Opinion

Política sincera: discursos sin mentiras

Samuel F. Velarde/
Académico

2018-02-19

El afamado filósofo y sociólogo francés Michel Foucault, que dicho sea de paso analizó de una forma por demás original el poder y la política, maneja un concepto bastante extraño pero claro en su significado: parrhesia (en griego decirlo todo), que en  términos generales es cuando la persona habla sin ocultar la verdad, donde la franqueza impera, no precisamente hablar y hablar, sino decir la verdad sin ocultar nada. Y esto se aplica en el discurso político, donde los políticos hablan, pero no dicen la verdad.
Lo anterior tiene que ver con el contexto actual, cuando la política del discurso es parte de la coyuntura electoral mexicana. Todos los aspirantes a la Presidencia de la República y la Elite política hablan y construyen retórica a diestra y siniestra, prometiendo lo que no han cumplido por años, candidatos que dicen una cosa pero en su momento actuaron diferente a lo que hoy plantean, es decir, no practican la "parrheisa foucaltiana". En ese sentido, ¿cómo creer a políticos cuando no dicen la verdad? ¿Cómo ganarán electores cuando siempre se mantuvieron alejados de la gente y sus necesidades? ¿Cómo ahora tratan de convencer a electores con medias verdades o promesas que no cumplirán en el caso de que lleguen al poder?
Tal vez por eso cuando un político es honesto y habla con claridad, en automático destruye al oponente, porque está usando la mejor arma que hay en la política en relación al electorado o sociedad: la verdad. Sin embargo en un país donde la mentira política ha imperado, también cuesta trabajo identificar la verdad, la percepción popular puede ser que esté bloqueada por la mentira y aquella ya no se acepta tan fácilmente. Gran problema.
Aun así, es necesario que la verdad política a través del discurso se haga pública, solamente una sociedad informada puede avanzar y colaborar en construir un país diferente, al que millones deseamos con ahínco. En México la mentira política ha sido usada sin miramientos, como si se tratara de la mejor forma de manipular a los sectores sociales. Ahí están varios casos donde la mentira fue el principal argumento para esconder la verdad o se inventan "verdades históricas", la historia del país está llena de mentiras que han legitimado abusos, raterías, manipulación social entre otras cosas.
En nuestra querida Ciudad Juárez la mentira ha sido también la principal característica de los que han gobernado el municipio, han engañado a la sociedad que ingenuamente los lleva al poder y luego ahí, incumplen o aprovechan para llenarse los bolsillos de dinero y generar intereses propios. La ciudad necesita de parrhesia, de que los discursos reflejen verdades y sean puestos en la práctica como políticas públicas transparentes, que satisfagan necesidades sociales. Si se continúa con la mentira y el engaño dudo mucho de que el final de la historia sea feliz. Al contrario, cada vez será más difícil gobernar y meter orden en el desorden existente, un orden claro basado en la legalidad. 

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