Opinion

Un martes 13 cualquiera...

Carlos Irigoyen/
Analista

2018-02-08

En Juárez se vivirá intensamente la semana que viene una serie de festividades con aroma a frontera, el “martes gordo”, el “miércoles de ceniza” y “el día del amor y la amistad”. El “martes gordo’ o “Fat Tuesday” es el último día para excederse en toda clase de fiesta según la tradición norteamericana.
Si bien es una costumbre que nace en la Europa medieval, la mayor de las fiestas es en Nueva Orleans desde 1857, incluso el día es legalmente inhábil para que disfruten del evento. La fiesta incluye el uso de tres colores; el morado simboliza la justicia, el verde la fe y el color oro representa el poder y este año ocurre justo el día anterior a la imposición de la ceniza el acto simbólico que marca el inicio del tiempo de la Cuaresma.
Un periodo de profunda reflexión para quienes son creyentes del tiempo cuaresmal, el que relata la Pasión, muerte y resurrección de Cristo. Interesante, se viene el consumismo en su máxima expresión; por un lado la fiesta de las máscaras que esconden la persona pero que desata su personalidad de darle rienda suelta a los placeres.
Es el desenfreno que se vive en los carnavales contra el sentido de ayuno, oración y reflexión pero el mexicano tiene una salida y explicación lógica al reto y hasta lo canta: hay diosito si borracho te ofendí en la cruda me sales debiendo.
La Cuaresma en el estricto sentido mercadológico es una gran oportunidad de consumo. En México se consumen casi dos millones de toneladas de pescado y mariscos con un valor que supera los 35 mil millones de pesos.
Habrá que ver si esta maltrecha economía modelo 2018 nos permite acceder a ese tipo de productos: pulpo, filetes, tostadas de mariscos, romeritos, crepas de mariscos, sopas de pescado y camarón en sus diversas presentaciones; menos “gourmet” será el atún en las mas diversas presentaciones junto con los charales o las sardinas.
Los granos como las alubias, las lentejas, chacales y las habas. Otros platillos como las pastas, ensaladas y pollo tendrán un lugar en muchas mesas; y por supuesto, la clásica capirotada.
Sin embargo, es bien sabido que hay una tendencia al alza en el costo de este tipo de productos; la ley de la oferta y la demanda como escudo para generar mayores ganancias sobre las preferencias alimenticias de los consumidores. Y a todo lo anterior hay que agregarle otro ingrediente especial a esta fecha, uno de los días símbolos del consumismo: San Valentín. Según las ultimas cifras de gasto, el 65 por ciento de los mexicanos tiene planeado gastar en San Valentín. Veremos cómo los cruceros juarenses se adornan de un montón de rosas, globos de helio con sendas leyendas de amor y amistad; fiestas por doquier realizadas en restaurantes y antros, los moteles y algunos hoteles llenos; el verdadero sentido del día se contrapone y será muy interesante ver en la psicología del juarense cómo los procesa, respetar el día de guarda de acuerdo a las tradiciones religiosas o ser una continuación del Mardi-Gras y su aplicación al estilo mexicano, por aquello de festejar con bombo y platillo el Día del Amor y la Amistad.
La oportunidad de ventas debe ser un platillo festivo, como un dilema filosófico se presta a la duda. Los hombres mexicanos gastan en promedio mil 400 pesos, las mujeres un poco más conservadoras le invierten en promedio casi $700. Las mujeres gustan de recibir una cena, flores o una grata experiencia como el cine; los hombres declaran la cena, la experiencia o bien algo que los sorprenda.
Así los astros se alinearon y hay un inicio de Cuaresma con precios exorbitantes y obligaciones sentimentales que harán que el consumidor gaste para quedar bien con sus amistades, la presión social suele ser intensa borrando cualquier buena intención como la frase de extracción de Profeco: “regale afecto, no lo compre”, tan arcaica como anecdótica.
Los cambios generacionales se verán confrontados; los baby boomers y la generación X se enfrentarán en tradiciones a unos millenials que suelen romper paradigmas de forma recurrente.
Habrá que ver de qué forma aprovechan los comercios las oportunidades comerciales de la semana que viene, que no los amedrente el martes 13, el mardi-gras o alguna otra superstición. Es el mundo de lo pagano que se enfrenta al espiritual y en medio de ambos como fiel espectador, el consumismo de una sociedad que parece ser un barril sin fondo.  

X