Opinion

El Día del Gato

Cecilia Ester Castañeda/
Escritora

2018-02-21

Los gatos necesitan un publirrelacionista, definitivamente. Acabo de leer en las redes sociales una página local de amantes de los felinos con el desesperado post de una rescatista preocupada porque sus vecinos quieren matar a los gatos callejeros que ella alimenta, a pesar de ya haberlos operado y vacunado, asegura. El tema de los gatos deambulantes no deseados en las zonas habitacionales urbanas, me temo, es algo muy común. Por lo menos en este caso hay alguien que se ha responsabilizado por su bienestar.
El TNR —las siglas en inglés de “atrapar”, “esterilizar” y “soltar”— es un método recomendado por organizaciones protectoras de animales a efecto de evitar su proliferación. Se colocan jaulas con comida para capturar gatos callejeros, que son esterilizados y posteriormente devueltos al lugar donde se encontraron y alimentados ahí mismo con regularidad.
Los gatos sin dueño presentan desafíos especiales. Se dividen en dos grupos: los abandonados o perdidos, los cuales pueden adoptarse, y los denominados cimarrones. Los cimarrones, también conocidos como asilvestrados, son descendientes de animales callejeros. Como no tuvieron contacto con personas durante sus primeras ocho semanas de vida resulta muy difícil acostumbrarlos a los hogares humanos, a decir de los expertos. Suelen ser nocturnos y vivir en grupos, agregan, pero hasta tocarlos es todo un desafío. Por eso los programas de control se abocan a restringir su reproducción —de impedir la llegada de otros animales atraídos por la comida los mismos felinos se encargan, pues son muy territoriales.
Pero a mucha gente no le gustan los gatos. Y cuando se suben al techo de los vehículos o se meten al motor, cuando hacen sus necesidades en el jardín o tiran la basura, cuando deciden que un rincón del patio es el mejor sitio para proteger a sus crías, menos.
¿Es posible entonces convivir de manera más placentera con estos animales admirados y menospreciados al mismo tiempo?
Yo creo que sí. La clave consiste en tres aspectos: información, responsabilidad y concientización.
Los gatos han estado con nosotros desde hace milenios. Nos conviene aceptar su presencia, aunque sus fines prácticos ya no sean tan evidentes como cuando los teníamos para defendernos de plagas.
En Ciudad Juárez, según encuesta, son la tercera mascota más común después de perros y aves. Sin embargo algunas personas aún los ven con recelo, mientras que la mayoría de los dueños desconocen nociones elementales sobre su cuidado. No sorprende, por lo tanto, si gran número de felinos llega a ser innecesariamente considerado una molestia.
Eso se puede contrarrestar mediante compañas informativas sobre la naturaleza de los gatos, no hace falta tener uno para beneficiarse al saber, por ejemplo, que no representan necesariamente un peligro para las embarazadas ni les gustan los olores cítricos. 
Los futuros propietarios deben estar preparados por su parte para brindar a su gato un espacio propio cubierto, un lugar alto donde tenga permiso de subir, una superficie “a su gusto” para rascarse… y para llevarlo al veterinario.  
Claro, tener un animal de compañía implica responsabilidades. Si la mayoría de los dueños las asumieran se evitarían problemas dentro del hogar o con sus vecinos y habría muchos menos seres vivos abandonados y riesgos de infecciones transmitidas por perros o gatos. Además, las leyes al respecto deben ejecutarse a fin de poder fomentar en serio una cultura de tenencia responsable, mientras que adquirir una mascota necesita entenderse como un compromiso a largo plazo para el cual hacen falta dinero, atención, paciencia.
Son propósitos que valen la pena, y no únicamente por el bienestar de los gatos. Los animales urbanos, querámoslo o no, forman parte de nuestra comunidad. Tomarlos en cuenta se reflejará en una ciudad donde se respete más a la Naturaleza en general. Sin duda, eso es indispensable para adoptar un urgente estilo de vida más sustentable en esta época de peligroso cambio climático. Con su libertad y misterio, nuestra relación con los felinos que tenemos cerca nos recuerda nuestro lugar en un universo donde no somos los únicos ni dictamos siempre las reglas.
¿No es razón suficiente para celebrar el 20 de febrero el Día Internacional del Gato?

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