Opinion

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Pascal Beltrán del Río/
Analista

2018-03-20

Nueva York.- Facebook, el gigante de las redes sociales que tiene dos mil 200 millones de usuarios activos mensualmente a nivel mundial, está enfrentando esta semana el cuestionamiento más duro desde que se dio a conocer que pudo haber sido objeto de manipulación para influenciar al electorado estadunidense a fin de que votara por Donald Trump en la elección presidencial de 2016.
Pero ahora no se trata solo de la difusión masiva de noticias falsas (fake news) -fabricadas en lugares como Macedonia por interés comercial-, sino del uso deliberado de información recabada por Facebook para segmentar a los usuarios y diseñar estrategias de comunicación para cambiar su comportamiento.
El fin de semana, un exempleado de la empresa de investigación Cambridge Analytica reveló a los diarios The New York Times y The Observer que dicha firma se benefició de los datos de unos 50 millones de usuarios de Facebook en Estados Unidos para predecir sus preferencias políticas y crear formas para influenciar su voto.
Christopher Wylie, un abogado de 28 años de edad con estudios de posgrado en pronóstico de tendencias en la moda, admitió haber discutido a profundidad el tema con Steve Bannon, unos de los principales estrategas de Trump en la campaña y en los primeros meses de su gobierno, así como con el multimillonario Robert Mercer, quien es señalado por medios internacionales como el principal accionista de Cambridge Analytics en Estados Unidos.
A The Observer, Wylie admitió ser unos de los autores de la “herramienta de guerra sicológica de Steve Bannon”. Y confesó que los datos de los perfiles de Facebook fueron usados para crear algoritmos que pueden predecir las motivaciones políticas de millones de votantes.
“Estas revelaciones han sacudido a Facebook, que ya estaba bajo presión política por no hacer más para evitar que la plataforma fuese usada por operadores rusos y proveedores de noticias falsas durante la elección estadunidense”, publicó el domingo el diario británico Financial Times en su nota principal.
Y es que el viernes pasado, horas antes de que se publicara la versión de Wylie en uno y otro lado del Atlántico, Facebook dio a conocer que suspendía su colaboración con la Strategic Communications Laboratory y su firma de investigación, Cambridge Analytica.
Este lunes, la red social lanzó una campaña de control de daños. En México se publicó un desplegado en diversos diarios en el que Facebook establece su compromiso para combatir las noticias falsas mediante una serie de lugares comunes que pone en manos de sus usuarios la responsabilidad de detectar y no diseminar la información que no tiene sustento factual.
Eso, por supuesto, es necesario. Los medios y las redes sociales deben hacer un esfuerzo para concientizar a los consumidores de información sobre los peligros que entrañan las noticias falsas o ambiguas en la era de internet.
Pero aquí estamos hablando de algo más grave: la forma en que fue usada la información que Facebook recaba sobre sus usuarios -como sus hábitos de consumo- para crear un arma de manipulación política.
El viernes, al anunciar la suspensión de relación con Cambridge Analytica, Facebook tuvo que admitir que en 2015 supo que un profesor de sicología de la universidad homónima había entregado a la firma información recabada por Facebook mediante una app ligada con esa red.
Facebook dijo que el profesor Aleksandr Kogan había violado las reglas de la empresa al proporcionar la información a un tercero.
Este capítulo ha vuelto a poner sobre la mesa de discusión los peligros que entraña para la democracia el poder que le da a las redes sociales la recopilación de datos de centenares de millones de usuarios en todo el mundo y lo importante que es que éstos reflexionen sobre el uso que puede darse a su información.
Por lo pronto, un parlamentario británico, Damian Collins, y una senadora estadunidense, Amy Klobuchar, han pedido la comparecencia del fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, para que diga qué tanto supo esa red social sobre el uso de sus datos para influir en los votantes en el referéndum sobre el Brexit en el Reino Unido y la elección presidencial estadunidense.

BUSCAPIÉS
*Me encuentro en Nueva York, igual que muchos otros periodistas de todo el mundo, para conocer de primera mano el lanzamiento a nivel global de una herramienta de Google para hacer frente a las noticias falsas, como las que han sido diseminadas en elecciones clave de distintos países. Será interesante conocer la postura de Google sobre este tema, así como sobre la seguridad de los datos que comparten en línea (a veces inadvertidamente) los usuarios de internet, a la luz de los cuestionamientos que enfrenta Facebook.

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