Opinion

A Esther Chávez Cano

Cecilia Ester Castañeda/
Escritora

2018-03-07

Hoy se colocará en la Rotonda de la Mujer Ilustre una placa póstuma en tributo a Esther Chávez Cano, la activista fundadora de Casa Amiga que probablemente sea el nombre más reconocido del feminismo en Ciudad Juárez. Diez años después de que fuera galardonada con el Premio Nacional de Derechos Humanos 2008 debemos recordar su lucha.
¿Qué pensaría Chávez Cano (1933-2009) si supiera que a partir del 2015 ha repuntado a nivel local -y nacional- la violencia de género? Quizá no se sorprendería tanto, pues si alguien ha percibido la profundidad del problema ha sido ella.
Chávez Cano llegó en 1982 a la frontera procedente del entonces Distrito Federal. Había nacido en Chihuahua como una de los ocho hijos de una familia conservadora que perdió muy pronto a su padre. Criada para ser responsable, honesta y muy trabajadora, según cuenta en sus memorias “Construyendo caminos y esperanzas”, hizo carrera en contabilidad y administración y nunca se casó.
“Ciudad Juárez me impactó por ser una ciudad de mujeres”, recuerda en su libro. Y aquí, en este rincón al que tanto dice haber batallado para adaptarse, ella fue instrumental para darles voz. Primero lo hizo a través de artículos de opinión publicados en El Diario, después también como la activista que despertó aún más tras su candidatura del PRD a la suplencia de la Presidencial Municipal en 1992.
Fue cuando visitó las zonas marginadas de la ciudad que a su llegada describió como “un enorme campo de concentración”, cuando conoció más de cerca la pobreza, la contaminación, la corrupción, la política y el machismo. También descubrió una nueva cara del trabajo y la fortaleza femeninos, así como del activismo de hombres y mujeres.
Chávez Cano estaba preparada para impulsar la agenda feminista local. En 1992, junto con la derechohumanista Judith Galarza encabezó el Grupo 8 de Marzo. En Ciudad Juárez empezó a oírse en forma sostenida el tema de los derechos de las mujeres.
Al elevarse precisamente entonces de manera drástica el número de homicidios de mujeres y niñas, el Grupo 8 de Marzo denunció en 1993 los crímenes y mantuvo el registro sobre la identificación de las víctimas. Las manifestaciones se volvieron más comunes, igual que los listones o el grito de “¡ni una más..!” ante la indolencia y el sexismo de las autoridades. “Éramos un puñado de mujeres contra el Estado”, escribió Chávez Cano.
La perseverancia de ese puñado de mujeres empezó a rendir frutos. En 1994, en Chihuahua se estableció la Agencia Especializada en Delitos Sexuales. Dos años más tarde se creó la Coordinadora de Organismos no Gubernamentales contra la Violencia hacia las Mujeres. Luego vino poco a poco la respuesta de las dependencias nacionales y, en el 2007, la promulgación de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Durante cada uno de esos logros Esther Chávez Cano era un rostro infaltable en el movimiento de madres de familia y luchadoras sociales a favor de la mujer. Pero las feministas entendían que se trataba de una tarea compleja.
Para bien o para mal, el caso de la violencia de género en Ciudad Juárez ha sido emblemático; se formaron alianzas internacionales, se involucraron canales noveles como la obra de teatro “Monólogos de la vagina” y se acudió a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sentando un precedente jurídico a favor de las mujeres del Estado de Chihuahua por el incumplimiento del gobierno mexicano de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer.
Sin embargo los delitos de género continúan.
Yo me pregunto qué pensaría Chávez Cano si supiera que aquí, precisamente en la ciudad famosa por los feminicidios, en el Día Internacional de la Mujer mucha gente sigue desdeñando el feminismo. ¿Cuál sería la opinión de la internacionalmente multigalardonada activista si tuviera conocimiento de lo común que se ha vuelto el término “feminazi” para referirse a las partidarias del movimiento a favor de las mujeres?
Aún no hemos entendido, creo, el mensaje de Chávez Cano.
“He encontrado muchas otras voces, de mujeres y de hombres, que me han enseñado a respetar y a defender la dignidad de las mujeres como la mejor forma de respetar y defender la dignidad del género humano”, escribió.

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