Opinion

Mujer propiedad

Sergio Sarmiento

2018-03-20

"La amenaza y la realidad de la violencia masculina impide que las mujeres entren a la esfera pública en igualdad con los hombres."
Sheila Jeffreys

Ciudad de México.- Un hombre, exconvicto, entró al centro comercial de Reforma 222 este 20 de marzo con un arma. Era poco después de las tres de la tarde, un día festivo en que la plaza estaba llena de clientes. Se dirigió al primer piso donde trabajaba su expareja, de 27 años. El hombre increpó y amenazó a la mujer, que le respondió verbalmente entre sus compañeros de trabajo y los clientes. Sacó la pistola y le disparó dos veces. Una bala le atravesó el abdomen a la joven, la otra el brazo. Una vez que ella se desplomó, él se disparó en la boca; la bala salió por el ojo.
La mujer falleció poco después. Él se encuentra grave en un hospital. El ataque no fue producto de un enojo espontáneo surgido de una disputa. El agresor llevaba consigo una nota que decía: "No vas tú a destruir mi vida y después como si nada. Por puta te pasó esto."
Al día siguiente una mujer me dice: Al ver esa nota, "sentí una patada en la panza"; mi esposo "me escribía lo mismo cada rato por WhatsApp y me volvió a dar miedo". Su marido también la llamaba puta y la amenazaba en los mensajes.
Muchas mujeres en nuestro país viven pesadillas de insultos y amenazas. "No hay cómo hacerles ver que una tiene la libertad de elegir su vida", dice esta mujer. Los hombres dan por hecho que las mujeres con las que tienen una relación amorosa se convierten de manera automática en su propiedad. Si por cualquier razón la mujer decide dejarlos, las consideran prostitutas despreciables. Su cuerpo y su amor solo pueden ser para ellos.
A pesar de que en México tenemos una Ley General de Acceso de la Mujeres a una Vida Libre de Violencia, las policías se abstienen de intervenir en lo que consideran disputas de pareja. Quizá una razón es que la mayoría de los comandantes y funcionarios de instituciones de seguridad son hombres que simpatizan, aunque no lo digan, con la idea de que una mujer que desobedece a un hombre o lo deja es merecedora de insultos y agresiones.
Las notas periodísticas sobre lo ocurrido en el centro comercial reflejan de alguna forma estos prejuicios. Los reportes señalaban que el hombre y la mujer tuvieron un "pleito" por la custodia de la hija. Pero no hubo ningún pleito. El hombre llegó directamente a increpar y agredir a la joven.
Hemos creado una cultura en la que se acepta que los hombres tengan relaciones extramaritales o que dejen a una mujer si encuentran a otra más joven o más atractiva. Pero las mujeres siguen siendo consideradas propiedad de los hombres. Aún cuando el hombre tenga otras relaciones, su mujer debe seguir siendo siempre suya.
Las leyes ya determinan una situación de igualdad entre hombres y mujeres en México. Algunas, incluso, les dan preferencia, por ejemplo, al establecer cuotas de género en ciertas actividades, como los cargos de elección popular. Pero el Estado no cumple con su obligación fundamental de proteger a las mujeres amenazadas o agredidas.
Una mujer no tendría que esperar a ser asesinada, porque un hombre piensa que no puede dejarlo "como si nada", para que la autoridad la protegiera. Las amenazas de los hombres contra sus parejas y exparejas deben ser consideradas con seriedad porque generan terror y porque muchas veces se hacen realidad. La inacción es una forma de complicidad. Si no se actúa desde el momento de la amenaza, seguiremos viendo mujeres asesinadas por hombres que no entienden que ellas deben tener tanta libertad como ellos.

Voto corporativo
La ley dice que los líderes sindicales no pueden obligar a sus agremiados a votar por un candidato. Pero los líderes de las organizaciones mineras, educativas y petroleras prometen apoyos a los candidatos que deberían ser ilegales en un país en que el voto es libre.

X