Opinion

Yegua que alcanza, gana

Carlos Murillo/
Analista

2018-03-31

El azar, incontrolable e impredecible. Prófugo de la ciencia. Al mismo tiempo misterioso y apasionante. Enigmático. Está presente en todos lados. Una persona puede sacarse la lotería, morir en un accidente o vivir toda su vida tranquila gracias al azar.
El futuro es azaroso, por ejemplo, dicen en el beisbol que el clima también juega. Aunque haya un meteorólogo que intenta predecir el clima, la naturaleza no obedece decretos, un pequeño cambio en las condiciones puede alterar el resultado.
Para Jerome Frank, jurista norteamericano de principios del siglo XX, los abogados predicen resultados conforme a su experiencia y conocimientos, dice que es un trabajo muy parecido al que hacen los meteorólogos, pero ambos sufren del mismo mal, no siempre le atinan.
El profesor Rolando Tamayo y Salmorán, filósofo del derecho mexicano, narra que en la antigüedad había tres actividades que se consideraban muy parecidas; el abogado, el sacerdote y el hechicero, los tres cuentan con un lenguaje propio y fórmulas mágicas para inventar fenómenos metafísicos.
En otra etapa histórica, los alquimistas intentaron combinar la filosofía con la química, la metalurgia, la física y la medicina, lo mismo prometían la vida eterna que la fórmula para transformar el plomo en oro.
Los alquimistas de nuestro tiempo son los mercadólogos, quienes hace 50 años comenzaron a perfeccionar sus instrumentos científicos para medir la voluntad de la gente, enunciando también cómo y porqué votarán. A veces le atinan, pero regularmente fallan, para esos casos tienen la autocomplacencia del “margen de error”.
Las casas encuestadoras, como el brujo mayor, tienen sus propias justificaciones, para comenzar dicen que las encuestas son una “fotografías instantáneas”; las condiciones, por tanto, pueden cambiar de un momento a otro, en el fondo lo que quieren decir es que ellos no se equivocan, porque solamente describen lo que ven en un tiempo y lugar específico, con eso ocultan el secreto peor guardado: en realidad los mercadólogos no saben lo que ocurre y mucho menos lo que ocurrirá.
En el proceso electoral de 2016 todas las grandes casas encuestadoras se equivocaron, por poner un ejemplo, Consulta Mitofsky decía en abril que el “Teto” Murguía tenía 37.7 por ciento de las preferencias del electorado, contra un 5 por ciento de Armando Cabada y que Enrique Serrano tenía 31.7 por ciento contra 22.8 por ciento de Corral. El resultado todos lo sabemos. Por las mismas estaban Confirme, GCE, El Universal, IPC, Espacio Muestral, El Financiero y hasta Masive Caller, todas se equivocaron, ninguno le atinó al resultado.
Hoy en día, ya no se mide lo certero de la predicción del resultado, sino quién se equivocó menos.Esto, aunado al desprestigio de las casas encuestadoras, produce un nuevo paradigma en los cuarteles de campaña: no tomar decisiones con base en las encuestas.
Otro hecho indiscutible es que todos los que participan en el juego pueden ganar. Unos tienen más posibilidades que otros. El resultado dependerá de tres variables, la primera es un diagnóstico realista, la segunda es el éxito en el diseño e implementación de estrategias electorales y la tercera es la reacción ante los factores externos. Las tres intentan combatir al azar.
En el mismo orden de ideas, los aprendizajes del proceso electoral de 2016 fueron muy claros: no basta tener las mejores propuestas, ni el más destacado currículum del candidato; no es suficiente tener a los más generosos patrocinadores, ni la mayor cantidad de operadores políticos en campo; mucho menos se necesita estar en la cresta de la ola de las encuestas, ni tener en la bolsa a la opinión pública o las redes sociales. Nada de esto es indispensable para ganar.
En la última semana se registraron las propuestas para la Presidencia Municipal, tres de los candidatos ya fueron presidentes municipales y no resolvieron nada. Ramón Galindo del PAN, hace más de 20 años que fue electo alcalde, su pobre gestión se recuerda más por los escándalos que por las obras, en su discurso en la Asamblea Municipal recordó sus glorias pasadas al lado de Francisco Villarreal Torres, a quien consideró un gran político. Nada nuevo. Galindo desea regresar al pasado y volver a tomar los puentes internacionales, se le cuecen las habas por encadenarse a la caseta del puente de la Lerdo. En su estrategia, le apuesta a mover la estructura del Gobierno estatal para trabajar en las colonias, la misma fórmula caduca que parte de un diagnóstico equivocado.
También solicitó su registro Armando Cabada, el actual presidente municipal, quien se hace llamar independiente, pero todos saben que tiene ligas en todos los partidos políticos y en otras expresiones electorales, lo mismo le pide apoyo a Mancera (PRD), que a Osorio (PRI) o pacta una alianza con Javier Corral (PAN), es amigo de María Ávila (Verde) y coquetea con Morena. El equipo de Cabada es un tutti frutti de partidos políticos ¿se puede ser independiente así? Por supuesto que no. La única bandera que tiene se cae a pedazos y sin demostrar ninguna virtud como alcalde, Cabada se atiene a la estructura que alquiló con la nómina y una ventaja en las encuestas que enmascara la realidad, la misma estrategia que le falló en el 2016 a su rival.
Otro candidato que solicitó su registro fue Javier González Mocken, el exalcalde interino que ahora quiere capitalizar su coyuntura, aunque su trayectoria en política está marcada por su intento por alcanzar la rectoría de la UACJ, después de eso desapareció, solamente participó en procesos políticos cuando su hermano, Héctor, compitió con las cachuchas del PRI, PRD, PT, Partido Verde-PAN -como si fuera colección de pins-; hoy González Mocken agrega las siglas de Morena a su trayectoria familiar y confía en el capital político que obtuvo en 10 meses de gestión, pero su principal estrategia es subirse al fenómeno AMLO de las encuestas a nivel nacional para aprovecharse de la coyuntura, aunque en los resultados electorales de Chihuahua su crecimiento es mínimo. Su proyecto está sustentado en castillos de aire.
También se registró la maestra Adriana Terrazas Porras, la primer mujer en obtener la candidatura en el PRI y la única que no ha gobernado esta ciudad; pero al mismo tiempo es la más preparada porque conoce a fondo la administración municipal y también sabe cómo gestionar los recursos para la ciudad. Adriana es una mujer que eligió su vocación de servidora pública hace 30 años y, como suele pasarle a las mujeres que participan en política, está acostumbrada a competir cuesta arriba, sabe que el PRI no está en su mejor momento, pero no es la primera vez que compite con escenarios complicados, ahorita Adriana tiene el foco de atención de todos, porque saben que la estructura leal del PRI puede ganar una elección con pura mística y que el voto duro es suficiente para meterle un susto al diablo.
En ese resumen, las fortalezas son las mayores debilidades, porque Galindo cree que la estructura del Gobierno del Estado lo va a hacer ganar y le apuesta al desgaste del PRI a nivel nacional, estar atenido a eso le hace vulnerable; en el mismo sentido, Cabada es el más débil, porque ya se autoengañó con su discurso triunfalista de caudillo independiente, además, su estrategia está contaminada por el exceso de confianza en que una estructura nominal del municipio que se acostumbró a simular; por otra parte, González Mocken cree que puede colgarse de Andrés Manuel y confía en que las encuestas lo hagan presidente y, finalmente, Adriana Terrazas que tiene una gran ventaja frente a los demás: no espera que alguien más le regale el triunfo y se ha preparado 30 años para este momento, es seguro que aprovechará cada instante para tomar ventaja, su estrategia será ir paso a paso, bajo la premisa de que “yegua que alcanza, gana”.
Esto es una apuesta y como en todos los juegos de azar el resultado es impredecible. Lo que ya está definido son los jugadores y las estrategias, sin duda, la mejor jugadora es Adriana Terrazas y tiene la mejor estrategia. 

X