La apuesta por el PRI sería de altísimo riesgo.
¿O se irá solo, bajo la máxima que es mejor a ir mal acompañado? Es muy probable, arropado con sus alfiles a diputados federales y locales, cerrar filas y jugarla como lo ha venido haciendo hasta este momento.
Vienen tres largos meses de agonía para todos los que buscan el favor del voto juarense. Si bien ahora el panorama está como lo describimos, en todo ese tiempo las cosas pueden cambiar. Certidumbre ni en invierno ni en verano. No perdona el caprichoso clima de Juárez a quienes no le tributan el debido respeto.

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