Opinion

Maquila y salario digno

Santiago González/
Analista

2018-03-09

¿Sería un exceso pretender que el trabajo de un jefe/a de familia fuera suficiente para alimentar, dar estudio, vivienda, vestido y salud a sus hijos? ¿Sería una utopía que industrias de nivel mundial en ramos como el automotriz, telefonía y televisión pagaran a sus obreros y obreras lo suficiente para vivir con dignidad?
No trato de llegar a las bondades de un sistema socialista, sino a los básicos mínimos de una sociedad cristiana. De entender que, en una misma cadena de producción, no es moral que existan quienes ganan millones y otros que ni lo suficiente para comer; porque para llegar al momento en que se vende un televisor, fue igualmente indispensable la mano de obra del trabajador/a que lo armó, como la gestión del corporativo que la dirige.
Nancy de 50 años trabaja para una empresa maquiladora de productos textiles, ella hace vestiduras de asientos para autos, tiene una meta diaria de 450 piezas, esta meta puede variar hasta 600 piezas según las necesidades de la empresa. Por este trabajo Nancy recibe un sueldo de 170 pesos diarios. Es decir, por cada vestidura se le paga 30 centavos. Usted que tiene un auto, debe saber que por las vestiduras de los asientos de su vehículo se le pagó a un obrero 30 centavos por mano de obra. Nancy además hace pulseras y collares para venderlos, también su esposo trabaja, ambos toman tiempos extra y días festivos cada vez que pueden, aun así, su despensa se compone de sopas, papas, harinas y una gama de los productos procesados más económicos del mercado, lo cual le ha generado problemas de salud. Dedican su vida a trabajar y al final de la semana encuentran dificultades para cubrir las necesidades de una familia de cuatro individuos. 
El salario es sin duda un tema de justicia social, que ha quedado plasmado en múltiples tratados internacionales y en la misma Constitución como un elemento fundamental del bienestar de la familia. Pero es también un derecho humano en tanto es la vía para el acceso a la educación, salud, vivienda, alimentación, esparcimiento y desarrollo. El salario no es una mercancía, no puede regatearse a las familias lo más básico con el objetivo de incrementar las ganancias de los empresarios. Hay un límite entre negocio y decencia, este se ha rebasado con ese fin de lucro que despoja a las personas de cualquier idea de solidaridad y responsabilidad social.
Es en los ambientes de carencias donde los grupos vulnerables sufren las mayores afectaciones. Así ha ocurrido con las mujeres en la industria maquiladora, las cuales con frecuencia sufren de hostigamiento sexual de superiores. La pobreza y estado de necesidad no es solo carecer de los satisfactores básicos, también coloca, y principalmente a las mujeres, en estados de vulnerabilidad ante prácticas como el acoso. Y ante la denuncia las oficinas de recursos humanos buscan llegar a acuerdos entre acosador y acosada, como si existiera un punto medio de mutuas concesiones. Al no encontrar acuerdos se queda la persona de más utilidad para la empresa. Lo anterior lo supe de personas que trabajan en la maquila y se los expongo tras toda proporción guardada.
La pobreza es un negocio, ¿dónde más puedes pagar por mano de obra de un producto terminado 30 centavos? Solo en lugares donde exista una necesidad extrema. La petición es muy simple y la están tomando cada vez más actores en la ciudad, “pago justo en la maquila” un pago que asegure el mínimo para vivir dignamente con 8 horas de trabajo, no dinero regalado como lo prometen candidatos, solo pagar lo trabajado.
Si este tema pareciera no tener vuelta y ser justo de toda justicia, se sorprenderían la cantidad de personas que argumentan en contra, incluso trabajadores de la maquila que han comprado el argumento de miedo que ha esparcido hasta Gobierno del Estado respecto de que la maquila se iría a China si exigen salarios justos. Cuando tenemos en la ciudad una gran cantidad de empresas asiáticas, y es imposible que países que han tenido un desarrollo en la última década como China acepten salarios de hambre como lo es 30 centavos por pieza, también se argumenta por parte de la industria, que subir los salarios a niveles dignos es sumamente difícil y que obedece a reglas de economía, lo que solo nos indica que no tienen la menor intención de dejar el negocio de la explotación.
El salario mínimo es un concepto que secuestrado por estos miedos a la hiperinflación y reglas oscuras de la economía ha quedado totalmente obsoleto, inservible, y hoy dos salarios mínimos no sirven para alimentar a una persona. Derivado de ese desfase de la realidad del concepto de salario mínimo la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha acuñado el concepto “mínimo vital”, entendiéndose este como el mínimo que requiere una persona para cubrir sus necesidades básicas y vivir dignamente; para los trabajadores de la maquila en Ciudad Juárez el mínimo vital se ha calculado en 280 pesos diarios, un pequeño aumento que estoy seguro no llevará a la ruina a las grandes empresas transnacionales que son las maquilas.

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