Opinion

Fácil de entrar, complicado de salir

Víctor Guzmán/
Académico

2018-03-13

Oír del consumo de todo tipo de drogas en los diversos medios de información y lugares recurrentes se ha convertido habitual y con el tiempo disminuye el asombro en la ciudadanía, sin embargo el problema prevalece, sigue causando estragos y penurias a lo largo del país, y por supuesto en Ciudad Juárez. No es necesario constatarlo por medio de estudios o investigaciones, vemos en las calles de forma directa la desesperación y el deambular por las aceras de personas en busca de la dosis del día, a veces a cualquier costo, para tolerar lo que ellos llaman “la malilla”, calmar las ansias o desesperación por la falta de una dosis; este es sólo un ejemplo de miles que pasan a diario, la problemática continúa y no para.
Una de las problemáticas que tenemos en nuestra ciudad son las adicciones, es un caos social relacionado con la violencia que afecta en todos los órdenes, los consumos pueden iniciar de los 10 años en adelante.
Para hacer frente a esta gravedad existen en la ciudad sólo 32 centros de atención de las adicciones reconocidos por el Centro Nacional para la Prevención y Control de las Adicciones (Cenadic) y regulados por la Comisión Estatal de la Salud Mental y Adicciones. No todos cumplen las normativas impuestas para ofrecer los servicios y en algunos casos hay centros sin registro operando en la clandestinidad, de acuerdo con directores de centros de rehabilitación. Los programas establecidos para la rehabilitación están regidos y certificados por las dependencias citadas, la “madrinoterapia” como ellos le llaman a este modo de rehabilitación ya no debe ser utilizada para regenerar las conductas y hábitos, como antes lo era.
La organización civil Servicios de Alcance y Atracción de Adictos en Recuperación AC (Saadar AC) a través de su director Juan Manuel Vega precisa que en 2017 llegaron a su centro para rehabilitación 86 personas, entre adultos con problemas de adicción a la mariguana, cristal y alcohol, adolescentes que usaron alcohol, cocaína, cristal, mariguana y agua celeste; personas con trastornos psiquiátricos por el uso y abuso de sustancias inhalantes y diversas drogas.
Al preguntar cómo llegan a la rehabilitación, el director de Saadar declara que físicamente las personas se encuentran deterioradas, afectadas de salud mental con delirios y convulsiones sobre todo quienes consumen alcohol y metanfetaminas, traen consigo problemas familiares y sociales, en un estado de indefensión y sin sentido de vida. Vega cuenta que el consumo de drogas surge regularmente por la búsqueda de pertenencia hacia un grupo, en otros casos por problemas familiares y también por proceder de una familia disfuncional.
La información de 2015 que vierte el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (Sisvea) señala como drogas de inicio el tabaco, alcohol, marihuana e inhalables en ese orden de consumo, mientras que las drogas de impacto son en primer lugar el alcohol, marihuana, heroína, y la cocaína en cuarto sitio.
Para la rehabilitación es necesario hacerlo voluntariamente, o a través de una referencia médica y obligatoria por un juez de justicia penal, una estancia por un mínimo de noventa días, lo que no garantiza la reinserción a la sociedad. Para obtener los mejores resultados tendrá que ser a través del cobijo familiar y aun así no hay garantía que la adicción termine, depende solo de la misma persona.
Esta es la realidad, los trágicos resultados que acarrean el consumo de drogas, aun sin ser consumidores, nos afectan, de manera directa o indirecta; el Estado deberá hacer su trabajo y mejorar las estrategias que permitan la disminución o exterminio de este mal, nosotros los ciudadanos tenemos la responsabilidad de estar informados y hacer lo posible en nuestro entorno por erradicar este problema social, lo podemos logar a través del blindaje familiar con la comunicación y la información para asesorar a los hijos del peligro inminente y constante que significa.

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