Arturo Mendoza Díaz/
Analista
Con todo y los handicaps que tiene en contra y uno que otro pronóstico que sepulta a priori sus aspiraciones presidenciales, buenas se antojan las ideas que expresó José Antonio Meade Kuribreña durante su visita a Chihuahua.
Lo anterior, principalmente a juzgar por el contenido de la entrevista que le hicieron los periodistas Minjáres y Armendáriz, y que fue publicada el pasado fin de semana en este medio informativo.
En el trabajo periodístico citado su pensamiento se contrapone al del gobernador Javier Corral Jurado, de quien dijo que debe atender el aumento de la violencia y la disminución del dinamismo económico de la entidad.
Fue específico. Habló de que en los presentes días se producen tres veces más secuestros, y el número de fraudes se ha incrementado, al igual que los robos en casa-habitación y la delincuencia ligada al narcomenudeo.
Todo ello, según Meade, erosiona la confianza y hace que se esfumen la inversión y el empleo. Y tiene razón. Hace años, por ejemplo, Juárez iba en vías de convertirse en pueblo fantasma por la elevada tasa de delincuencia.
Para él, la violencia ha resurgido porque no se trabaja en equipo, con presencia y con el corazón puesto en Chihuahua, con lo que responsabilizó a Javier Corral, que es quien gobierna esta parcela.
Porque, en efecto, la ayuda mutua y el cumplimiento de la obligación de velar por la seguridad le darían un mejor resultado a Corral, que atribuir la violencia a sus oponentes políticos que, según él cree, quieren “calentar¨la plaza”.
Cuando se le pregunta a Meade por su política de seguridad, dijo que deben modernizarse los instrumentos, los planteamientos y nuestra ley de extinción de dominio, además de seguir el proceso de deslinde de responsabilidades.
También, demostrando madurez, dio a entender que su política consistirá en una revisión al marco legal y en clarificar quiénes son los que deben responder por un ilícito. Nada dijo, como AMLO, de perdonar a los criminales.
Las diferencias en un ángulo de 180 grados en relación al proceder de Javier Corral se dejaron ver en cuanto al caso de César Duarte: “debe llevarse en los tribunales, finalizando el correspondiente proceso judicial”.
Al respecto, fue más allá, al apuntar que debe darse autonomía a los ministerios públicos, a fin de que las indagatorias se deslinden de manera técnica, despolitizando la justicia.
Esto, sin duda, porque en Chihuahua, y específicamente en el caso de César Duarte, la figura del exgobernador ha sido el alfa y la omega, el principio y el fin, de la administración de Javier Corral.
La captura de Duarte ha sido meta a conseguir, medio para adquirir notoriedad, redituable recurso electoral y hasta una obsesión que pudiera postrar en cama a Corral, como consecuencia de la repercusión somatosíquica.
En lo relativo al trato fiscal a Chihuahua, Meade dijo que el estado en tres años ha recibido seis mil millones de pesos adicionales de participaciones por una mayor recaudación y lo transferido en activos carreteros.
Por cierto, muchos de quienes lo descalifican llevan a cabo razonamientos con sesgo, acordes al cristal a través del que miran. Pero Meade, sin la ventaja de López Obrador, con casi dos décadas en campaña, habla con propiedad.
José Antonio Meade Kuribreña ha sido buscado por tirios y troyanos debido a su capacidad administrativa. Por eso colaboró en el gabinete panista de Felipe Calderón, al igual que en el de Enrique Peña Nieto, del PRI.
Por lo tanto su figura tiene apariencia ecléctica o universalista. O bien, emanó de algo parecido a un frente no oficializado, si las opiniones de numerosos panistas y priistas convergen en que es un buen elemento.
Y si no nació arropado en sedas de ningún partido, cabe recordar que eso es lo que, precisamente hacía falta en el caso del Partido Revolucionario Institucional, por la imagen tan abollada que actualmente posee.
De eso se trata. Por eso fueron los cambios a la normatividad del PRI, para que el elemento que fuera nominado no llevara a cuestas un pesado lastre que le impidiera ser competitivo en la elección presidencial.
Así que, nadie se asombre si Meade se alza con la victoria en julio. Tiene con qué responder al reto de ser entronizado en la Presidencia de la República. Y en su visita a Chihuahua dio muestras de que sabe de lo que habla.