Opinion

Izquierda o derecha

Sixto Duarte/
Analista

2018-02-12

2018 es año electoral, y como siempre en época de elecciones, el ímpetu político tiende a calentarse. Los partidarios de una propuesta política critican otras ofertas políticas, y viceversa. No hablo estrictamente de partidos y candidatos; hablo de ciudadanos que forman sus propios criterios respecto de quién es mejor y quién es peor opción para gobernar.
Esta es una reacción cíclica, que viene a repetirse cada seis años; es decir, cada que vamos a elegir presidente.
Desde el México postrevolucionario, hasta hoy, solamente dos partidos políticos han gobernado el país. Y los mismos dos partidos se encuentran con amplias posibilidades de volver a hacerlo a partir de diciembre de este año. México ha tenido a través de las décadas, un enorme desarrollo en muy diversas áreas. En algunas otras, sin duda, se encuentra muy atrasado. Es innegable que hoy no estamos en el mismo México de 1910.
Aciertos y errores son atribuibles a estos dos partidos. Sin embargo, quien tiene mayor responsabilidad de lo bueno y lo malo que ha pasado en México es el PRI, pues es el partido que más tiempo ha gobernado.
Del PRI emanaron presidentes buenos y presidentes malos, muchos de ellos de las más variadas ideologías dentro del ejercicio pragmático del poder. Un ejemplo de un gobierno efectivo, honesto y de izquierda sería el de Adolfo López Mateos. Un ejemplo de un gobierno promotor de la empresa (de derecha) y pionero del desarrollo estabilizador sería el de Miguel Alemán, aunque no tan honesto. Por otro lado, un gobierno de excesos dentro de la izquierda sería el de Luis Echeverría, mientras que un gobierno cuestionado dentro de la derecha sería el de Carlos Salinas.
¿Qué motiva esta breve reflexión? Que la ideología que cada gobernante enarbole no es garantía del resultado de su gestión. Llevamos años escuchando que la izquierda puede representar un grave peligro para México, cuando hemos tenido ejemplos de gobiernos efectivos dentro de la izquierda. Hablamos de la derecha como una solución a nuestros problemas, cuando gran parte de ellos han sido causados precisamente en gobiernos de derecha. La izquierda o la derecha no son buenas ni malas; es bueno o malo el gobernante que elegimos. Es una posición muy cómoda responsabilizar a una corriente ideológica de los actos de un gobernante.
Al igual que en el Springfield de los Simpson con la visita de cualquier forastero, en Juárez estamos de ‘manteles largos’ por la visita de la politóloga guatemalteca Gloria Álvarez, programada para esta semana. Esta mujer parece ignorar completamente de lo que habla; aunado a ello, ignora que la Constitución prohíbe a los extranjeros participar en política en nuestro país. En lo personal, me refleja una idea de ser una agitadora profesional o simplemente una propagandista a sueldo de ciertos intereses. Todo lo que hace en sus conferencias a modo es criticar la ideología socialista, pues dice que de ella han emanado dictadores como Stalin, Fidel Castro o Hugo Chávez. Es verdad, estos dictadores emanaron de la izquierda. Pero parece olvidar que dictaduras como las de Hitler en Alemania, Francisco Franco en España, Augusto Pinochet en Chile, Rafael Trujillo en República Dominicana, Jorge Rafael Videla en Argentina, y Alfredo Stroessner en Paraguay han emanado de la derecha, y han sido igualmente represivas y sangrientas.
Responsabilizar a una corriente ideológica por las acciones de un gobernante es ignorante y enormemente simplista. El problema en nuestro hemisferio es la profunda corrupción y el enorme grado de impunidad que existe en gobiernos de izquierda y de derecha. Reino Unido ha tenido ejemplos de grandes gobiernos de izquierda (Tony Blair) y de derecha (Margaret Thatcher). Lo mismo España, Francia y Alemania. Ni qué decir de los países nórdicos.
Algo no está funcionando bien cuando la gente tiene que acudir a un mesías porque existen carencias en su entorno. Es esa tierra fértil para el populismo y la demagogia. La mejor forma de combatir el populismo y la demagogia no es reprobando una ideología: es sentando bases para un desarrollo más equitativo en una sociedad. Si no se quiere llegar a tener en el poder una izquierda comunistoide mañana, se tiene que aprender a ceder en ciertas demandas colectivas hoy (mejora de salarios, seguridad social, etc.) No podemos pretender que ante tanta desigualdad, la masa no se deje seducir por el canto de las sirenas. Finalmente, si todo se va al carajo, ¿qué tendrían que perder quienes menos tienen?

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