Opinion

El orden prevalecerá

Javier Cuéllar/
Abogado

2018-02-20

La ola de violencia asesina que padece nuestra ciudad ha rebasado la media nacional, de acuerdo a las estimaciones hechas públicas por El Observatorio Ciudadano de Prevención y Justicia, al pasar a un nivel de 43.5 fatalidades por cada 100 mil habitantes. La cifra parece un tanto fría pero lo cierto es que en todo el estado de Chihuahua estamos llegando a la comisión de 4.5 homicidios dolosos diarios, lo cual nos está acercando rápidamente al índice de 12 que se cometían en la época de la peor violencia del régimen calderonista en años pasados, cuando esta cifra estaba reducida hace apenas un año a 0.8 muertes diarias. El aumento es significativo y está sembrando el terror entre la comunidad chihuahuense que no siente ya lo duro sino lo tupido.
Lo peor de todo es que no se aprecia en el panorama gubernamental la existencia de un plan de contingencia que tenga como objetivo restablecer el orden y la seguridad pública entre la población, de nada ha servido la presencia en nuestra entidad de un contingente de policías federales pues los índices de criminalidad han bajado en lo más mínimo y por el contrario se aprecia una tendencia alcista en la comisión de todo tipo de delitos.
Algunos proponen la implementación de una serie de pactos con las mafias delincuenciales como solución para contener la ola de violencia, pero lo cierto es que estos pactos no se dan y como la acción policiaca de represión es bastante débil, pues la impunidad provoca que las hordas delincuenciales se sientan seguras y esta banalidad da más impulso a la carrera delictiva que día a día se intensifica más al grado de que podemos considerar válidamente que nuestro estado no es una tierra donde se pueda trabajar y progresar en paz.
Entre las fuerzas estatales, municipales y federales que operan en el estado no se aprecia ningún tipo de coordinación y cada una de ellas trabaja obedeciendo sus propias consignas de mandos que están desarticulados y no ofrecen un frente común y congruente contra la delincuencia.
Mucho se ha dicho sobre la implementación de una policía única, comandada por una sola dirección que establezca un adecuado concierto en las acciones policiacas y que establezca una directriz de investigación para investigar a fondo las acciones y jefaturas del crimen organizado, pero esta dirección está muy lejos de implementarse en nuestro medio y por lo tanto la acción de los criminales permanece imparable alentada por esta impunidad operativa. Mientras las fuerzas de la ley y el orden trabajan desarticuladas da la impresión de que las gavillas de delincuentes sí están organizadas y obedecen a una directriz efectiva que les da una supremacía en el campo de los hechos.
Preservar la paz y el orden públicos es una tarea de primordial importancia que por ahora nuestras autoridades han dejado de lado, enquistadas en sus propias organizaciones que en este desconcierto se ven fácilmente rebasadas por las fuerzas de la criminalidad. En estas condiciones no pasará mucho tiempo en que nuestra organización social se fragmente aún más y surjan en las comunidades fuerzas ciudadanas de autodefensa que realicen las tareas que las autoridades legítimas han dejado abandonadas.
Las autoridades de la Fiscalía se encuentra avocadas a la integración de expedientes delictivos de poca monta y han abandonado las tareas de campo dejando la operación de las calles a las bandas delincuenciales que no han desbordado más el orden constitucional sencillamente porque no han querido, pero que siguen operando a ciencia, conocimiento y paciencia de los hombres de la ley. No han hecho más daño sencillamente porque no han querido, porque no existe objetivamente alguien que los detenga. Estamos a la buena de Dios.
El restablecimiento del orden y la paz pública es indispensable para las propias fuerzas del mal y si nuestros dirigentes políticos legítimos no lo implantan, puede llegar el momento en que las propias bandas de malhechores lo hagan tomando la ley en sus manos y estableciendo un orden mínimo que es indispensable para que ellos puedan vivir con cierta libertad y seguridad. El caos absoluto no puede sobrevivir por mucho tiempo, alguien impondrá un orden.

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