Opinion

Alerta: Corral transita del populismo al fascismo

Carlos Murillo/
Analista

2018-02-17

Un gobierno populista es aquel que usa el poder para manipular la opinión pública con acciones y discursos que logran la aceptación de la mayoría pero que, en realidad, no resuelven ningún problema de fondo. Por ejemplo, perseguir a los duartistas no resuelve la crisis de inseguridad de Chihuahua, ni tampoco extraditar a Duarte convertirá a Corral en un gobernador eficiente.
Por otro lado, el fascismo es el ejercicio del poder totalitario y sedicioso, donde se suprimen los derechos fundamentales en aras del cumplimiento de un plan mesiánico que, frecuentemente, exalta los seudo valores identitarios, por ejemplo, hablar elocuentemente de una misión superior, como la lucha contra la corrupción y decir que esa misión trasciende todo, a los partidos políticos y a la sociedad misma y a las leyes. El viejo truco del falso dilema.
Otro rasgo del fascismo es crear una nueva casta de ciudadanos, en este caso los “caravaneros” que, igual que a las “juventudes nazis”, se les enajena diciéndoles que pertenecen a una legión mística y terminan creyendo que son portavoces de una segunda revolución que cambiará el rumbo de la historia. Nada menos. Por su fidelidad, a los “caravaneros” se les premia con puestos en el gobierno y candidaturas en el PAN.
¿Cómo saber cuándo el populismo está mutando al fascismo? Primero, el fascista toma el control de los otros poderes políticos, en este caso de la Cámara de Diputados y el Supremo Tribunal; después, se borra el Estado de Derecho del mapa, no hay más ley que la misión mesiánica, no hay más razón que la del gobernante faccioso y no hay más justicia que el castigo a los infieles; finalmente, con el poder absoluto en las manos, comienza la persecución y la expiación pública.
En Chihuahua, la mutación comenzó hace varios meses, desde que los tribunales fueron secuestrados por los operadores de Corral, el mejor ejemplo es Lucha Castro, consejera del Consejo de la Judicatura en Chihuahua, quien ha protagonizado varios escándalos, uno de ellos por coartar la libertad de expresión de una diputada panista, amenazándola de no obtener la reelección si no cumplía sus órdenes y el otro caso es de un agente del Ministerio Público que es obligado a presentar sin pruebas una causa penal ante el juez; “de los jueces me encargo yo”, decía el mensaje de whatsapp atribuido a Lucha Castro.
Otra muestra, esta semana, un juez federal ordenó la reinstalación de los magistrados Gabriel Sepúlveda y Jorge Ramírez, porque consideró que ilegal su destitución. Pero la persecución inquisitiva todavía no termina, ahora está en marcha un proceso de desafuero para poder acusarlos sin pruebas del delito de peculado, pero ellos no son los únicos, hay una docena de personas detenidas por el mismo motivo: ser duartistas.
El caso de Alejandro Gutiérrez, “La Coneja”, es el ejemplo que más ha llamado la atención de los medios porque interpuso una denuncia ante la PGR por tortura y seguramente prepara una acción legal en los tribunales internacionales por las sistemáticas violaciones al debido proceso. Esto demuestra que, en Chihuahua, la criminalización por motivos político-electorales ha brincado los límites del Estado de Derecho y está tan arraigada que ha llegado a niveles de institucionalización, es lo más parecido a los tribunales sumarios de algún régimen fascista centroamericano.
La historia nos demuestra que el populismo es el escalón para llegar al fascismo. En esa lógica, los dictadores fascistas siempre usan la misma ruta: primero se necesita establecer un enemigo, después es necesario persuadir a todos de que son víctimas y finalmente ofrecer el remedio. El truco es que el remedio sólo se logra pasando por encima de la ley y la gente que se siente agraviada está dispuesta a pagar cualquier precio, entonces el fascista puede hacer lo que sea.
El engaño de Javier Corral comenzó cuando eligió a César Duarte como enemigo y no eligió la lucha contra la corrupción. No se equivoquen, Corral primero encontró un culpable y después le declaró culpable en los medios, para eso no necesitó jueces, ni leyes, fue suficiente decirlo mil veces en público y mediáticamente ya es culpable. Ahora falta castigarlo. Así comenzó la cacería de brujas, usando la forma más arcaica de la justicia: el populismo penal.
Pero mientras Corral persigue a Duarte, su gabinete se aprovecha para beneficiarse de contratos que consiguen allegados gracias al tráfico de influencias y cometen actos de corrupción sin ningún límite. La doble moral a todo lo que da.
El gobernador absolutista Javier Corral, amo y señor de los tres poderes en Chihuahua, también dueño de la verdad y la justicia, ha demostrado en varias ocasiones su doble estándar, por ejemplo, en días pasados ordenó la imposición de sus más fieles aliados en el Consejo Estatal Anti Corrupción, donde se eligieron facciosamente a consejeros a modo, para que cumplan con las órdenes del gobernador.
Los diputados panistas, siguiendo las órdenes de palacio, eliminaron los candados que la Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción impone a los estados, como lo confesó el diputado Jorge Soto, quien sin ningún pudor aceptó la ilegalidad de la convocatoria.

De los ciudadanos electos salieron dos joyas, primero Joaquín Gilberto Treviño, esta semana causó polémica por sus declaraciones homofóbicas, demostrando el espíritu del panismo: intolerantes, conservadores y extremistas. Después, eligieron para presidir el órgano ciudadano a José Antonio Enríquez Tamez, panista desde 1985, quien será el responsable de la elección del Fiscal Anticorrupción y del Auditor Superior del Estado ¿notan la incongruencia?, los panistas van a vigilar a los panistas. Esto sobrepasa la posibilidad de un Fiscal y Auditor carnal, será además una absurda simulación de la lucha contra la corrupción.
Con la debilidad de las instituciones y el Estado de Derecho en su peor crisis, los señalamientos de tráfico de influencias y corrupción del gabinete corralista no serán investigadas, al contrario, serán cerrados los expedientes por improcedentes ¿a esa lucha contra la corrupción se refiere el gobernador?
Es irónico, Corral emprende una marcha contra la corrupción por todo el país y en Chihuahua transgrede la ley para manipular a los organismos ciudadanos y convertirlos en sus lacayos. Lo mismo hizo en el Instituto Chihuahuense de Transparencia y Acceso a la Información, donde también hay controversias que han llegado a los tribunales. Pero cada vez que un juez federal falla en contra del gobierno corralista, acusan a la federación de un complot, actúan sin ningún respeto por el Estado de Derecho.
¿Y la ley? ¡Bah!, la ley también es lo que diga el gobernador absolutista. Si se trata de perseguir a los infieles la ley se interpreta a modo; en Chihuahua, la mayoría de las veces la espada de Themis termina tan retorcida que se convierte en arabesco.  Así de frágil es el Estado de Derecho aquí.
Solamente hace falta ver los documentales de Hitler para ver la fórmula sociológica en acción: un discurso de odio con un efectivo manejo de medios, en el momento y lugar adecuados puede ganar elecciones y sostener un régimen totalitario. Naomi Klein le llama "La doctrina del shock" y parece ser usado como programa de trabajo de Javier Corral desde que secuestró la bandera del combate a la corrupción y lo convirtió en religión. La situación cada vez es más crítica, Corral transita del populismo al fascismo.

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