Samuel F. Velarde/
Académico
Los que amamos a esta frontera por varias razones, ya sea por haber nacido aquí o porque nos dio asilo, techo y comida, pensamos siempre en el futuro de esta sufrida ciudad. Quién no ha llegado aquí con una mano atrás y otra delante como dice el dicho popular, incluso varios personajes ahora acaudalados arribaron a esta ciudad exhibiendo sus miserias, aunado a los miles de migrantes que huyeron de sus lugares de origen por sus precariedades sociales. Por estas razones y otras, el destino de Ciudad Juárez en ocasiones está en la mente de miles de juarenses, comprometidos con su ciudad.
Juárez no tuvo la posibilidad de ser un lugar con un arraigo colonial importante como varias ciudades del centro del país, que les permitió posteriormente explotar esa veta desde un punto de vista turístico o histórico. La lejanía de este punto fronterizo fue marcado también por su olvido, producto de un centralismo que duró hasta hace unas décadas. Hoy en día la ciudad ha crecido y se ha transformado paulatinamente, sin embargo continúa siendo una ciudad incompleta en muchos sentidos, sobre todo con una infraestructura urbana deficiente y con rezagos sociales y culturales muy marcados.
Administraciones van y vienen y realmente se ven pocos avances, no se respeta un plan urbano integral que trascienda las ocurrencias e improvisaciones de los que asumen el mando de la ciudad, da la impresión de ser una ciudad que se va armando como un confuso rompecabezas, las consecuencias se observan fácilmente. Por otro lado, existe una ciudadanía poco participativa que no asume su responsabilidad como tal, para perjuicio propio.
La principal problemática es que una ciudad de migrantes, que vienen en busca de un sustento que les permita sobrevivir y salir con marchas forzadas en su vida cotidiana, poco les interesa la participación vecinal, resolver sus problemáticas en relación a lo que les atañe, bajo esa premisa las autoridades de todos los niveles saben que una ciudadanía así, jamás va a exigir algo. Me llama la atención un semáforo que tiene meses averiado ubicado en Santos Dumont y bulevar Óscar Ornelas, dos arterias con enorme flujo vehicular, nunca se observa algún agente de Tránsito haciendo su trabajo con eficiencia. La pregunta es ¿por qué no reparan dicho semáforo? En mucho por la apatía de la gente que tal vez nunca se ha quejado y por una autoridad que no responde a las necesidades de los habitantes de Juárez.
Una ciudad con las características de Juárez es para reflexionar sobre su futuro, ¿qué es necesario implementar en esta ciudad de aquí a 10 años? Vialidades más seguras con una señalización de calidad que aún brilla por su ausencia, espacios y grupos culturales para la población de escasos recursos, unidades habitacionales de calidad y no hacinamientos o ghettos que detonan violencia, transporte público eficiente y digno, una política pública de conservación y limpieza urbana y afianzar una política vecinal de participación sin fines políticos, por nombrar algunas necesidades.
Juárez hay que visualizarla a futuro de manera responsable, tanto por los ciudadanos como por las autoridades, debe haber un compromiso que permita construir una ciudad mejor, creo todos merecemos un espacio para desarrollar nuestra vida cotidiana con optimismo. De otra manera la condenaremos a ser un lugar únicamente para satisfacer nuestro hedonismo personal y consentir nuestro pequeño y pobre mundo individual. En otras palabras, una ciudad de todos y de nadie, totalmente fragmentada.