Opinion

Juárez 2018, nada está escrito

Carlos Murillo/
Analista

2018-02-10

Todos los procesos electorales son atípicos, pero el 2018 será en verdad uno bastante raro. En este año, por primera vez se homologa el calendario electoral –coincide con las elecciones federales de presidente, diputados y senadores–. Asimismo, habrá la posibilidad de reelección después de 100 años. Por si esto fuera poco, también está el factor Morena y la nueva mafia del poder local, el PAN, que vuelve por sus fueros a pelear Juárez, la plaza más rentable del estado en términos electorales.
El roster de los candidatos está casi está listo. Primero hay que decir que cualquier alternativa tiene posibilidades, unos más y otros menos, pero en el juego de la democracia todos los que aparezcan en la boleta eventualmente pueden ganar.
Sin embargo, en Ciudad Juárez existen ciertos elementos que permiten hacer un análisis político, por ejemplo, el comportamiento del votante en las últimas elecciones, las alianzas entre los grupos de poder político y económico, las condiciones actuales y, como en el concurso de Master Chef, el “ingrediente sorpresa”, que puede ser el contrapeso que incline la balanza.
Haré algunas precisiones antes de comenzar con el análisis. Primero, quiero dejar en claro que esto no es un oráculo para ver el futuro. Ante la complejidad del caso, es imposible predecir lo que sucederá en las próximas elecciones. Miente quien dice que trae en la bolsa la elección y miente también quien dice que el otro seguramente perderá. Estas afirmaciones ni siquiera pueden ser evaluadas a través de la lógica, porque los hechos futuros no son comprobables. 
Por otro lado, también miente el alquimista que predice que alguien ganará por que tiene el poder económico o el poder político, en todo caso, si esto fuera una ley universal Carlos Hank Rhon en Baja California hubiera ganado hace unos años. Hoy, los millennials electorales son los nuevos alquinmistas, porque le atribuyen a las redes sociales propiedades casi mágicas para ganar las elecciones, pero tampoco las redes sociales son una pócima infalible. En resumen, no gana el que tiene más dinero, ni quien tiene más amigos en el poder, ni quien es una bomba en las redes sociales. En política nada está escrito.
Como decía Steve Jobs, es más fácil unir los puntos hacia atrás que hacía adelante. Entonces veamos el análisis desde la ventana del pasado, estos hechos objetivos nos permitirán valorar el presente y cada quien que saque sus propias conclusiones para un posible futuro.
Vayamos pues por estricto orden de aparición. El primero en levantar la mano en esta elección fue Armando Cabada, el presidente que compite por la vía independiente, pero que operó con las mismas estructuras y la misma red del poder político del PRI. Hoy, la red de Cabada está extendida por varios lados; durante un año y medio, el alcalde independiente lo mismo acudía a Bucareli a la oficina de Osorio Chong a cuadrarse, como también fue y le prometió apoyo a Mancera en la CDMX y lo mismo hizo con el Bronco y con Margarita Zavala cuando visitaron la ciudad. Pero el que mucho abarca, poco aprieta, como dice el refrán popular. Está con todos y con nadie.
Hoy Cabada mantiene el poder político en Juárez, pero sus operadores son prestados ¿qué pasará cuando se los pidan de regreso? En cuanto a la popularidad, es innegable su aceptación en los sectores más populares, pero no se nos olvide que el Teto también era un ídolo en algunas colonias del poniente hasta hace unos años.
La gran ventaja de Cabada en el 2016 fue el crecimiento del antiduartismo y el antitetismo en el PRI y que los corralistas en el PAN lo promovieron como el voto útil cuando Vicky Caraveo no despegó en las encuestas. Esto provocó un caldo de cultivo para el voto cruzado jamás antes visto; a río revuelto, Cabada mandó a sus operadores priístas a las colonias, ante la confusión de la gente que no sabía quien era quién, entonces regresamos a la época de la revolución mexicana, cuando los caudillos se separaron y los revolucionarios decían “somos de los mesmos pero andamos devedidos”.
Hoy Cabada es Cabada, ya no es mitad PRI. Ahora su peso está en la nómina, que no es menor, pero tampoco garantiza nada, además, el experimento del voto cruzado es tan azaroso que nadie en su sano juicio volvería a intentarlo, por eso Cabada mandó a registrarse como independientes a diputados locales, federales y hasta a su propio candidato síndico. 2018, es la primera elección para el partido independiente de Juárez (PIJ). Y el ingrediente sorpresa de Cabada es la denuncia de Héctor González, periodista de Televisa que acusa a Cabada de amenazas; en las próximas semanas veremos cómo evoluciona el asunto. Conforme a estos antecedentes, es posible calcular que el peso real de Cabada es de un 30% de la votación, después de quitarle a sus antiguos aliados con quienes logró un histórico 48% en el 2016.
Continuando con el orden de aparición, en Morena, quien entró a ponerle sabor al caldo fue el ex priísta Javier González Mocken, hermano del ex regidor, ex diputado, ex aspirante del PRI a la presidencia y candidato por el Partido Verde, por el PAN y por el PT, Héctor González Mocken. Ambos hoy de nuevo ex priistas y quizá mañana sean otra vez priistas. Así de noble es el PRI.
González Mocken tiene entre sus pocos activos haber ocupado la presidencia municipal en 2016 supliendo a Enrique Serrano, su exposición mediática a nivel nacional e internacional por la visita del Papa Francisco le permitió ampliar su cobertura en el conocimiento de la gente, por otro lado, levantó la bandera popular de la prohibición del cobro en los estacionamientos, estos dos eventos fueron su plataforma para formar un grupo de fans en las redes sociales.
El diputado Pedro Torres es otro precandidato de Morena, Torres es un periodista reconocido en el medio y como legislador ha mantenido buen ritmo, pero entre la sociedad abierta no es tan conocido. En un duelo de encuestas seguramente González Mocken estará por encima, por lo que se perfila para convertirse en otro candidato más de Morena que recién ha salido de las filas del PRI, por eso es tan lógico el meme que circula en Facebook donde dice que “de tanto priistas que se brincan a Morena, ya se convirtió en PRIeta”.
De obtener la candidatura, González Mocken difícilmente le quitará votos PRI, porque está comprobado que el voto duro del PRI no se mueve ni con pomada de la campana, ya es clásica la anécdota de que, en el destape presidencial de Miguel Alemán Valdés, la gente decía “va a ser Alemán” y el priísta de hueso colorado contestaba “chino que fuera, si lo pone el partido hay que votar por el”. Entonces, González Mocken será un competidor fuerte en popularidad, pero sin  estructura en la operación electoral ni los patrocinadores tradicionales, pero aún así podría ganarle votos al independiente Cabada y crecer un poco con el efecto AMLO (en caso de que “ya sabes quién” se mantenga como hasta ahora en el primer lugar). Morena y González Mocken con suerte alcanzarán el 10 por ciento de la votación en Juárez, más del doble que en el 2016. Un éxito pírrico.
En el PRI, Adriana Terrazas Porras es la precandidata única, se trata de una mujer que puede presumir que pertenece a la generación del esfuerzo, maestra de formación y empresaria exitosa, fue candidata a diputada local, diputada federal en dos ocasiones, senadora y ahora candidata. La maestra Terrazas, ya hizo historia al convertirse en la primera mujer que el PRI postula por la presidencia municipal y la única mujer en el proceso del 2018.
Adriana Terrazas fue coordinadora de la campaña de Enrique Serrano a la gubernatura y es una conocedora de la operación política-electoral, viene por la revancha del 2016 con dos factores a su favor, el primero es que su diagnóstico hoy es el más realista de todos, nada de triunfalismos, ni de echar campanas al vuelo, lo que le permite hacer un plan estratégico para su campaña y la segunda ventaja es que el aprendizaje del proceso anterior le permitirá detectar los puntos ciegos del 2016 para no volverlos a repetir.
El PRI, a pesar de los resultados estatales, en Juárez ganó la sindicatura, empató la elección de gobernador y rescató tres distritos locales con el puro voto duro. Hoy, sin el fuego amigo, el PRI será mucho más competitivo. El PRI comienza con su piso, un 25 por ciento de la votación y podría crecer con una buena estrategia hasta el 30 por ciento.
Finalmente, está el PAN, donde ayer se registró Ramón Galindo Noriega, ex presidente, ex diputado, ex senador, ex candidato a la gubernatura, un viejo lobo de mar, muy aceptado por el voto duro del PAN, pero con un mal recuerdo de los juarenses en su paso por la presidencia, Galindo competirá contra Carlos Angulo Parra, un desangelado político que fue diputado federal y fallido coordinador de Gobierno Abierto con Javier Corral, irónicamente es el menos malo de los dos.
El PAN ganó seis curules de Juárez en el 2016, pero Javier Corral apenas empató aquí, ya ni qué decir de Vicky Caraveo que se fue hasta el tercer lugar por la traición de los corralistas que buscaron el voto útil con Cabada (cuando era amigo de Corral y se iban a tomar café a la Nueva Central). Sin embargo, hoy con el poder político del estado y los financiadores del Nuevo Amanecer, podría convertirse en alternativa para que regresen los votos panistas que mandaron con Cabada en la elección anterior. Seguramente la candidatura la ganará Ramón Galindo, pero en una contienda interna del PAN puede pasar cualquier cosa. Por mucho, Angulo es la opción menos mala que podrían elegir, lo que le permitiría crecer del 14 por ciento al 20 por ciento de la votación, con esos candidatos no podrán subir más.
Ese es el análisis político y electoral al día de hoy, pero esto apenas comienza.

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