Opinion

¿Festejar o conmemorar?

Carlos Irigoyen/
Analista

2018-03-08

No es de tipo comercial, entonces no es un festejo. Es una fecha que debe verse con respeto a la trascendencia de representar el día que se conmemora el activismo femenino; el empoderamiento de las mujeres en los diversos contextos rurales y urbanos, así como el reconocimiento de los derechos de las mujeres para realizarse plenamente y no como una acotación de género.
En 1977 la ONU reconoció de manera oficial el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer cuyo tema en 2018 es “Ahora es el momento, las activistas rurales y urbanas transforman la vida de las mujeres” y ya existen campañas como #MeToo y #TimesUp cuyas bases son de alta sensibilidad social como el acoso sexual, la representación femenina en la política, la igualdad de oportunidades laborales y los feminicidios.
En México, el delito del acoso sexual tuvo un incremento de un 26 por ciento en el último año, y es que, a pesar de estar tipificado en la ley, se adoptan posturas como “algo normal” al recibir piropos que rebajan la condición de la mujer o los “típicos” comportamientos acosadores que se pueden observar en el transporte público; el delito puede ser consignado con cárcel e incluso en los servidores Púbicos generar su inhabilitación. El caso más reciente fue aquel pronunciamiento de algunas diputadas locales del Congreso de Chihuahua en noviembre de 2017, señalando conductas que pudieran ser interpretadas como violencia de género emitiéndose un exhorto a poner las denuncias correspondientes para “no dejar las cosas en el aire”. Una acción más, ojalá se revisaran las letras de algunas canciones populares, no con ánimo de coartar la libertad de expresión, pero es que hay cada letra que son una oda para rebajar la dignidad de la mujer, estruendosos hostigamientos públicos.
Hay un gran margen de desigualdad entre las oportunidades laborales y de ingreso entre hombres y mujeres porque aún está el estigma de que “ciertas labores” no las pueden hacer las mujeres rayando en la casi “exclusividad del hombre”; bazofia de pensamiento que sigue denostando las enormes cualidades de la mujer en diversidad de ámbitos tan solo porque son mujeres y no están “aptas” para desarrollar ciertas actividades.
¿Y la participación en la política de la mujer? El derecho al voto fue apenas concedido hace 63 años en 1955. Hoy, las leyes han dado un impulso hasta llegar a ser equitativos en los puestos de elección popular y no podemos negar que la mujer ha logrado puestos de alta responsabilidad y liderazgo, aun así, la realidad indica que el “machismo” y la miopía política han marginado el potencial de muchas mujeres. Tenemos una deuda histórica, ¿cuándo veremos una mujer ser presidenta de la República? A nivel gubernaturas y municipalidad ya tenemos ejemplos y la elección federal 2018 pinta para el registro de una sola mujer.
Y los feminicidios. Como colectivo no podemos ni debemos ignorar esta situación, es trascendental alentar los procesos de protección y seguridad de las mujeres en su diario quehacer. Desde 1993, año en que se reconoce un aumento en la incidencia de muertes violentas en el género femenino, ni las políticas públicas, los modelos económicos, los sistemas de prevención del delito o de procuración de justicia e inclusive los sistemas educativos basados en valores, han logrado inhibir el delito de los feminicidios. En contraparte, todos ellos han sido rebasados de manera tangible al seguir existiendo en la actualidad y de forma palpable el calvario cruel y despiadado de lo que implica la violencia contra las mujeres. Necesitamos reinventar los parámetros y sobre todo la orientación de las acciones (efectivas y eficientes) para la prevención de la violencia contra la mujer. Entre otros pendientes, el día en que las mujeres puedan tener mayores y mejores oportunidades de competir por posiciones laborales con salarios más competitivos, que no sean agredidas por su condición de mujer y que no se atente contra su vida de manera sistemática, hasta entonces podremos festejar el Día de la Mujer. Si no ocurren las condiciones mínimas de seguridad y de desarrollo para ellas, seguiremos conmemorando su lucha, el presente nos indica que hay que continuar en la brega de impulsar y reconocer los derechos de la mujer porque al final de cuentas eso nos dará una sociedad integral y con visión de desarrollo a largo plazo. Y usted, ¿festeja o conmemora?

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